Crisis del coronavirus

La mayoría de los madrileños cree que Aguado ha sido «desleal» con Ayuso en la crisis con Sánchez

El resultado afianza el perfil de la presidenta popular de cara a un posible adelanto electoral

La mayoría de los madrileños cree que Aguado ha sido «desleal» con Ayuso en la crisis con Sánchez

La mayoría de los madrileños cree que el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, de Ciudadanos, no ha mantenido una postura leal con la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso (PP), en las duras negociaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez para dar respuesta a la crisis del coronavirus en esta segunda oleada. Así lo refleja la encuesta que publica este lunes OKDIARIO y que fue realizada en los últimos días coincidiendo con la declaración del estado de alarma en Madrid por parte del Consejo de Ministros de PSOE-Podemos pese a la negativa del Ejecutivo autonómico.

En concreto, según el estudio elaborado por Hamalgama Métrica, el 45,2% de los encuestados considera que Ignacio Aguado fue desleal con Díaz Ayuso, mientras que el 41% de los madrileños piensa lo contrario. Por su parte, el 13,7% de los consultados no se inclinó por ninguna opción.

El resultado afianza el perfil de la presidenta popular, que ganó la batalla al Gobierno de Pedro Sánchez en los tribunales, de cara a un posible adelanto electoral y perjudica a su socio de coalición, al que la oposición, especialmente el PSOE, trata de convencer para presentar una moción de censura contra Díaz Ayuso.

En relación a las respuestas por grupos de edad, el electorado más joven (de 18 a 29 años) registra el porcentaje más alto (48,1%) a la hora de reprochar al dirigente de Ciudadanos su falta de lealtad, mientras que quienes respaldan su actuación en mayor grado son los entrevistas con edades comprendidas entre los 45 y 64 años.

De igual modo, los datos arrojados por esta encuesta reflejan que la estrategia de Aguado explorar un acercamiento al Ejecutivo socialcomunista pese a sus imposiciones no funciona en término de rédito electoral. Precisamente, cuando Díaz Ayuso anunció que recurriría la orden ministerial de Illa ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid por adoptarse sin consenso, ignorando criterios técnico-sanitarios más precisos y suponiendo graves daños para la economía de la región, el vicepresidente Aguado se desmarcó con la frase: «Es una decisión de la presidente». No hubo el respaldo esperado.

«Principio de acuerdo»

De igual modo, otro de los errores de Aguado en la gestión de esta crisis de Moncloa, que ha sido interpretado en las filas populares como otro gesto de deslealtad, fue recurrir a su condición de portavoz del Gobierno regional el pasado 29 de septiembre para hablar de un «principio de acuerdo» entre ambos Ejecutivos cuando esa proximidad no era tal.

«Satisfecho por haber alcanzado un principio de acuerdo con el Gobierno de España para abordar de forma conjunta la batalla contra el virus. Espero que se ratifique en el Consejo Interterritorial que se celebrará mañana. El diálogo da resultado. La unidad salva vidas y empleos», escribió Aguado presumiendo de un carácter mediador y erigiéndose en artífice de ese supuesto apretón de manos en la reunión que celebraron ambos Gobiernos en la sede de la Vicepresidencia que él dirige.

Sin embargo, esta estrategia del dirigente naranja fracasó, pues al día siguiente, el Gobierno de Sánchez manejó a su antojo lo abordado en el Consejo Interterritorial de Salud para imponer a Madrid el polémico cierre que luego tumbó el TSJM y que enmendó el pasado viernes el Ejecutivo socialcomunista decretando la alarma.

«Era evitable»

En su caso, Aguado reiteró la pasada semana que esta medida «era evitable», aunque tales palabras sonaron más como un reproche interno a la gestión de Ayuso que a las imposiciones de Sánchez e Illa. De hecho, cabe recordar que fue la propia Díaz Ayuso la que llamó al presidente socialista para hacerle una última propuesta de elevar las restricciones a 51 zonas sanitarias. Sin embargo, el jefe del Gobierno ni siquiera aceptó abordar este plan y contestó a la dirigente popular que llegaba «tarde». Para entonces, ya había convocado un Consejo de Ministros extraordinario para decretar la alarma en la capital y otros 8 municipios de Madrid.

Este sábado se supo que el Ministerio de Sanidad usó datos desfasados casi una semana para cerrar Madrid con este decretazo. De hecho, no tomó los del miércoles 7 de octubre, cuando la capital ya estaba por debajo del umbral de incidencia acumulada según las cifras del Gobierno regional, sino los del domingo 4 de octubre. Así se entienden las prisas de Sánchez para imponer la alarma, mientras los contagios y las hospitalizaciones iban a la baja.

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