Puigdemont declara la independencia pero la deja en suspenso
El presidente catalán, Carles Puigdemont, ha declarado la independencia de Cataluña, pero ha solicitado suspenderla y abrir un proceso de negociación y mediación con el Gobierno español y las instituciones internacionales.
«Hay un antes y después del 1 de octubre, hemos conseguido lo que nos comprometimos a hacer. Asumo presentarles el resultado del referéndum y pido a nuestros conciudadanos el mandato de que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de República», ha dicho Puigdemont, en su comparecencia, este martes, ante el Pleno del Parlament.
El dirigente independentista se ha remitido a la Ley del Referéndum, suspendida por el Tribunal Constitucional, que contempla que la independencia será efectiva dos días después de la victoria del ‘sí’, pero ha solicitado «que el Parlament suspenda los efectos de la ley de independencia para iniciar un proceso de diálogo», con el que pretende «llevar a cabo las demandas del pueblo de Cataluña». En su opinión, porque «con los resultados del 1 de octubre, Cataluña se ha ganado el derecho a ser un Estado independiente».
En castellano, Puigdemont ha pedido un esfuerzo al resto de españoles para conocer y reconocer lo que considera que está reclamando una mayoría de catalanes desde hace años: «No somos unos delincuentes ni unos locos ni unos golpistas», ha espetado. «Somos gente normal que pide poder votar y que ha estado dispuesta a todo para establecer el diálogo necesario para realizarlos de forma acordada».
El presidente catalán ha considerado que el deseo mayoritario de los catalanes es «reentenderse mejor» con todos ellos porque, a su juicio, «la relación no funciona». «Si todo el mundo actúa con responsabilidad, el conflicto se puede resolver de manera serena. Por nosotros no quedará», ha añadido.
No obstante, Puigdemont ha trufado su discurso de reproches al Estado español por lo que ha calificado de «persecución» por «querer votar» y ha criticado la respuesta del Gobierno a las demandas «siempre pacíficas» de los catalanes.
En ese sentido, ha criticado la sentencia contra Artur Mas y tres consejeros de la Generalitat por el 9N y las fianzas «arbitrarias» que deben depositar en los próximos días, así como la actuación judicial «por permitir que este Parlamento pudiera debatir».
El dirigente secesionista ha observado que «con el objetivo de hacer posible el referéndum, las instituciones y la sociedad civil catalana han iniciado muchas iniciativas ante el gobierno y las instituciones españolas», como «abrir un diálogo para un referéndum como el de Escocia», con una pregunta acordada y «donde las dos partes se comprometieran a aplicar el resultado con una negociación que protegiese los intereses respectivos». La respuesta del Gobierno, ha reprochado, «ha sido el rechazo absoluto».
Por eso, Puigdemont ha llegado a la conclusión de que para «muchos ciudadanos, la única salida es que Cataluña se constituya en un Estado», ha añadido.
El presidente catalán ha desplegado todo el argumentario del victimismo secesionista para referirse al referéndum ilegal y los «violentos ataques policiales» contra los manifestantes, cuyo objetivo, ha dicho era «sembrar el miedo».