Rajoy dice a sus ministros que no adelantará las generales para desinflar el efecto C’s tras el 21-D
El presidente Rajoy ha pedido a sus ministros y a su partido que se preparen para “una campaña de desgaste” protagonizada por Ciudadanos. Que aguanten porque hay tiempo hasta las elecciones. Unas elecciones que no pretende anticipar en la medida de lo posible, entre otros motivos, precisamente, porque es consciente de que C’s ha salido fortalecido del 21-D.
El mensaje del presidente del Gobierno fue trasladado personalmente a su equipo de ministros en la cena de Navidad en La Moncloa ofrecida el viernes previo a la Nochebuena. Se trataba del día posterior a los resultados electorales en Cataluña. El día de la denominada resaca electoral que, en este caso, para el PP, lo fue y de verdad. Mariano Rajoy ha trasladado igualmente el mensaje a la cúpula del partido. Y en sus explicaciones ha destacado que ya sabían que el 21-D podía tener coste electoral, porque, según sus argumentos, ellos han llevado el peso de adoptar el 155 y de tener que encajar las reclamaciones de Ciudadanos y del PSOE.
Por ello, el presidente cree que es cuestión de tiempo que las aguas del protagonismo político vuelvan a su cauce. Que las cosas irán tranquilizándose. Pero no porque Ciudadanos se lo vaya a poner fácil. Más bien todo lo contrario. El responsable máximo del Gobierno sabe que empieza una “campaña de desgaste de Ciudadanos”. Que aún tendrá que salir mucha información y titulares sobre la corrupción. Y que el partido de Albert Rivera aprovechará todo ello para reivindicar un hueco estable en un espacio electoral cada día más parecido al del PP. Pese a ello, Rajoy cree que es cuestión de “aguantar”. Porque los Presupuestos Generales del Estado se conseguirán aprobar y, por lo tanto, se demostrará que el PP es una fuerza con capacidad de gobierno real.
El presidente tiene, sin embargo, un temor. Él es el más consciente de que buena parte del voto útil fiel al PP lo es por motivos de estabilidad, no sólo institucional, sino también económica. Y lo cierto es que dependiendo del rumbo que tome el nuevo Gobierno catalán, el destrozo económico del separatismo puede contagiar, al menos levemente, al crecimiento nacional. Y ese punto le preocupa. Por ello, el presidente ha pedido a sus ministros que preparen medidas económicas urgentes de reactivación económica para Cataluña. Porque sabe que la recuperación en ese territorio eliminaría el impacto que puedan en el resto de España las locuras de JxCAT o ERC.
Para todo ello el presidente necesita tiempo. Tiempo para que las cosas vuelvan a su buscada normalidad. Tiempo para que el protagonismo ganado por Ciudadanos en Cataluña se vaya diluyendo allí y en todo el resto de España. Y para ello, Rajoy necesita estirar los plazos hasta las elecciones. Razón por la que dejó claro que no baraja ningún escenario de adelanto electoral.
La cuestión ahora es si el nuevo Govern catalán le permitirá esa relajación. Algo por lo que Rajoy ha pedido ya iniciar una nueva ronda de “diálogo constructivo” con el Govern venidero. Eso sí, sin salirse de la ley y la Constitución. Pero un diálogo que evite la vuelta al golpismo más puro de los futuros mandatarios catalanes.
Un diálogo que se enfrentará a un reto muy difícil: y es que, los nuevos líderes catalanes, no son muy distintos de los viejos. De hecho, son los mismos partidos y dirigidos por las personas de confianza de quienes comandaban el golpe. Tan de confianza que están, en su inmensa mayoría, grabados por la Guardia Civil en las mismas labores golpistas.