El riesgo de que los presos diputados acudan a consultas con el Rey

El riesgo de que los presos diputados acudan a consultas con el Rey

El riesgo de poner al Jefe del Estado en el aprieto de tener que recibir en su residencia oficial a los presos independentistas, si son designados por su partido para celebrar las preceptivas consultas antes de la designación de un candidato a la investidura, es real y existe en estos momentos. La suspensión de los ya diputados de Junts per Catalunya y Esquerra Republicana de Catalunya se demora debido a la decisión de la nueva Presidenta del Congreso de que sea el Tribunal Supremo el que disponga si los nuevos miembros de la Cámara Legislativa deben ser suspendidos de sus funciones o no.

A la controversia suscitada entre distintos poderes del Estado acerca de quien debe tomar la medida de suspender a los parlamentarios separatistas se ha unido la Fiscalía, que se ha decantado por defender que sea el Supremo el que tome la decisión. En el Palacio de la Zarzuela, lo que dejan claro es que el monarca cumplirá de manera estricta con los preceptos constitucionales y que recibirá en las consultas previas a la designación de un candidato a la presidencia del Gobierno a los representantes de los partidos que estén en la lista que la Presidenta de las Cortes, Meritxell Batet, le presente al Rey Felipe. O sea, que la Casa del Rey no se va a inmiscuir en caso alguno en los criterios que use la nueva presidenta para elaborar la lista de los políticos que irán a despachar con el monarca.

Lo previsible es que el inicio de esas consultas se demore aún una o dos semanas y que lo más probable es que para esa fecha el asunto de la suspensión de los cuatro diputados y un senador presos esté ya resuelto y haya dejado de ser la típica patata caliente que unos y otros se pasan con prisa para evitar quemarse. Pero la idea de que al final no fuera así y que los separatistas catalanes decidieran que fueran Oriol Junqueras y Jordi Sánchez a celebrar esas consultas ha calentado el ambiente en los pasillos de la Carrera de San Jerónimo en los que una buena parte de sus Señorías lo consideraría un gran escándalo.

Sin embargo, en las dependencias del Palacio de la Zarzuela no se muestra la más mínima expresión de rechazo a la posibilidad de que Junqueras o Sánchez llegaran hasta el mismo despacho de don Felipe, quien les recibiría cortésmente a pesar de la fuerte oposición que ellos muestran por la monarquía. Por recibir a políticos incómodos ya pasó el Rey Juan Carlos cuando se abrieron las puertas de la residencia del Jefe del Estado al líder de Herri Batasuna, oriol jun, en 1993, quien aceptó incluso ponerse corbata y chaqueta para ver al monarca. Y en un momento de los llamados años de plomo en Euskadi, poco después de que ETA asesinara a seis militares en un sangriento atentado perpetrado en Madrid.

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