GIRA ASIÁTICA

Sánchez se aísla en Corea del ruido por la Ley Montero mientras sus barones le exigen que mueva ficha

Pedro Sánchez se aísla en Corea del ruido por la Ley del solo sí es sí
Pedro Sánchez.
Joan Guirado
  • Joan Guirado
  • Seúl (Corea del Sur)
  • Enviado especial
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

La presión por la polémica generada entorno a la ley del sólo sí es sí acecha sobre Pedro Sánchez. Los barones del PSOE, sin excepción, le exigen que mueva ficha «cuánto antes». Pero él, de viaje en Seúl, hace oídos sordos. Su estrategia es la de dejar pasar los días y que la polémica queme únicamente a la ministra de Igualdad, Irene Montero. Una decisión que no comparten sus compañeros de partido. Le piden actuar ya, sobre el texto normativo, para evitar más rebaja de penas. Y esto no entra en sus planes.

Este jueves, madrugada del viernes en Corea del Sur, prácticamente todos los presidentes autonómicos hablaron públicamente del tema. Incluso los más sanchistas, como el asturiano Adrián Barbón y la riojana Concha Andreu, se han abonado a las críticas pidiendo que «si algo no se ha hecho bien, revísese». El presidente de Asturias ha señalado directamente a la ministra Montero afirmando que «esto no va de culpar a jueces, va de buscar una solución a este embrollo».

En Bali, tras la reunión del G20, Pedro Sánchez habló de la cuestión pidiendo dejar trabajar a los jueces y a la fiscalía para unificar doctrina: «Confío en los tribunales y estoy seguro que tienen esa sensibilidad para este tipo de delitos tan graves de agresión sexual», afirmó. Pero desde el miércoles por la tarde no ha vuelto a abrir la boca para hablar del tema. Pese a que en España es el tema central del debate.

Fuentes cercanas a él consultadas por OKDIARIO señalan que «la intención es guardar silencio, como mínimo por ahora». Si habla será ya en Madrid, la semana que viene, tras obtener más detalles y hablar con las ministras afectadas. Sánchez es consciente de que «cualquier decisión que tome no será agradable». «Si se mantiene como tal la ley, habrá quejas» y «si se modifica, será asumir un fracaso». Los días decidirá por cuál opta.

Moncloa

Como en los temas de calado, la opinión -o como mínimo la estrategia- del PSOE y Moncloa no concuerdan. En el partido, sobre todo los que se juegan algo en las próximas elecciones municipales y autonómicas, claman por homologar sus decisiones a las del sentir de la calle. En el complejo presidencial, para el bienestar a cortísimo plazo de la relación de la coalición, optan por no hacer ruido. No es que Sánchez esté más de acuerdo con Montero que con sus barones. Es que no quiere verbalizarlo públicamente, para no abrir nuevos fuegos que sirvan de munición a sus socios. Evitando desautorizar a la ministra, apuntan, su juego pasa por dejar que se vaya quemando sola. Hasta que se vea obligado a intervenir y ahondar más en esa sensación de soledad en la que se encuentra instalada ya Montero.

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