El policía al que quieren jubilar con 31 años tras perder una pierna: «Me tratan como un número»
El agente denuncia que los mandos que deben decidir sobre su recolocación no han sido empáticos ni humanos
La sentencia que debe decidir sobre su situación se conocerá en las próximas semanas
Rafael Prieto es un joven policía nacional cordobés de 31 años. Pero le han jubilado. Por ello libra una batalla judicial, desde hace dos años, para poder volver a trabajar en lo que le gusta. Asegura que no hace esto por dinero sino por vocación. Y defiende que el hecho de haber perdido una parte de su cuerpo no le impide ejercer su profesión. Su pierna biónica le permite hacer una vida normal y el resto de sus capacidades físicas e intelectuales se mantienen intactas.
Investigación, sala del 091, delitos cibernéticos, comunicación… Incluso la oficina de denuncias donde ya estuvo un tiempo -en la comisaría de su Lucena natal, en la que pasó 5 años, tras concluir las prácticas y patrullar más de 2 años en Madrid- hasta que en 2015, el día antes de su cumpleaños, la moto en la que iba a recoger a su mujer para cenar impactó contra un coche y le trituró la pierna.
Desde entonces, Rafael protagoniza una historia de superación personal, que le ha llevado a recuperarse en tiempo récord. Tanto que practica deporte y entrena en el gimnasio a diario. Ahora se enfrenta a un reto profesional sin precedentes, conseguir su readmisión en el cuerpo nacional de Policía, tras ser jubilado sin reasignarle a un puesto administrativo pese a los informes médicos y periciales y las opiniones de los expertos que le han evaluado.
Esta misma semana ha vuelto a aportarlos durante la vista celebrada en el juzgado de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional. Mientras espera que el tribunal dicte resolución, ha hablado con OKDIARIO:
PREGUNTA: ¿Cómo afrontas la espera de la sentencia? ¿Crees que será favorable?
RESPUESTA: Estoy fuerte y esperanzado porque desde el juicio, y desde que se ha hecho pública mi situación, he tenido muchísimos apoyos. Sobre qué dirá la sentencia no sabemos nada. Fue una vista larga y salí muy contento porque la jueza fue muy sensible con mi caso e incluso me dejó exponer mis motivos en el último turno de palabra. Aportamos muchas pruebas y yo considero, y espero, que debería ir bien.
P: ¿Hay algún caso anterior o similar en el que apoyarte?
R: Tan mediático, el mío. Pero sí hay algunos casos de compañeros que, por operaciones o lesiones, no pueden ni moverse o están muy limitados y se les han reubicado en diferentes servicios, aún solicitando ellos mismos que les retirasen. Y en cambio, a alguien como yo, que pido a gritos que me asignen otro puesto, lo jubilan con 31 años forzosamente.
Soy el primero en abrir camino en sentido contrario. Aunque conozco a un compañero al que jubilaron por un neurosarcoma que lo ha luchado y tras ganar en tribunales, lo han tenido que readmitir. En otros cuerpos, como policías locales y bomberos o funcionarios de prisiones, hay precedentes en los que están trabajando en otros puestos sin ningún tipo de problema.
P: Insistes en que no haces esto por dinero. Que lo tuyo es vocacional…
R: Volver a un puesto de trabajo similar al mío implica ganar unos 200 € más al mes de lo que voy a cobrar con la pensión que me correspondería. No es una cantidad significativa, es lo que me gasto en gasolina para ir a trabajar. Por dinero no es. Si me jubilase recibiría la pensión y podría tener ingresos por una segunda actividad y con dos sueldos viviría mejor. Me gusta mi trabajo, por eso quiero volver.
«Me gusta mi trabajo, por eso quiero volver. No es por dinero. Es una cuestión vocacional»
P: ¿Por qué desaprovechan entonces un profesional tan comprometido?
R: En pleno siglo XXI cuando desde la Administración se fomentan continuamente los valores de la integración, en mi caso la coherencia está brillando por su ausencia. Pudiendo recolocarme, porque la policía tiene puestos operativos y no operativos, no quieren hacerlo. Me ponen limitaciones que no son reales ni ciertas. No tiene sentido que me digan que no puedo estar en activo en una oficina.
Conmigo están desaprovechando a uno de los pocos policías vocacionales que quedan. Somos de las policías peor pagadas del mundo y encima que pido que no me retiren por algo emocional, no material. .. A mí eso me tiene indignado.
P: ¿Te has sentido discriminado?
R: En el tribunal médico no estuve ni 5 minutos y no empatizaron nada con mi caso. No son conscientes de la repercusión psicológica que pueden llegar a causar a alguien de 31 años, que no estuviese mentalmente fuerte, por decirle que se dedique a otra cosa porque para esto no vale, es tremendo.
Incluso el abogado el Estado dijo en dos o tres ocasiones que lamentaba lo que me había pasado pero que no puedo desempeñar ningún puesto de trabajo. Que no soy válido. Como si fuera un inútil.
P: ¿Y los mandos policiales? ¿Tus superiores?
R: Políticamente correctos. Me he reunido con el Secretario deEstado, el Jefe Superior de la Policía Nacional en Andalucía Occidental, con el DAO, con el Director General de la Policía… Ninguno se moja. Es una pena. Si le hubiese pasado a un familiar suyo, ya veríamos. Es triste ser un número. Exceptuando mis jefes directos y los que me conocen. Los de arriba no se han parado a pensar en las consecuencias de cortar mi carrera profesional en pleno auge. Me han tratado como un número.
«Me han tratado como un número. No se han parado a pensar en las consecuencias de cortar una carrera profesional en pleno auge»
P: Pero también has contado con muchos apoyos…
R: He tenido tantos que no puedo desfallecer. En las campaña de firmas que he abierto en change.org he conseguido más de 200.000 en menos de una semana. Al margen de mi propia familia y de mi mujer, que ha sido mi apoyo fundamental. Me gustaría darle las gracias a toda esa gente que no conozco y que está apoyando mi causa contra la injusticia.
P: Y si esta sentencia pendiente, ¿no fuese como esperas?
R: Seguiré recurriendo hasta donde haga falta. Si esta sentencia no me diese la razón, cosa que confío no suceda, en enero tendría otra vista. Hasta que no lo consiga, no voy a parar. Seguiré dando guerra. A pesar del esfuerzo económico que implica, por eso entiendo que otros compañeros en mi situación desistan en la vía administrativa.
Más de 3.000 € en honorarios profesionales de mi abogada, el procurador, informes médicos de parte, estudios de expertos, … Es un coste que no todo el mundo puede ni asumir ni soportar.
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