Rabat da por amortizado a Sánchez: cree que perderá las elecciones y sondea a Feijóo por el Sáhara
El Gobierno de Pedro Sánchez vuelve a España desde Rabat con veinticinco acuerdos estratégicos firmados pero con la sensación de que, al menos en términos de imagen, el encuentro ha servido de poco. El plantón del rey Mohamed VI a Sánchez ha eclipsado todo lo que el Ejecutivo asegura haber obtenido de esta cumbre, en la que no se ha hablado de Ceuta y Melilla pero sí del Sáhara. Sánchez está emplazado a volver a Marruecos «próximamente», invitación que ha aceptado, pero en la diplomacia marroquí sospechan que la de esta semana puede ser la última visita de Sánchez como presidente al país: ven poco factible que ese nuevo viaje se produzca antes de las elecciones generales de este año. Unas generales en las que, además, en Marruecos ha calado la idea de que será sustituido por el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Y los acercamientos al presidente del PP ya han comenzado.
Pese a que Moncloa ha intentado revestir esta Reunión de Alto Nivel como un viaje oficial de primer orden en la agenda internacional de España, dotándola del contenido que aportan los 25 acuerdos bilaterales firmados por la mitad del Ejecutivo presente en Rabat, en Marruecos prácticamente se ha asumido que se trata de la visita de un presidente poco menos que en funciones. Amortizado.
Según ha podido saber OKDIARIO, el sentir dentro del Gobierno marroquí sobre esta cumbre difiere y mucho de la imagen que trata de difundir Moncloa. Por un motivo concreto: creen que si Sánchez no gana las próximas elecciones generales, la agenda marcada en esos 25 memorandos de entendimiento firmados en Rabat quedarán poco menos que en papel mojado.
Tal y como admiten fuentes diplomáticas españolas, el Gobierno marroquí insistió mucho durante los encuentros de estos días en recalcar que los acuerdos firmados en esta cumbre deberían cumplirse, incluso aunque se produzca un cambio de Gobierno en España. Un futurible que no han pasado por alto en la delegación española, pero al que respondieron con un compromiso de que lo firmado es «la posición de España y no de un Gobierno concreto».
Sondeos
En la dirección de relaciones internacionales del primer ministro marroquí admiten seguir con interés las encuestas electorales que se vienen sucediendo en España. Unos sondeos que, salvo los oficiales del CIS, no son nada favorables a Sánchez. De ahí la cautela con la que encajan los resultados de esta cumbre a nivel gubernamental en Rabat.
Desde Rabat admiten, incluso, que Marruecos contempla como un hecho probable que Alberto Núñez Feijóo comience 2024 como presidente del Gobierno de España. Una posibilidad sobre la que ya ha venido trabajando la diplomacia marroquí, que no niega contactos con el equipo internacional del Partido Popular.
De hecho, el primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch, ya conoce a Feijóo personalmente. Se reunió en mayo de 2022 con él en un congreso del PP Europeo en Rotterdam (Holanda), tras el que el líder popular declaró que «con Marruecos queremos amistad y buena vecindad, pero siempre lealtad y sinceridad». Aquel encuentro terminó con una invitación a visitar Rabat, prevista inicialmente para el pasado otoño pero que no llegó a materializarse.
Hay, dicen, «buenas relaciones» con Feijóo y con el PP, por lo que no esperarían «grandes cambios» en la política española hacia Marruecos en caso de que el líder popular accediese al poder en las próximas generales. Se espera una política de «hechos consumados» incluso en la cuestión del Sáhara, el asunto innegociable y clave para la diplomacia marroquí.
Estas mismas fuentes aseguran que ven en Feijóo una forma de hacer política «muy diferente» a la de Pedro Sánchez. La definen como «más enigmática».
Plantón
Según explican fuentes diplomáticas, esta podría ser una de las claves para entender la negativa de Mohamed VI a desplazarse hasta Rabat para recibir a Sánchez y, así, bendecir lo acordado en esa cumbre. Algo que en Moncloa entienden que sí ha hecho el monarca alauita a través de esa llamada de media hora, poco antes de que Sánchez tomase el avión hacia la capital marroquí. Pero en Marruecos no lo ven de la misma forma.
Señalan, además, que Mohamed VI «no suele recibir en visita oficial a dirigentes que estén cerca de unas elecciones» por una cuestión de «mantener la neutralidad». A no ser, explican, que al monarca le interese estratégicamente tomar partido por un candidato en caso de que una visita oficial a Rabat pueda ayudarle. Es una situación que se ha dado «en contadas ocasiones» y que no parece encajar en el caso de Sánchez. En Rabat se ve como «muy poco probable» que la visita se produzca antes de las elecciones.
Cara y cruz
En Marruecos perciben al Gobierno de Sánchez por una doble vertiente. Por un lado, Pedro Sánchez encarna al presidente español que más terreno ha cedido ante Rabat, ya que la cuestión del Sáhara y el reconocimiento al plan de autonomía para el territorio se considera la mayor victoria diplomática de las últimas décadas. Un hito difícilmente superable. Se pudo ver estos días en Rabat, donde cada vez que Sánchez pronunciaba la palabra Sáhara en sus intervenciones, el auditorio local estallaba en aplausos.
Esa es la cara, pero también está la cruz: consideran al Gobierno de Sánchez como el más beligerante desde la era Aznar. No se duda, incluso, en calificar al Ejecutivo como «de extrema izquierda» por la presencia de Podemos, que en Rabat consideran que «insulta» a Marruecos con sus declaraciones sobre el Sáhara y sobre el respeto a los derechos humanos. La ausencia de la formación morada en esta cumbre no ha sido recibida como una mera anécdota por la parte marroquí.