Sánchez pretende rellenar las reservas subterráneas con el gas natural de las comercializadoras

Pedro Sánchez reservas gas
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez teme un corte de gas. Por eso, el presidente del Gobierno ha dado orden de llenar a toda velocidad las reservas estratégicas y subterráneas. Pero ha buscado una fórmula un tanto abusiva: presiona para que el gas de las comercializadoras que se encuentra en depósitos de gas natural licuado pase a los almacenes subterráneos. Una maniobra que puede forzar a las comercializadoras a tener que comprar de urgencia más gas porque desde las reservas subterráneas no podrán servir el gas a sus clientes con la misma velocidad que desde los depósitos de licuado. Una especie de secuestro de facto del combustible que pertenece a las comercializadoras, pero que Sánchez quiere usar para dar una sensación de mayor seguridad frente a posibles cortes de suministro.

El truco no es cuestión de detalle. Más bien, puede convertirse en un juego sucio para las comercializadoras. Éstas cuentan con su gas licuado y con la posibilidad de suministrar de forma rápida desde sus propios depósitos. Pero el Gobierno quiere que ese gas pase a las reservas subterráneas, mermadas ahora mismo por el alto precio y por el cierre del gasoducto del Magreb. El Ejecutivo puede tener, de ese modo, más control. Pero, además, la posibilidad de sacar el gas de esos almacenes subterráneos es más limitada: la capacidad de salida del gas de esas reservas se limita a 160 GWh/día. Y con eso es complicado cubrir la demanda nacional habitual.

De ese modo, si las comercializadoras se quedasen sin su gas en los depósitos, podrían verse en la tesitura de tener que comprar más gas de urgencia para asegurar el cumplimiento de sus contratos con los clientes.

El resultado final es un aumento de facto del gas en España, sin que Sánchez haya tenido que hacer esfuerzo público alguno. Y todo ello, contra el gasto de las empresas privadas.

Cortes de suministro

La realidad es que Pedro Sánchez tiene ya una alerta oficial sobre el riesgo de corte de suministro de gas natural encima de su mesa. Está fechada el pasado 29 de septiembre y fue remitida al Gobierno en el último informe de Enagás en el que se detalla el panorama energético del próximo invierno. La advertencia es rotunda: hay garantía de suministro “siempre que no haya limitaciones en la importación del aprovisionamiento”. Y uno de los dos grandes gasoductos que traen el combustible a España desde Argelia ha cerrado ya por decisión del Gobierno del presidente Tebboune.

La frase ha sido plasmada en su Winter Outlook 2021-2022 por Enagás. En España, Enagás es el principal transportista de gas natural y el Gestor Técnico del Sistema Gasista. Es decir, es la empresa que controla el suministro de gas.

Y su conclusión remitida a todos los organismos el pasado 29 de septiembre ha sido rotunda: “Con la capacidad de entrada y el nivel de mallado que presenta el sistema de transporte español, queda garantizada la cobertura del 100% del mercado gasista en cualquier situación de demanda”, pero con una condición: “Siempre que no haya limitaciones en la importación del aprovisionamiento”. Y ahora las hay. Los barcos para traer gas natural están bajo una fuerte demanda y quienes están consiguiendo llevárselos de forma mayoritaria son los mercados asiáticos. Y uno de los principales tubos que riegan de gas España ha caído en medio de la pelea entre Argelia y Marruecos y ya no está operativo.

Sánchez conoce esos datos a la perfección. Pero, pese a ello, lanza a la población el mensaje de que el suministro está garantizado en cualquier caso, algo que es radicalmente falso.

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