Puigdemont a la desesperada: lanza a la CUP y los CDR a sublevar la calle para forzar su investidura
La decisión del presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, de aplazar el Pleno de investidura de Carles Puigdemont ha dejado al descubierto la fractura del independentismo. El prófugo se siente traicionado por ERC y, en estos momentos, los radicales de la CUP, sus cachorros de Arran y los hipermovilizados Comités de Defensa de la República (CDR) son los únicos aliados de Puigdemont para conseguir en la calle lo que un Torrent cercado por el Constitucional no le ha permitido alcanzar este martes en el hemiciclo.
La CUP ha sido la primera el levantar la voz para criticar la decisión del presidente del Parlamento regional. «La democracia no se suspende», le han advertido al presidente Torrent, con carnet de ERC.
Los cachorros de la formación antisistema no se han mordido la lengua. Arran acusa a Torrent y a ERC de haber entregado de nuevo el Parlamento a la justicia española. Y acompañan su argumento con una cita de Rosa Parks: «Cuando más cedíamos y obedecíamos, pero nos trataban».
«Preparados para todo»
Los CDR colocan las decisiones de Torrent y el Tribunal Constitucional en el mismo nivel de daño al procés y advierten de que no aceptarán «ni imposiciones ni dilaciones». «No pediremos permiso para ser libres», aseguran, al tiempo que llaman a la movilización popular. Los CDR habían movilizado estos días a sus activistas aconsejándoles que estuvieran «preparados para todo porque será un día largo».
Los cuatro diputados antisistema, tras hacerse una foto en el hemiciclo a la hora en la que estaba prevista el comienzo de la sesión de investidura aplazada, han salido a los alrededores del Parlamento catalán para manifestarse con las 1.200 personas que a esta hora se concentran convocadas por la ANC.
La ANC ha mantenido la concentración a pesar de que Torrent ha pospuesto el pleno con el fin de reclamar «que la sesión de investidura para restituir el presidente Carles Puigdemont se lleve a cabo sin ingerencias». Los radicales interpretan la maniobra de Torrent como una prueba de su debilidad ante la ley.
En este caldo de cultivo, decenas de jóvenes han roto esta tarde el cordón policial que protege la sede del Parlamento catalán y han penetrado en el parque de la Ciudadela.