¡Impagable!: Sánchez reunifica el matrimonio Franco

Fundación Franco

Pero que no se engañe:  Franco no le dará ni un voto más. Los suyos y pare usted de contar. El jueves, eso sí, sacará pecho Sánchez  y presumirá de haber cumplido su promesa. Un año y medio después (se comprometió a exhumar al general en agosto de 2018) tocarán las trompetas de Moncloa sopladas por el gurucillo Redondo, y unos millares de progres del país cantarán a coro con Sánchez: “¡Ea, ea, ea, Franco se menea”. El resto de los españoles se quedará -nos quedaremos- tan panchos porque igual nos da que la momia esté, como estaba, en el Valle de los Caídos o repose junto a su señora, que era su voluntad de siempre, y que sólo ha conseguido hacer práctica cuarenta y cuatro años después. Doña Carmen no le quería al lado y Sánchez, atendiendo a la voluntad de siempre del llamado Caudillo, le ha llevado junto a su tumba. Para la familia y los residuales franquistas el jueves puede ser un gran día, plantéenselo así.

El gurucillo Redondo se sacó una día de sus ajada chistera el ataúd de Franco y desde entonces ha venido insistiéndole a su jefe en que esta era una baza decisiva para permanecer, los dos juntos, en La Moncloa per saecula saeculorum, pero claro ninguno de los dos contaba con que Cataluña les iba a complicar los pronósticos. No hace siquiera un mes  que el aún presidente del Gobierno susurraba a los periodistas de cámara que no se alarmaran, que las reacciones a la publicación de la sentencia contra los sediciosos no iban a ser para tanto, incluso llegaron a pronosticar que tenían datos para asegurar que los pequeños revoltosos de Marlaska no iban a dar mucho la lata. Debieron fundarse en la información que les suministraba nuestro CNI, que no ha cambiado nada desde que el general Sanz Roldán, entonces mandamás del Centro, asegurara a Rajoy que no iba a haber urnas para el referéndum ilegal. Fíjense; un año después, al borde de su cese por jubilación, el general confesaba que se la habían metido doblada, que no se enteraron de que las urnas fueron trasplantadas a Cataluña en coches particulares.

Bueno, pues ahora ha sucedido lo mismo pero la pésima información ha surtido un efecto malo y otro bueno: el malo es que Cataluña está en llamas en una revolución similar a la de la Semana Trágica de 1909, una revolución  ésta en la que sólo han estado en su sitio las Fuerzas de Seguridad del Estado. El bueno es que, gracias a su inepcia, a su inoperancia e incluso a su complacencia con los jefes de los violentos, es decir con Esquerra Republicana de Cataluña, a Sánchez se le ha visto definitivamente la patita porque, como dice un empresario catalán que hasta llegó a juguetear con la independencia: “Lo peor  de Sánchez no es que sea un fatuo, lo peor es que un desastre”. El tipo, siete días después de iniciarse la hecatombe se ha visto obligado a subirse al Falcon y esta vez no para divertirse en un concierto hortera, ni para meterse en el cuerpo un mojito en la boda de un cuñado, sino para visitar a los heridos, más de cien policías, en la algarada terrorista, que de eso se trata, de Barcelona. Lo ha hecho con la soberbia de siempre, impidiendo, sin ir más lejos, que Casado, que le ha madrugado con Ribera la iniciativa de viajar a la Ciudad Condal, pueda siquiera acudir a la Jefatura de Policía de Barcelona. Pero, ¿quiénes se han creído que son estos dos individuos, Marlaska y el aún presidente para cerrar las puertas de un edificio oficial a un parlamentario de España? ¡Habrase visto mayor desfachatez!

Vamos a ver qué sucede de aquí al jueves cuando Franco vuele hasta Mingorrubio, a él que no le gustaba nada el aire como medio de transporte. El aviador era en la familia su hermano Ramón. Nadie en su sano juicio prevé que la convulsión catalana ceda en gravedad; nadie. Solo lo esperan Sánchez y su equipo de intoxicación masiva que, al decir de los resistentes de Televisión Española, ya ha dado órdenes estrictas a la soviética Mateo para que realicen un despliegue inolvidable en el traslado. Cuarenta y cuatro años después, Franco vuelve al regazo de su señora. Franco reúne de nuevo a aquel “matrimonio ejemplar, espejo de las virtudes de España” que cantaba el No-DO. El favor que le ha hecho Sánchez es impagable.

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