Sánchez abandona la histórica reclamación del Aeropuerto de Gibraltar en el acuerdo con Reino Unido

Josep Borrell firmó el pasado lunes el Acuerdo Internacional negociado con Reino Unido para afrontar la situación de Gibraltar tras el Brexit en materia de fiscalidad y protección de los intereses financieros

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez en una reciente imagen.
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez acaba de rubricar, en uno de sus últimos actos en esta legislatura, un acuerdo internacional de duras consecuencias para España. Y es que la histórica reclamación española sobre el Aeropuerto de Gibraltar ha quedado aparcada en el primer acuerdo internacional sobre este territorio que se ha firmado desde el Tratado de Utrecht.

A simple vista puede parecer un pequeño detalle. Pero no es así: diplomáticos consultados por OKDIARIO confirman que en derecho internacional lo que no se reivindica, se asume. Y eso es lo que se temen que acaba de hacer España: asumir que el mismo régimen opera sobre Gibraltar que sobre el Aeropuerto. Lo que supone una nueva cesión que lastrará la reivindicación tradicional de España sobre la gestión del Aeropuerto.

El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, firmó el pasado lunes el Acuerdo Internacional negociado con Reino Unido para afrontar la situación de Gibraltar tras el Brexit en materia de fiscalidad y protección de los intereses financieros. El propio Borrell se encargó de subrayar que es «el primer Tratado internacional entre España y Reino Unido sobre Gibraltar después del Tratado de Utrecht», firmado en 1713 y por el que España cedió el Peñón.

Hasta ahora, España había mantenido distintas reclamaciones sobre Gibraltar: una sobre el propio Peñón, otra sobre las aguas que lo rodean, y, entre otras, una tercera sobre el Aeropuerto.

La negociación de Reino Unido con la UE por el Brexit era la primera gran oportunidad de España -desaprovechada por Sánchez- para haber presionado a Londres sobre Gibraltar, usando una moneda de cambio importante para el Gobierno británico: su estatus de salida de la UE (situación comercial, movimiento de personas, control de fronteras, etc.). Sánchez no la usó.

Pero ese acuerdo del Brexit abría una segunda negociación: la que debían desarrollar Reino Unido y España para tratar sus acuerdos sobre Gibraltar con una Gran Bretaña fuera de la UE. Y, de nuevo, Sánchez ha dejado en mala posición a España. Porque la histórica reclamación sobre la cogestión del Aeropuerto no figura en el documento y eso, como ya se ha explicado previamente, será interpretado por el derecho internacional y por los británicos como una cesión.

El «Acuerdo Internacional en materia de fiscalidad y protección de los intereses financieros entre el Reino de España y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte en relación con Gibraltar” afirma que “a los efectos del presente Acuerdo, el Reino Unido actúa en su condición de Estado responsable de las relaciones exteriores de Gibraltar”.

El texto prosigue así: “Habida cuenta de que ni el presente acuerdo, ni ninguna acción o medida tomada en aplicación o como resultado del mismo, implica una modificación de las respectivas posiciones jurídicas del Reino de España y del Reino Unido con respecto a la soberanía y jurisdicción en relación con Gibraltar, las partes decididas a mejorar la cooperación en el ámbito de la fiscalidad y la protección de los intereses financieros, han convenido en lo siguiente”.

A partir de ahí se fijan las nuevas reglas del juego, pero partiendo de que lo que se ha plasmado se supone que es, como dice el texto, la postura siempre defendida por Reino Unido y España.

Pues bien, en ese contexto, al llegar al artículo 9, se puede leer que, en materia de “extensión territorial”, en lo que respecta “al Reino Unido, el presente acuerdo se aplicará únicamente al territorio de Gibraltar”, incluyendo, por lo tanto todo lo tratado sobre controles fiscales, empresariales y relaciones comerciales como aplicable a ese “territorio”.

Un diplomático español ha aclarado a este diario que, al no haberse regulado nada específico sobre el Aeropuerto de Gibraltar -pese a tener aplicación obviamente sobre él las materias fiscales, económicas y comerciales-, e incluir este artículo 9, lo cierto es que se ha incluido al Aeropuerto dentro del “territorio” de Gibraltar a efectos legales, cuando España nunca había aceptado ese punto.

Efectivamente, resulta fácil comprobar como el texto del Acuerdo sobre la retirada del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte de la Unión Europea y Comunidad Europea de la Energía Atómica, efectivamente, sí recogía la mención expresa a que “el Reino de España y el Reino Unido con respecto a Gibraltar deberán cooperar con miras a preparar y respaldar la aplicación efectiva” de lo pactado, para lo que ambos países deberán llegar “a un acuerdo satisfactorio sobre el uso del Aeropuerto de Gibraltar”.

Ese acuerdo se ha alcanzado: pero se ha hecho equiparando el Aeropuerto al “territorio”. Y se ha hecho, para colmo, con un rango legal equivalente al del Tratado de Utrecht, con lo que la apariencia de la renuncia es la de no haber reclamado nunca lo que ha sido una pelea histórica: la gestión compartida del Aeropuerto de Gibraltar. La renuncia, incluso, podría extenderse a las aguas, aunque en ese caso, es más complejo de aclarar. Pero los diplomáticos consultados por este diario señalan que donde Reino Unido sí puede hacerse fuerte es en afirmar que la reclamación de España sobre el Aeropuerto ha pasado a mejor vida.

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