FAES aconseja a Casado no pactar con Sánchez «si es para apuntalar su Gobierno con Podemos»
«Estamos ante un Gobierno fallido» y su destino es ser «sustituido». La fundación FAES ha publicado un duro editorial contra los actuales inquilinos de La Moncloa y especialmente sobre el empeño de Pedro Sánchez de alcanzar unos «grandes pactos» de los que desconfía mientras el PSOE no prescinda de «compañías desestabilizadoras del marco constitucional».
En un mensaje claramente destinado a Pablo Casado, FAES considera en primer lugar que hay que acudir a la llamada de Sánchez «porque forma parte del deber de representar a millones de españoles y porque es la forma de dejar constancia de que en España ha sido el Partido Popular el que ha asumido la responsabilidad de gobernar después de que la izquierda dejara un país con los peores indicadores económicos y sociales».
Sin embargo, FAES considera que «no tiene sentido hablar de pactos si el Gobierno pretende adoptar medidas ‘estructurales y permanentes’ como la renta mínima al margen de la negociación con la oposición».
Y lanza una clara advertencia: «Sería inadmisible aprovechar la crisis para abrir la Constitución, o para supuestos nuevos arreglos territoriales que estarían condicionados por las urgencias confederales del PNV y por el secesionismo de los nacionalistas catalanes».
Otro problema que paunta la fundación presidida por José María Aznar es «si Sánchez plantea los pactos como una forma de apuntalar su fórmula de gobierno con Podemos y los demás acompañantes».
Si por el contrario, «el PSOE se abre a una cooperación leal, abandonando iniciativas y compañías desestabilizadoras del marco constitucional y con una hoja de ruta razonable y pactada para salir de la crisis que tenemos encima, la aritmética parlamentaria no debería ser su mayor preocupación».
No obstante, no se lo están poniendo fácil a la oposición cuando «la izquierda coaligada para la confrontación a campo abierto con la mitad de los españoles… insulta desde el columnismo obsceno o desde la tribuna del Congreso a través de personajes de probada inanidad intelectual y logorrea demagógica» mientras «pide ahora ‘desescalar’ la tensión política».
Todo ello sin contar con la dificultad que supone «no poner en duda la buena fe negociadora y la palabra de un presidente cuya credibilidad, ya antes del coronavirus, tendía vertiginosamente a cero».