VIAJE A ORIENTE MEDIO

Moncloa oculta la reverencia de Sánchez al rey de facto de Arabia Saudí que le niega a Felipe VI

Las imágenes del momento han sido difundidas por la agencia pública de noticias saudí

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Joan Guirado

Hasta en dos ocasiones le hizo una reverencia Pedro Sánchez al primer ministro, príncipe heredero y rey de facto de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, a su llegada al encuentro que mantuvieron ambos este martes por la noche en la ciudad de Yeda. Un gesto de respeto y honor que, sin embargo, Sánchez siempre le niega al Rey Felipe VI. Moncloa ha ocultado ese momento en la decena de imágenes compartidas con los periodistas que siguen el viaje de Pedro Sánchez por Oriente Medio.

El encuentro del presidente del Gobierno con el príncipe heredero saudí, que dirige el país desde que su padre sufre alzheimer, no tuvo cobertura por parte de los medios de comunicación, por lo que todo lo que sabemos es a través de los canales oficiales gubernamentales. Las imágenes de ese momento fueron compartidas por la agencia de noticias saudí.

En ellas se ve cómo Sánchez coge con sus dos manos la mano del príncipe heredero y agacha la cabeza. Esa es la forma habitual de saludar a la realeza, sea del país que sea, aunque el presidente del Gobierno no lo haga con Felipe VI. El protocolo indica que se debe hacer una reverencia o inclinación de cabeza si se es hombre, mientras que las mujeres pueden hacer una reverencia o una ligera inclinación de cabeza.

Con Mohammed bin Salman, con quien Pedro Sánchez tiene un interés especial en mantener una buena relación, el jefe del Ejecutivo cumplió con el protocolo establecido en todo momento. Unos cumplidos que fueron recíprocos, ya que el heredero saudí le invitó al iftar, la ruptura del ayuno en el ramadán, tal como hizo hace dos años el rey Mohamed VI de Marruecos tras el reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara por parte de España. Moncloa quiso destacar ese gesto que «supone el mayor honor a un invitado».

Durante la reunión con él, Sánchez no le trasladó en ningún momento su preocupación por la constante violación de los derechos humanos en su país, un tema que molesta a los saudíes, tal como había avanzado este periódico horas antes. Mohamed bin Salman fue el responsable del asesinato del periodista disidente Jamal Khasoggi en Estambul el 2 de octubre de 2018. El presidente español tampoco tuvo interés en molestar a su interlocutor con otro tema espinoso, la entrada de la saudí STC Telecom en Telefónica, el presidente del Gobierno y el primer ministro sí hablaron de la situación en Gaza. Según informó Moncloa al término de la cita, «ambos líderes han compartido la necesidad de que la comunidad internacional redoble sus esfuerzos para poner fin a la crisis; primero, con la materialización del alto el fuego exigido por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y, segundo, asegurando el acceso de ayuda humanitaria».

Además, según trasladó el Ejecutivo a los periodistas que siguen el viaje, Pedro Sánchez le manifestó que «el Gobierno de España sigue con interés la transformación económica y social que vive Arabia Saudí bajo la Visión 2030 de Mohammed bin Salman y la oportunidad que supone este enfoque para fomentar las relaciones bilaterales entre los dos países». Pese a ese interés por la evolución de Arabia Saudí, sin embargo, Sánchez no se interesó en ningún momento por la vulneración sistemática de los derechos humanos, tal como denuncian organismos internacionales.

Sánchez y el príncipe heredero sí acordaron «la creación de un marco estructurado de cooperación económica entre ambos gobiernos para la identificación y ejecución de oportunidades de inversión». Aunque esta gira por Oriente Medio, que finaliza este miércoles en Doha (Qatar), no tiene un componente especialmente económico, en la escala en Yeda (Arabia Saudí), Sánchez si tuvo un interés especial en lograr más inversiones por parte de las empresas y los fondos soberanos en este país en España -como ya ocurre con Telefónica, tema del que tampoco quiso hablar en ningún momento con su interlocutor-.

Fuentes del Gobierno, antes de la llegada a Yeda, ya trasladaban su interés en aprovechar la alta capacidad inversora de este país para beneficiar a las empresas españolas. De ahí que Moncloa cuidase todos los detalles para no molestar a la monarquía saudí. La última escalada de tensión diplomática entre ambos estados estuvo a punto de hacer descarrilar una inversión millonaria, que facilitó la creación de más de 17.000 puestos de trabajo, con la construcción de cinco fragatas para el Ejército de Arabia Saudí por parte de la española Navantia.

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