HIPOCRESÍA 'PROGRE'

El ‘feminista’ Maraña, agitador del 8-M, publicó un ‘robado’ de Isabel Pantoja en topless en Interviú

El ‘feminista’ Maraña, agitador del 8-M, publicó un ‘robado’ de Isabel Pantoja en topless en Interviú
Luis Balcarce

Ya pocos parecen recordar que el omnipresente tertuliano de izquierdas, Jesús Maraña, devoto feminista y apasionado defensor del infectódromo del 8-M («yo mismo acudí a esa la manifestación», afirmó) fue director entre 1999 y 2002 de la revista Interviú, desde la que se pagaba a mujeres para que salieran desnudas en la portada. Este inquisidor implacable perseguía con el mismo ardor con el que ahora abandera las causas progresistas robados de artistas y famosas con los que disparar la venta de ejemplares de la desaparecida revista del Grupo Zeta. Uno de los más míticos desnudos publicados por Maraña fue el topless de Isabel Pantoja en octubre de 2002.

«Lo nunca visto de Isabel Pantoja: topless en Tenerife», titulaba en portada Interviú su número 1381 de octubre de 2002. En el editorial, Maraña criticaba que Gran Hermano y Operación Triunfo huelan «a estiramiento del negocio». Todo lo contrario a forrarse sacando mujeres desnudas en portada con o sin su consentimiento, algo que no parecía a primera vista ser muy feminista pero sí un negocio muy rentable.

Pantoja estaba pasando unos días de descanso en el Gran Hotel Bahía del Duque, cinco estrellas, ubicado en la costa Adeje, en el sur de Tenerife junto a su pareja Diego Gómez. «Allí se la pudo ver descargada de tensiones, desinhibida y poseedora de una buena figura», cuenta la revista. La crónica iba firmada con el pseudónimo de Pedro Pals y acompañada de fotos de una desenvuelta Pantoja ajena a los objetivos de la cámara que la estaban fotografiando.

«Fue algo por completo natural. Simplemente, Isabel llegó a la piscina, se despojó de la parte de arriba de su biquini y se puso cómoda. Duró tres cuartos de hora el baño que se tomó la tonadillera con Diego. El resto de los bañistas que pasaban el día en la zona no podían permanecer indiferentes: tenían ante sí, bajo el cielo canario, lo nunca visto de la más famosa y castiza cantante española desde los tiempos de Lola Flores», escribió el cronista.

Trampas

Maraña se apuntó un gran tanto con el robado de la Pantoja. «El topless más esperado. No se hablará de otra cosa», publicitaba la revista precintada para no desvelar su contenido. Pero Maraña hacía trampa, ya que esas fotos de la Pantoja no eran recientes sino que llevaban un año dando más vueltas que el baúl de la Piquer. Según contó El Mundo, esas fotos formaban parte de un pack que pertenecía a la agencia Enfoque. Esta agencia se lo vendió por un precio que no trascendió a las revistas Semana y Lecturas. Semana publicó las fotos más light de la Pantoja… ¡el 17 de octubre de 2001!, es decir, exactamente un año antes que Interviú, dato que no se mencionaba en la crónica. Lecturas compró el resto de las fotos de la cantante en topless y se las regaló a la tonadillera en un gesto de cortesía. Hoy por mí y mañana por ti, como dice el refrán. Algo habitual en el mundo del papel couché.

El contrato que firmó Lecturas para hacerse con las fotografías de la Pantoja establecía que pasados seis meses, la agencia Enfoque podría vender de nuevo el reportaje. Y ahí es donde apareció el abnegado feminista Maraña para comprarlas a un precio que se cree que podría haber llegado a los 120.000 euros. El número del topless de la tonadillera causó furor y sirvió para «estirar el negocio» -como diría Maraña- del Grupo Zeta. Tal como decía el editorial de aquel mítico número de Interviú, «tanto tiempo dedicado a hacer caja no deja un solo minuto para el talento».

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