Los policías que custodian al líder polisario reciben la orden de alejar a la inteligencia marroquí
Las palabras del número 2 del Frente Polisario a OKDIARIO anunciando el deseo de Brahim Ghali de fugarse sin comparecer ante la Justicia forzaron al Ministerio del Interior a destinar a policías de paisano al hospital de Logroño en el que se encuentra el líder del Polisario. Pero los agentes no sólo han recibido órdenes de vigilar y garantizar el orden público. También han recibido una alerta muy específica: impedir el acercamiento de miembros de la inteligencia marroquí.
La Policía Nacional que se encuentra en estos momentos en el hospital San Pedro de Logroño, donde está ingresado el líder del Frente Polisario, ha recibido la orden de evitar altercados y, también, de alejar a la inteligencia marroquí. No existen medidas cautelares que impidan la salida de Ghali del hospital, ni de España, por lo que la función de la Policía no puede ser la de evitar una fuga.
El líder del Frente Polisario no ha recibido ninguna medida cautelar que limite su movilidad pese a estar citado a declarar judicialmente el 1 de junio y pese a que pesan sobre él denuncias por torturas y otras violaciones de derechos humanos. Pero el Gobierno sabe que la tensión rodea la llegada y estancia en España de Brahim Ghali: está declarado enemigo de Marruecos y, de hecho, la acogida en secreto del Gobierno español para su tratamiento de Covid ha sido el principal motivo que ha provocado la invasión consentida por Rabat de 10.000 inmigrantes ilegales en Ceuta.
El Ministerio del Interior, dirigido por Fernando Grande-Marlaska, destinó a varios agentes de la Policía para que hagan labores de vigilancia en el hospital donde se encuentra ingresado, después de que OKDIARIO publicara en exclusiva una entrevista en la que Salem Lebsir, mano derecha del jefe del Polisario, confesaba que Ghali estaba preparando su fuga de España.
Agentes de paisano
Tal y como ha podido saber este periódico, varios agentes policiales se encuentran desde el pasado martes desplegados en las inmediaciones del centro hospitalario vestidos de paisano para no llamar la atención ni de los médicos, ni de los pacientes. La orden que la Dirección General de la Policía ha dado a la Jefatura Superior de Policía de La Rioja es clara: vigilar los movimientos del líder del Polisario. Por este motivo están custodiando a Ghali durante las 24 horas con mucha discreción.
Pero, lo cierto es que la movilidad del líder del Polisario no está restringida judicialmente. Sobre él no pesan medidas cautelares. Ni de retirada de pasaporte ni de prohibición de salida de España.
La presencia policial comenzó, sin embargo, el mismo día que el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, decidió no retirar a Ghali el pasaporte con el que entró a España. La medida cautelar se solicitó por parte de las víctimas del militar árabe, representadas por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (Asadesh), que temen que salga del país sin declarar el próximo 1 de junio, como está previsto. El líder del Polisario está acusado de la comisión de los delitos de genocidio, lesiones, detención ilegal, terrorismo, torturas y desapariciones.
Ahora se descubre que las órdenes de la Policía incluyen la de mantener alejados a los servicios de inteligencia marroquíes.
Esta asociación pidió que las autoridades españoles prohibieran que Ghali saliera del país tras las palabras que Salem Lebsir, su mano derecha, pronunció tras ser preguntado por OKDIARIO. En concreto, Lebsir aseguró que el militar árabe no iba a declarar ante la Audiencia Nacional porque todas las acusaciones eran falsas. El objetivo de las acusaciones, según el dirigente saharaui, es ensuciar la imagen de Ghali. “¿Por qué va a ir, porque se le ha antojado a unos pro-marroquíes?”, dijo. Seguidamente, reconoció que Ghali estaba preparando su fuga. “En 10 días le darán el alta y volverá a su país”, confesó.
Más tarde, Ghali, y tras la polémica por las palabras de Lebsir, aceptó comparecer judicialmente siempre que pudiese hacerlo desde la habitación del hospital.
El motivo por el que el juez Pedraz ha decidido no adoptar ninguna medida cautelar es que «las informaciones que hayan aparecido en medios de comunicación no pueden, por obvio, dar lugar a acordar medida restrictiva alguna para cualquier investigado», tal y como consta en una providencia dictada el pasado 25 de mayo. De esta manera, el juez se refería a la entrevista publicada por este periódico en la que Lebsir también aseguraba que Ghali ya se había recuperado del coronavirus y se pasaba el día haciendo deporte en la habitación.
Crisis con Marruecos
Hay que recordar que la apertura de las puertas para la llegada masiva de inmigrantes marroquíes a Ceuta no ha sido la única respuesta de Rabat por la ayuda de Sánchez al líder del Frente Polisario. La colaboración policial y en asuntos de inteligencia ha saltado por los aires. La decisiva información antiyihadista que Marruecos proporciona de forma habitual y tradicional a España se encuentra en estos momentos mucho más que en entredicho. Y esa ayuda es vital en cualquier momento, y mucho más tras la oleada de 12.000 personas entrando sin control en España.
La hospitalización en España de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, le está saliendo cara al Gobierno de Pedro Sánchez. El Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí calificó desde el inicio de “grave” la crisis desatada entre los dos gobiernos por el apoyo a alguien considerado enemigo de Marruecos. El servicio diplomático español, de hecho, avisó a la ministra González Laya días antes de la ola de inmigrantes en Ceuta de que los gestos hacia el Polisario serían respondidos con una lluvia de inmigrantes en las costas españolas, tal y como publicó OKDIARIO.
Fuentes policiales confirmaron a OKDIARIO en plena invasión en la playa de Ceuta que la gestión de González Laya ha costado el parón en la colaboración entre los dos cuerpos policiales y de inteligencia: el de Marruecos y el de España. Marruecos pidió desde el primer momento una respuesta urgente ante lo que consideró una osadía por parte de España. Pidió a al Gobierno de Pedro Sánchez “minimizar el impacto” de la crisis. Pero Moncloa no lo consideró necesario.