Investidura Pedro Sánchez

El plan de Sánchez si fracasa la investidura: campaña de presión para culpar a PP y C’s

El mensaje de Pedro Sánchez contra PP y Ciudadanos: "Si no permiten una gobernabilidad, abocan a España a una ingobernabilidad que es mala para el país".

Sánchez contactará con Casado, Rivera e Iglesias una última vez para desbloquear la investidura

Pedro Sánchez
Albert Rivera, Pedro Sánchez y Pablo Casado
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez no quiere jugárselo todo a la carta de una repetición de elecciones el 10 de noviembre. El presidente en funciones, previamente, quiere agotar todas las posibilidades de afianzar la investidura antes de septiembre, con Podemos o con el que partido que haga falta. Y para ello, en un determinado momento, el PSOE volverá la tronera de su campaña de presión para, sin dejar de apretar las tuercas a Podemos, pasar a enfocar de manera prioritaria a PP y Ciudadanos. Porque, para el PSOE, si no se prestan a regalar la investidura a Sánchez es que son, cuando menos, irrespetuosos e irresponsables con España.

El mensaje será lineal: «Si no permiten una gobernabilidad de Pedro Sánchez, abocan a España a una ingobernabilidad que es mala para el país». Y con ese mensaje los socialistas perseguirían un triple objetivo: el primero, intentar doblar la mano a ambos partidos para que regalen sus votos a una investidura del candidato socialista; el segundo, desgastar a PP y C’s de cara a una repetición de elecciones mostrándolos como partidos carentes de responsabilidad nacional y sin capacidad de sacrificio; y el tercero; aumentar la imagen de que Pedro Sánchez es un presidente institucional al margen de ideologías.

El esquema se pretende desarrollar una vez que se hayan agotado las posibilidades de presionar al hasta hace nada socio preferente del PSOE: Podemos. Es decir, que el primer plato es el partido de Pablo Iglesias. Y, si esa presión no funciona y, tal y como parece el líder de la formación morada aguanta la presión, entonces, y tras fracasar la sesión de investidura que dará comienzo el próximo día 22 de este mes de julio, se pasará a una segunda fase de la campaña de presión: la diseñada para desgastar a PP y C’s.

Votos sin concesiones

Pedro Sánchez ha asegurado este pasado lunes que da por rotas las negociaciones con Podemos de cara a lograr el apoyo de la formación morada a su investidura. Y, por ello, la primera fase del plan de Sánchez ya ha sido ordenada: toda una campaña de acoso y derribo contra Iglesias ante la opinión pública; una campaña de demolición que protagonizarán todos los responsables del PSOE con presencia en los medios de comunicación y que se centrará en un único mensaje: «Pablo Iglesias pretende someternos a un chantaje, o manda él o está dispuesto a votar con la extrema derecha».
Porque lo que no se baraja en ninguno de los casos es ceder poder por parte del PSOE. Es decir, no habrá cesiones de cargos de ministro por parte de los socialistas ni hacia Podemos, ni hacia el PP, ni hacia C’s.

Tan sólo seguirá en pie, y sólo en el caso de Podemos, el compromiso del PSOE de aceptar un pacto de programa de Gobierno con, a lo sumo, cargos de segundo nivel para los hombres de Pablo Iglesias y en departamentos considerados como no claves para el Estado. Ni en Economía, Hacienda, Justicia, Defensa, Exteriores ni Interior.

Con PP y C’s ni eso. Lo que pide Sánchez es el voto gratuito o la abstención de ambos sin nada a cambio. Es decir, todo un cheque en blanco que, más tarde no permitiría una marcha atrás en caso de que el PSOE gobernase de facto con separatistas. Porque en España la moción de censura es constructiva y, por lo tanto, PP y C’s deberían contar con Podemos o separatistas para poder sumar los votos necesarios para esa hipotética moción. Algo impensable que daría a Sánchez el control pleno.

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