Hasél no quiere compartir celda «porque es minúscula» y tampoco barrer ni servir cenas
Pablo Hasél, el rapero condenado por su reiterado enaltecimiento del terrorismo, se resiste a compartir celda en prisión «porque es minúscula», así como ayudar en las labores de mantenimiento como «servir cenas, subir mantas o limpiar otros espacios». Así lo asegura su abogada, Alejandra Matamoros. La letrada acudió el pasado sábado al programa Preguntes Freqüents, en horario de máxima audiencia de TV3, para blanquear a su cliente tras las noches de disturbios por su encarcelación.
Matamoros no dudó en calificar a su cliente de «preso político», a pesar de estar condenado también por agredir a un periodista en 2016 y por amenazar a un hombre que había declarado como testigo en un juicio por el que resultó absuelto un agente de la Guardia Urbana de Lérida.
«Está en el módulo de ingresos, y en ese módulo está solo de momento, y ahora estamos empezando a tener problemas porque Pablo Hasel está integrado dentro del colectivo de los presos políticos antifascistas y ellos tienen varias líneas rojas. Una de las condiciones que exigen es que, ya que están encarcelados, no quieren compartir celda porque son minúsculas y compartir celda con otra persona supone tener unas condiciones muy malas porque no sabe que tipo de preso te van a poner y la dificultad en los hábitos de estudio que tienen los presos», aseguró la abogada de Pablo Hasél.
La letrada afirmó que han recibido «presiones políticas» desde que Hasél ingresó en prisión para intentar «doblegarle». «Por presiones políticas están intentando doblegar a Pablo y le han dicho que si quiere estar en una celda solo deberá colaborar con las tareas de limpieza más allá de su celda. Todas las labores de mantenimiento como servir cenas, subir mantas o limpiar otros espacios, que son labores que los presos hacen para acceder a beneficios penitenciarios, son una línea roja para ellos de no colaborar en ningún caso con el mantenimiento de la prisión», señaló Alejandra Matamoros.
«Él limpia su celda, pero las otras tareas de mantenimiento tales como servir cenas, subir mantas o limpiar el patio es otra de las líneas rojas que tienen el colectivo de los presos políticos antifascistas», añadió la letrada.
Matamoros aprovechó la crisis del coronavirus para defender la decisión de su cliente para no querer compartir celda con el resto de reclusos. «Las condiciones de los presos en la cárcel ya son malas, que se han visto limitados los derechos con motivo del covid y que los presos que ingresan están 23 horas al día en una celda y sólo una en un patio minúsculo», argumentó en el canal autonómico de TV3.
«Está animado» por las protestas
Pablo Hasél, cuyo nombre real es Pablo Rivadulla Duro, ingresó el pasado martes en la centro penitenciario de Ponent de Lérida tras su condena por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona. Desde entonces multitud de sus seguidores radicales, alentadas por la extrema izquierda, han salido a las calles para provocar disturbios y agresiones a los agentes policiales. Podemos también ha alentado estas protestas a través de su portavoz en el Congreso, Pablo Echenique.
«Pablo está animado por ver a tanta gente en el Estado a solidarizarse con él y exigir la libertad de expresión y otros derechos que nos están negando. Le anima y le hace más fuerte, y también ha expresado toda la solidaridad con todos los detenidos y todos los encarcelados. No sé si hay uno o dos presos preventivos en Cataluña y otro en Granada y la chica que ha perdido el ojo». aseguró su abogada en alusión a la joven que perdió un ojo en las protestas de Barcelona tras la acción policial.
“A Pablo Hasél l’anima que hi hagi tanta gent que s’hagi solidaritzat amb ell” Alejandra Matamoros, advocada del raper #FAQSboomerangTV3 ▶️ https://t.co/lexowYDSs3 pic.twitter.com/ozeCZzLxSL
— Preguntes freqüents (@FAQSTV3) February 20, 2021
Las condenas de Hasél
El pasado mes de mayo Pablo Hasél fue condenado por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona. Esta última condena provocó su ingreso en prisión. Pero Pablo Rivadulla Duro, su nombre real, ha sido condenado hasta en cuatro ocasiones por diversos delitos.
Entre 2014 y 2016 publicó 64 mensajes en Twitter en los que dio muestras de su odio hacia la Policía Nacional y la Guardia Civil, además de ensalzar la violencia de la banda terrorista ETA o el grupo terrorista GRAPO. «Las manifestaciones son necesarias, pero no suficientes, apoyemos a quienes han ido más allá», escribió en marzo de 2016 junto a una fotografía de Victoria Gómez, miembro de los GRAPO. En enero de 2016 le llegó a imputar varios delitos al Rey Felipe VI y al Rey Emérito Juan Carlos I. «Los amigos del reino español bombardeando hospitales, mientras Juan Carlos se va de putas con ellos», escribió por aquel entonces.
En 2015 ya fue también condenado por los mismos delitos que le han llevado a la cárcel, aunque en aquella ocasión no fue a prisión al no tener antecedentes penales. En 2016 fue condenado por el el Juzgado de lo Penal número uno de Lérida a seis meses de prisión por un delito de lesiones. Pablo Hasél, según recogió la sentencia, agredió a un periodista de TV3 en una rueda de prensa celebrada en el Rectorado de la Universidad de Lérida, ocupado por estudiantes. El rapero empujó, insultó y roció con un líquido de limpieza al periodista, tal y como consta en la sentencia. También se le condenó a pagar 12.150 euros a la víctima como indemnización. Esta sentencia todavía está pendiente de recurso.
A esta sentencia se le unió días después otra que dictó un juzgado de Lérida. En esta ocasión se le impuso dos años y medio de prisión y el pago de una multa de 2.400 euros. ¿La razón? La agresión a un hombre que había declarado como testigo en un juicio por el que resultó absuelto un agente de la Guardia Urbana de Lérida. Este agente fue acusado de agredir a un menor amigo del músico. Esta condena fue confirmada la semana pasada.
Pablo Hasél cuenta con otro frente judicial abierto al estar investigado por participar presuntamente en el intento de asalto a la subdelegación del Gobierno de Lérida el 25 de marzo de 2018. Este intento de asalto se produjo para protestar contra el arresto en Alemania de Carles Puigdemont, el ex presidente de la Generalitat actualmente fugado en Bélgica de la justicia española por el 1-O.