Moncloa pacta con ERC culpar del golpismo a Torra y sus CDR para mostrar a Junqueras como un arrepentido

Oriol Junqueras en el Tribunal Supremo.
Oriol Junqueras en el Tribunal Supremo.
Carlos Cuesta

La Moncloa está dispuesta a hacer de la necesidad virtud tras haber desbaratado la Guardia Civil un comando terrorista de radicales separatistas en Barcelona. Asume la decisión de la Benemérita de llegar hasta el final en la investigación sobre el CDR detenido con elementos explosivos y pretende ahora utilizar este caso para sus propios fines.

Por ello ha pactado ya con Esquerra dirigir la crítica hacia Quim Torra y el PDeCAT y bajar el perfil de ERC. Un plan que puede dibujar una fotografía en la que los republicanos salen blanqueados mientras que todas las culpas del golpismo recaen sobre los hombres de Carles Puigdemont.

Todos los datos recabados por los agentes apuntan a que Torra tenía conocimiento de los planes de los CDR detenidos con explosivos. Y puesto que Torra pertenece al PDeCAT, el principal rival de ERC, los socialistas han propuesto a los republicanos usar este caso para dar la sensación de que Oriol Junqueras y el resto de ERC forman parte de, poco menos, que un grupo de separatistas arrepentidos. Y que el verdadero peligro se encuentra sólo en el partido de Puigdemont.

Este paso, además, es necesario para poder rebajar posteriormente las penas de los condenados por el 1-O integrados en ERC, y trasladar el peso de las responsabilidades plenas por el rupturismo ‘no dialogante’ al PDeCAT. Algo que, en última instancia, puede beneficiar tanto al PSOE como a los republicanos, empeñados en arrebatar el poder de Cataluña a la vieja Convergencia.

Uno de los CDR detenidos ha declarado que las promesas recibidas, según las cuales les facilitarían la entrada en el Parlamento catalán, procedían directamente de Torra. Otra rama de investigación desarrollada por los agentes apunta igualmente a una implicación de la hermana de Puigdemont con el fin de hacer llegar documentación directamente, de nuevo, a Torra.

Y una última línea de análisis del caso llega a asegurar que organismos de la administración catalana como el CESICAT -el CNI catalán, dependiente en última instancia también de Torra- habría participado igualmente en el desarrollo de las labores de los CDR. Todo ello apunta a Torra y al prófugo Puigdemont. Y ambos son líderes del PDeCAT.

La reunión mantenida con los generales de la Guardia Civil ha permitido igualmente al Gobierno certificar que la Benemérita no piensa frenar su investigación bajo ningún concepto. Y que esa postura incluye investigar las relaciones entre los miembros de los CDR Y los políticos catalanes. Los mencionados, más lo que puedan aparecer en los próximos días.

Todos esos datos han llevado al Gobierno a la conclusión de que no van a poder disimular lo que ocurre en estos momentos en la Generalitat: un nuevo auge golpista que debería llevar a Sánchez a adoptar medidas excepcionales de control e intervención de la comunidad autónoma.
Pero, lo cierto, es que el Gobierno socialista no tiene ningún deseo, ni de tensar su relación con el nacionalismo catalán, ni de salvar al PDeCAT. Porque con quien Sánchez quiere tener una alianza firme es con ERC y no con los herederos de CiU.

Por ello ha llegado al acuerdo con los republicanos de que hay una solución que beneficia a ambos. Eso sí, siempre que ERC baje el perfil y no se implique en la defensa de los CDR detenido con explosivos.

Esa solución pasa precisamente por dejar el protagonismo en este caso al PDeCAT. De forma que, a partir de ahora, ERC se convierta en algo así como los viejos idealistas separatistas arrepentidos del golpe del 1 de octubre. Y el PDeCAT, en el peligro real que no se arrepiente y defiende la violencia con tal de llegar a la independencia catalana.

Un planteamiento que permitirá a Sánchez blanquear a ERC y continuar con su plan de alianzas. E, incluso, en un determinado momento, adoptar beneficios penitenciarios para los golpistas de esta formación.

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