Sánchez abre la vía Pedralbes: una mesa de negociación con relator al margen del Parlament
El candidato a la investidura, Pedro Sánchez, explora ya abiertamente el marco de Pedralbes, la declaración que firmó con Torra el año pasado y que recoge un relator y un referéndum
Sánchez ya no cita la Constitución como marco del diálogo con ERC para abordar el «conflicto político»
Pedro Sánchez explora sin tapujos la vía Pedralbes en la negociación con los independentistas para su investidura. Tras asumir el concepto de «conflicto político» para referirse al órdago separatista, el candidato resucitó este viernes la «seguridad jurídica» como sustituto de Constitución al referirse a las fórmulas para abordarlo. Esa alusión figura expresamente en la ‘Declaración de Pedralbes’ -firmada en diciembre pasado entre el Gobierno socialista y la Generalitat de Quim Torra- y que Sánchez acepta ya como marco para una negociación en la que también ha otorgado legitimidad al presidente catalán. La vía abre el camino a la mesa de negociación paralela al Parlament y al Congreso, sede de la soberanía nacional. Y también a la controvertida figura del ‘relator’. Ambas, exigencias del independentismo para permitir a Sánchez mantenerse en La Moncloa.
La ‘Declaración de Pedralbes’ recoge dos órganos paralelos de negociación: una mesa de partidos y la Comisión Bilateral Estado-Generalitat, que Pedro Sánchez ya reactivó como primer gesto al independentismo, tras reunirse con Torra en La Moncloa un mes después de ganar la moción de censura. Hasta entonces, esta Comisión, que equipara al Gobierno de la nación con la Generalitat secesionista, llevaba siete años sin reunirse.
Al margen del Congreso y el Parlament
Ambos instrumentos políticos, diseñados ex profeso, excluyen a las Cortes y, por tanto, quedan totalmente al margen de la validación democrática, de las instituciones y del ordenamiento constitucional. La mesa de partidos, según se firmó en Pedralbes, estará integrada por dos representantes «con capacidad de decisión en los dos ámbitos territoriales» de cada uno de los grupos políticos con representación en Cataluña y, en su caso, «de las formaciones vinculadas a los mismos».
La mesa, pues, no establece ninguna proporcionalidad con los resultados al Parlament, de forma que los partidos separatistas contarían con seis representantes, además de otros cuatro de formaciones afines a la negociación (PSC y ‘comunes) y otros cuatro (PP y Ciudadanos) totalmente contrarios. Ciudadanos, el partido con más escaños en el Parlament (36 diputados) tendría la misma representación que la CUP (4).
Pero, además, Sánchez asume la incorporación de un ‘relator’, la polémica figura que exigen los independentistas -especialmente Torra- para abordar la negociación. El presidente catalán exige un mediador internacional, y Pedralbes deja la puerta abierta ya que únicamente se habla de una persona «de común acuerdo» que será «quien facilite la coordinación de los trabajos, de las convocatorias y fije el orden del día». «Asimismo, ayudará a crear las condiciones idóneas para el diálogo, dará fe de los acuerdos alcanzados y determinará el seguimiento de su aplicación».
Legitima la ruptura con España
Aceptando esa figura, PedroSánchez otorga de nuevo legitimidad a las tesis que buscan la ruptura con España y un camino por encima de la Constitución.
Pedralbes habla abiertamente de trascender los límites de la soberanía democrática, al afirmar que con la «convocatoria de la comisión bilateral y de la mesa de partidos» se «amplían los espacios de diálogo ya existentes en el Congreso y en el Parlament y se hace efectivo el objetivo de analizar las propuestas que se sometan a debate y aprobación».
«Cada una de las partes remitirá las propuestas que considere dando respuesta a la relación que se propone entre Cataluña y el resto de España», se explica, colocando de igual a igual a la Generalitat separatista y al Estado de Derecho.
Referéndum
Pero hay más. Las propuestas, según aceptó Sánchez, «deberán articularse mediante las oportunas y posibles modificaciones legislativas», con el fin último de «vehicular una propuesta política que cuente con un amplio apoyo en la sociedad catalana». Dicho de otra forma, una propuesta sometida a referéndum únicamente en Cataluña.
«Los gobiernos de España y Cataluña convinieron en afirmar que deben seguir potenciándose los espacios de diálogo que permitan atender las necesidades de la sociedad y avanzar en una respuesta democrática a las demandas de la ciudadanía de Cataluña, en el marco de la seguridad jurídica», se firmaba en el documento. Las mismas palabras utilizadas este viernes por Pedro Sánchez.
El socialista legitima también a la Generalitat al hablar de un «diálogo institucional», de tú a tú, la máxima pretensión del independentismo que persigue la consideración de Estado.
La Comisión Bilateral Estado-Generalitat contribuye a ello. De este órgano, únicamente con representación del Gobierno español y de la Generalitat, saldrán «propuestas sobre el futuro de las relaciones institucionales». Estará integrado por el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y el de Política Territorial y, por parte de la Generalitat, por un representante de Presidencia y por el secretario general de la Vicepresidencia.
La bilateralidad supone reconocer el concepto de una Cataluña soberana para negociar con el Estado, en igualdad de condiciones. Una tesis alimentada por los propios socialistas, al considerar que Cataluña es una «nación». Así figura, como adelantó OKDIARIO, en la propuesta que el PSC lleva a su congreso, este fin de semana.
Pedro Sánchez ha ido acompasando la aceptación del documento de Torra al avance de las negociaciones con ERC. Este viernes, desde Bruselas, avaló que el diálogo, como piden los separatistas, debe abordarse «en el marco de la seguridad jurídica que emana de las leyes democráticas». Un concepto con el que evita referirse a la Constitución y que figuró también en Pedralbes por expreso deseo de los independentistas.
La alusión supone un cambio notable de discurso, ya que en los últimos días Sánchez sí se había referido a la Carta Magna como límite para la negociación.
Un cambio que coincide en el tiempo con el acercamiento a Torra, con el que Sánchez contactará la próxima semana, dentro de la ronda con presidentes autonómicos.