Llega a Rota «el avión del juicio final»: el mando volante de EEUU en caso de ataque nuclear masivo
El pasado sábado, al amanecer, la pista de la base naval de Rota (Cádiz) se preparó para recibir la llegada de un curioso visitante: un Boeing 707 E-6B Mercury. Un avión con fuselaje blanco y cuatro motores que no llamaría la atención de no ser por la misión que tiene encomendada para la estrategia militar nuclear de Estados Unidos. En caso de que se desate una guerra nuclear a nivel mundial y el Centro de Operaciones Globales de Nebraska -el búnker desde el que Estados Unidos coordinaría sus ataques- quede destruido o incomunicado, sería uno de estos E-6B los que actuarían de centro de mando sustituto.
Se les llama Loking Glass (espejos), ya que permiten que las órdenes de ataque lleguen a la flota de submarinos nucleares. Entre sus 22 tripulantes hay un general o almirante que, llegado el momento, asumiría la Autoridad de Mando Nacional (en condiciones normales la tiene el presidente) y la responsabilidad de dar luz verde al lanzamiento de misiles intercontinentales. La aeronave está en el Estrecho realizando maniobras, coincidiendo con la visita a Gibraltar de un submarino con capacidad para lanzar 24 misiles nucleares Trident II.
El E-6B Mercury salió de la base de Tinker, en el estado de Oklahoma, el pasado viernes 4 de noviembre. Llevaba el indicativo ZAPOS22. Llegó el sábado a Rota pasadas las seis de la mañana, donde quedó aparcado en un hangar. Hasta este domingo 6, cuando los radares de tráfico aéreo volvieron a captarle y registraron su despegue en torno a las tres de la tarde rumbo al Atlántico.
Poco se sabe de lo que hizo el E-6B Mercury sobre aguas del Atlántico, pero el mapa de actividad muestra cómo estuvo haciendo círculos en el aire a 20.000 pies de altura -unos seis kilómetros-. Cinco horas después volvía a Rota, donde sigue estacionado a día de hoy.
Discreción
La presencia en Rota del E-6B Mercury en la base gaditana no ha pasado desapercibida para los aficionados a la aeronáutica militar ni tampoco, como ha comprobado OKDIARIO, para el personal militar español que sirve en Rota. Una base compartida por España y Estados Unidos, pero donde la actividad extranjera se desarrolla bajo un manto de secretismo. Tampoco en la parte española saben qué hacía en la base esta aeronave clave para la estrategia de disuasión nuclear del Pentágono, en medio de la tensión internacional con Rusia por la invasión de Ucrania.
Sin embargo, la coincidente presencia en Gibraltar de un submarino nuclear Clase Ohio puede ofrecer pistas sobre un posible ejercicio en la zona. En los últimos meses, el ejército de Estados Unidos ha engrasado sus fuerzas estratégicas de disuasión nuclear aumentando los movimientos y maniobras protagonizadas por este tipo de unidades, como el reciente ejercicio Steadfast Noon con el que la fuerza aérea norteamericana ha comprobado el nivel de preparación de las aeronaves militares de países OTAN que, llegado el momento, podrían cargar y disparar misiles nucleares del arsenal estadounidense: Bélgica, Alemania, Italia y Países Bajos. La discreta presencia del E-6B Mercury en Rota parece encajar en este tipo de maniobras. Hace meses también se exhibieron los bombarderos B-52H junto a la frontera rusa en un ejercicio en el que participó España.
Último bastión
Lo que hasta hace unos meses parecía un escenario casi de ciencia ficción, el de un choque nuclear entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, ha pasado a ser una hipótesis plausible y aceptada por muchos países. Incluido España. Y es para ese tipo de situaciones para las que el Pentágono desarrolló durante la Guerra Fría una compleja estrategia de respuesta ante la llegada del, por aquel entonces factible, Doomsday. El juicio final, la destrucción total o parcial del planeta por un enfrentamiento nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Así nació esa estrategia de disuasión nuclear aplicada por ambas superpotencias, que no se basaba sólo en la cantidad y poder destructivo de las armas atómicas empleadas por cada bando, sino en la capacidad de uno de los bandos para contraatacar después de encajar una lluvia de misiles en su territorio que destruya todas las infraestructuras terrestres de control y mando. Para ello se puso en funcionamiento la red de submarinos nucleares, capaces de contragolpear desde sus escondites bajo la superficie. Y también la red de aviones Looking Glass, como este E-6B Mercury de Rota.
En caso de que llegase ese ataque nuclear, uno de los que sin duda sería un objetivo a golpear sería la Base Aérea Offutt, cerca de Omaha (Nebraska). Allí, aparte de ser el lugar donde se construyó el Enola Gay que lanzó sobre Hiroshima la primera bomba atómica, se encuentra el Comando Estratégico de los Estados Unidos (Usstratcom). Un lugar en el que el cine se ha inspirado en infinidad de veces, un búnker con grandes pantallas desde la que dirigir la respuesta militar en un caso de una crisis de grandes dimensiones. En él se refugió durante horas el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Si ese búnker de Omaha cae, bien por ser destruido o por quedar incomunicado, se rompe la cadena de Autoridad de Mando Nacional que debe aprobar el uso de armas nucleares. En condiciones normales la ostenta el presidente, pero, si hay problemas, la estrategia estadounidense tiene planes alternativos.
Un general
Es por ello que entre los 22 tripulantes que van a bordo de estos aviones E-6B Mercury siempre va un general o almirante. Un oficial con rango suficiente como para actuar de Oficial de Acción de Emergencia Aerotransportado (AEAO). Volando a más de seis kilómetros de altura, lejos de los efectos que puede provocar una detonación nuclear, el oficial a cargo del avión puede ordenar un ataque con misiles intercontinentales (ICBM) a los submarinos nucleares desplegados por todos los mares del planeta. De hecho, la tecnología presente en estas aeronaves permite incluso dirigir en vuelo esos proyectiles, modificando su rumbo en vivo.
Por ello ha llamado la atención su presencia en Rota a la vez que el submarino Clase Ohio Rhode Island se encontraba en Gibraltar. Este buque porta en su bodega hasta 24 misiles intercontinentales Trident II D5, con un alcance de unos 11.000 kilómetros. Cada uno de esos misiles, que una vez disparados pueden dirigirse desde esos Mercury, cuenta con 14 cabezas nucleares que se liberan en vuelo y pueden tomar rumbos diferentes hacia objetivos concretos. Es decir, un solo submarino es capaz de atacar 336 objetivos descargando al completo su bodega. La US Navy tiene 18 submarinos de este tipo desplegados.
Con 45 metros de envergadura, a bordo del E-6B Mercury vuelan, además de un general o almirante, un asesor de ataque, un controlador del sistema de lanzamiento, un oficial de inteligencia, un oficial de efectos meteorológicos y un suboficial de Acciones de Emergencia. Este último, en caso de que el general a bordo estuviese incapacitado, tomaría el mando y decidiría qué hacer ante un eventual ataque.