Papagore, el ex militar senegalés que ha agredido a 20 policías y al que nadie puede expulsar

Consultar los datos policiales de Papagore Ndoye lleva su tiempo. Este ex soldado nacido en Senegal hace 43 años tiene 15 reseñas y cuatro órdenes de busca y captura desde que llegó a España en agosto de 2006. Acaba de volver a la cárcel ante la impotencia y la incomprensión de los agentes del cuerpo Nacional de Policía de Gijón, quienes no entienden cómo este tipo puede haber agredido en los últimos años a un total de 20 agentes y que todavía permanezca en nuestro país pese a tener abierto un expediente de expulsión.

Diez años de agresiones, malos tratos y actos violentos. Así se resume la estancia de Papagore Ndoye en España, concretamente en Gijón, ciudad que lo acoge y cuya Policía se siente inerme para pararle los pies a este antiguo soldado de dimensiones físicas hercúleas cuyas detenciones suelen acabar con algún o varios policías en el hospital.

El último episodio de su historia se produjo el pasado sábado 22 de mayo. Los vecinos de la vivienda de Papagore escucharon a través de las paredes la enorme bronca que el tipo estaba teniendo con su pareja. La Policía llegó rápidamente, la primera patrulla, pero en cuanto los agentes accedieron a la vivienda Papagore se lanzó directamente contra ellos y comenzó a agredirlos.

Cuando pidieron refuerzos a través de la radioemisora explicaron quién era el sospechoso. La ayuda llegó en forma de cuatro patrullas más porque pasó lo que siempre pasa con este sujeto. La violencia que estaba ejerciendo en su casa contra su pareja sentimental la trasladó de forma inmediata a los policías que trataban de identificarlo.

Durante el proceso de reducirlo, esposarlo y trasladarlo al coche patrulla hasta media docena de policías sufrieron lesiones de algún tipo de consideración. Antes de entrar al coche policial también la tomó con él abollándolo de una patada.

Mientras el detenido bramaba ya dentro del coche patrulla bajo la atenta mirada de los agentes, otros policías hablaban con la novia de Papagore en su casa. Poco pudieron sacar en limpio. La mujer no quiso denunciar a su pareja. Este comportamiento se repitió en el pasado aun habiendo amenazado el sujeto a su pareja colocándole un cuchillo en la garganta.

Lo más curioso del asunto es que 20 días antes de este incidente, el martes 2 de mayo, Papagore estaba sentado en el banquillo de los acusados. Le pedían seis años de cárcel o 18 de expulsión del país por agredir a cuatro agentes de policía en agosto de 2019. El guión del suceso fue similar a los que suele protagonizar el tipo: varios vecinos alertaron de que un hombre caminaba por la calle destrozando mobiliario urbano y amenazando a los viandantes. Cuando los policías llegaron los golpes se los llevaron cinco de ellos. Al final Papagore fue condenado a un año y medio de cárcel y salía de nuevo a la calle para hacer lo que más le gusta: agredir a Policías. Para comprenderlo hay que entender su historia.

Ndoye llegó a Tenerife en agosto de 2006 como inmigrante ilegal. Desde ese momento hasta 2014 estuvo fuera del radar policial. Cuando reapareció estaba en Gijón y a partir de entonces sus reseñas son por malos tratos, atentado a la autoridad, quebrantamiento de medidas, robo con fuerza y lesiones.

Doce detenciones policiales, dos juicios con condena, un tercero a la espera y este último suceso que lo ha llevado a prisión. ¿Cómo puede Ndoye estar en la calle cada dos por tres y no expulsado de un país al que entró de manera ilegal en 2006?

Las fuentes consultadas por OKDIARIO aseguran que Papagore tiene en vigor una orden de expulsión del territorio español. Sin embargo el exmilitar recurrió esta condena a la Audiencia Nacional alegando arraigo en el país, lo que lo mantiene en un limbo entre la cárcel, la expulsión y la libertad durante la que aprovecha la menor ocasión para acabar mandando policías a recibir atención médica.

Por si fuera poco, Ndoye está pendiente de otro juicio, sí, también por agredir a Policías. En esta ocasión le piden tres años de condena por una broca en un bar en la que detenerlo costó que nueve policías acabaran lesionados.

Fuentes jurídicas consultadas por este diario explican que la situación de pandemia tampoco está ayudando con la expulsión de Papagore, ya que después de esta agresión parece más que obvio que con la sola acumulación de condenas su salida del país debería ser prácticamente automática. El arraigo que él argumenta no es motivo suficiente para quedarse en España cuando suma condenas por separado que se acercan a los 20 años de cárcel, pero que al ser tratadas individualmente están por debajo de los 5 que permite la permuta de la prisión por la devolución. Cuando eso suceda, en Gijón seguro que estarán más tranquilos. Y los policías más que nadie.