El PSOE recuerda el asesinato del socialista Ernest Lluch sin mencionar a ETA ni al terrorismo
El PSOE omite a ETA o al "terrorismo" en su recuerdo, mientras Pedro Sánchez directamente se olvida del aniversario
El PSOE comenzó eliminando la palabra ETA en sus homenajes al asesinado ex ministro socialista Ernest Lluch. En los últimos años, el partido que lidera Pedro Sánchez sustituyó la mención a la banda criminal por el concepto de «terrorismo». Ahora, en el aniversario de su asesinato a manos de tres terroristas beneficiados por el Ejecutivo socialista, el PSOE ya ha prescindido incluso de la palabra «terrorismo» para recordar a una de las voces que con mayor contundencia condenó la actividad de ETA. Sánchez, por su parte, lleva años sin recordarle públicamente. Una de sus asesinas llegó a ser acercada el día de su aniversario, mientras que en 2022 coincidió con los pactos con EH Bildu.
El PSOE ha señalado en un mensaje difundido en sus redes que «hace 23 años del asesinato de Ernest Lluch, nuestro compañero. Socialista comprometido con sus valores y con sus ideas, nos dejó un gran legado basado en la convivencia y en el diálogo. Siempre en nuestra memoria».
Ni ETA ni el terrorismo forman parte de ese mensaje, que aboga por el «compromiso con la justicia social y la democracia» de Ernest Lluch, en un montaje gráfico que incluye de fondo la icónica carta manuscrita de 1999 en la que el ex ministro de Sanidad con los primeros gobiernos de Felipe González definía lo que es el socialismo.
Este año, el presidente del Gobierno -como ocurrió el anterior- tampoco ha hecho mención al asesinato del histórico del PSOE Ernest Lluch. En 2022 fue muy criticado su ‘olvido’, ya que coincidió con las fechas del pacto alcanzado con EH Bildu. Años atrás, como se contó en estas páginas, el aniversario del asesinato de Lluch coincidió con el acercamiento a una cárcel más próxima al País Vasco de Lierni Armendariz, colaboradora necesaria de ETA en aquel atentado.
Se da la circunstancia de que los cuatro terroristas que le mataron, entre ellos el histórico y sanguinario Iñaki Krutxaga, ya han recibido beneficios penitenciarios y se encuentran cumpliendo condena en cárceles del País Vasco, tras obtener acercamientos en los últimos años. Los otros dos restantes son Fernando García Jodrá y José Ignacio, acercados al País Vasco en diciembre del pasado año en una de las últimas rondas antes de finiquitar definitivamente la política de dispersión.
Su asesinato
El martes 21 de noviembre de 2000, a las nueve de la noche, Lluch volvía a su domicilio particular tras otro día de trabajo como profesor universitario de Historia de las Doctrinas Económicas, una docencia a la que había vuelto tras retirarse de la política. Introdujo su vehículo en el aparcamiento, pensando que estaba sólo allí dentro. Pero no.
Agazapado tras un vehículo, en la oscuridad, se encontraba esperando desde hacía horas los etarras Iñaki Krutxaga y Fernando García Jodrá. Krutxaga abandonó su escondite para situarse silenciosamente a sus espaldas y descerrajarle un tiro en la nuca, modus operandi preferido de los pistoleros de la banda. Una vez en el suelo, le remató con otro tiro.
Lluch posiblemente ni llegó a ver a su asesino, pero es muy probable que la última persona a la que vio vivo fuese a Lierni Armendariz. Se encontraba vigilando el exterior, a las puertas del garaje, para evitar que la llegada de algún vecino pudiese dar al traste con la operación. Ella también fue quien ayudó a la huida del talde ejecutor de Lluch. El Ford Fiesta robado en el que huyeron explotaría minutos más tarde en un descampado.
Lluch permaneció durante una hora y media tirado, desangrándose, en el suelo de su garaje junto a su SEAT Córdoba. El tiempo que tardó en encontrarle un vecino, que lo halló muerto y abrazado a sus apuntes universitarios. Su asesinato conmocionó especialmente a la familia política del PSOE, donde era considerado una figura de referencia intelectual.
Famoso es el discurso que Lluch pronunció un año antes de su asesinato contra los pistoleros etarras en el que, visiblemente agitado, instó al entorno proetarra de Batasuna a «¡Gritar más, que gritáis poco! Porque mientras gritáis, no mataréis. Y eso es buena señal porque estas son las primeras elecciones en las que no va a ser asesinado nadie». Su predicción, por desgracia, no se cumplió y ETA siguió matando.
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