Primer año del Gobierno de coalición

Sánchez podemiza al PSOE: cierra el año con mejor nota que Iglesias entre los votantes de Podemos

Pablo Iglesias
Sánchez mira a su vicepresidente segundo Pablo Iglesias en el Senado. Foto: Dani Gago
Agustín de Grado
  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

Los votantes de Podemos puntúan mejor la labor de Pedro Sánchez que la de su propio líder, Pablo Iglesias. El dato está oculto en el último barómetro del CIS, pero tiene un alto valor significativo a la hora de hacer balance del primer año del Gobierno de coalición, marcado por la gestión de la pandemia. La ‘cocina’ de Tezanos avala así la estrategia de Moncloa de ir fagocitando a Podemos, que no rentabiliza su presencia en el Consejo de Ministros y sigue sin levantar cabeza en las encuestas.

El instituto demoscópico incluye una valoración de los líderes políticos españoles “en relación a los que cada uno está diciendo y haciendo sobre el covid-19 en estos momentos”. Y al cruzar las respuestas de los encuestados con el recuerdo de voto en las últimas elecciones generales salta la sorpresa: el vicepresidente Iglesias está peor valorado entre sus votantes que el presidente Sánchez.

Los votantes de Podemos califican a Pedro Sánchez con un 6,2 de media, frente al 6 en el que se queda Pablo Iglesias. Por franjas, entre la horquilla que va del “muy mal” (1) al “muy bien” (10), Sánchez supera a Iglesias entre los votantes de Podemos que juzgan la gestión del presidente más cerca del “muy bien” que del “muy mal”: 16,6% (5), 16,9% (6), 20,6% (7) y 21,6% (8). Por el contrario, en esas mismas escalas, los votantes de Podemos se reparten así con su líder: 11,9% (5), 15,4% (6), 21,1% (7) y 18% (8). Por tanto, sólo en una de las franjas los seguidores de la formación morada aprecian la labor de su líder por encima de la del presidente del Gobierno.

Barómetro del CIS. Diciembre 2020

Barómetro del CIS. Diciembre 2020

Que tus propios votantes no sean quienes más te valoran es un dato que está siendo analizado en el cuartel general del vicepresidente. En la cúpula de Podemos hay preocupación porque, cumplido ya un año en el Gobierno, no se atisba que estén capitalizando su presencia en el Consejo de Ministros. Y no será por falta de empeño en los que consideran los grandes asuntos sociales, como el salario mínimo o el ingreso vital.

Toda la negociación de los Presupuestos Generales del Estado ha sido una demostración de fuerza de Iglesias a la que Sánchez, aparentemente, ha terminado cediendo. Fue el líder de Podemos quien reconstruyó la mayoría Frankenstein de la investidura y cerró el paso a que Ciudadanos pudiera condicionar las cuentas del Gobierno de coalición. Sánchez dejó hacer a Iglesias mientras el presidente se parapetaba en su vacía apelación a la unidad. No otro era su objetivo. Ahora podrá seguir adelante con la legislatura apoyado en la mayoría que quería, la que siempre quiso, y la que le está dando réditos como ser el dirigente político más admirado por los votantes de Podemos.

La transmutación de Pedro Sánchez ha sido vertiginosa. De asegurar que nunca pactaría con Iglesias (“Sería un presidente del Gobierno que no dormiría por la noche, como el 95% de los ciudadanos de este país”), a absorber postulados de Podemos (el indulto de los golpistas, por ejemplo) con una credibilidad que es recompensada por los votantes morados. Es la podemización del PSOE que muchos históricos del partido llevan tiempo denunciando. El tiempo dirá si esta estrategia conocida popularmente como ‘el abrazo del oso’ (Sánchez se mimetiza con Iglesias para dejarle sin espacio y que desaparezca en los próximos comicios), le sirve al presidente para fagocitar definitivamente al partido que estuvo a punto de dar el sorpasso al PSOE en 2015 (69 diputados), pero al que metió en el Consejo de Ministros con los peores resultados de su corta historia (35 diputados).

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