Estos son los vídeos y testigos claves en el juicio de hoy a Errejón por patear a un jubilado con cáncer
La noche del 2 de mayo del año pasado que Íñigo Errejón pasó en el barrio de Lavapiés en Madrid quedó registrada, minuto a minuto, a través de las cámaras de vigilancia de la Policía Municipal de Madrid. En el juicio que hoy se celebra contra el diputado nacional por un delito de maltrato se le va a preguntar al acusado para que describa todo lo que sucedió aquella noche antes, durante y después de que presuntamente pateara a un hombre de 67 años en el abdomen porque éste se quería hacer una foto con él. Además de los vídeos Errejón escuchará a los testigos que lo vieron aquella noche, quienes contarán cómo y por qué un encontronazo casual ha terminado con uno de los fundadores de Podemos en el banquillo de un juicio penal.
Íñigo Errejón se enfrenta a ser condenado a entre uno y dos meses de multa si la juez ve probado que el pasado 2 de mayo tuvo un encontronazo con un ciudadano al que acabó dando un puntapié en el abdomen. Aún siendo condenado, Errejón habrá tenido suerte por ser juzgado con el grado más leve de este tipo de delitos, al considerar la forense del juzgado que, si el diputado de Más País pateó al hombre que lo acabó denunciando su agresión, no dejó ninguna marca ni lesión a la víctima. Algo que es bastante discutible en este caso. La víctima se levantó el día de la presunta agresión con una hernia abdominal fruto de una operación de cáncer de colon. A los dos días de la presunta agresión la hernia duplicó su tamaño y dos informes médicos avalan que fue así y que debió ser por un traumatismo local en la zona. Pero la forense del juzgado no lo creyó así sin ni siquiera ver al paciente. Esa será sólo una de las pruebas a las que se enfrenta hoy Errejón y que, como el resto, han ido siendo reveladas por OKDIARIO.
Pasada la media noche del 2 de mayo un ciudadano entró en la Comisaría de centro de la ciudad de Madrid. Un hombre mayor, 67 años en aquel momento, aseguraba haber sido víctima de una agresión. Cuando el agente escuchó el nombre del denunciado llamó a su superior para que acabara él la denuncia contra Íñigo Errejón. Esa denuncia es la primera página de varias que esta mañana estarán sobre la mesa de Margarita Valcarce, la juez titular del juzgado 16 de Madrid, antes de arrancar el juicio contra el diputado de Más País. Pero habrá otros documentos importantes.
Dos versiones contradictorias
Cuando Errejón sea interrogado se le preguntará por su día antes de llegar a Lavapiés. El acusado llegaba hasta allí después de cerrar campaña para las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid. Qué cenó, dónde, con quién y con qué bebida acompañó la cena, serán cuestiones importantes, ya que sin él saberlo puede que expliquen lo que pasó horas más tarde en un cruce entre dos calles de Lavapiés. Si nos atenemos a la versión de Errejón, él deberá contar que dos pesados con malas formas lo asaltaron para hacerse una foto y mofarse, que se los quitó de encima y siguió con su camino.
Sin embargo, ni la víctima, ni un vecino del barrio de ésta que se encontró la escena compartirán esa versión y se atendrán a lo contado en instrucción judicial y revelado por este periódico: el mayor de ellos, el que fuera a la postre el presuntamente agredido, fue quien reconoció a Errejón y quien le pidió una foto. Íñigo se negó y los despachó de malas formas. El jubilado se mofó, sí, pero para afearle la altanería y decirle que¡, por ejemplo, él ya se había hecho fotos con Juan Carlos Monedero, del que dijo que se había portado con bastante más amabilidad. Quién sabe el motivo real, pero justo ahí, dicen los dos, testigo y denunciante, fue cuando Errejón lanzó la patada.
Errejón deberá explicar si lo que apenas se ve en uno de los vídeos como un gesto brusco es su forma de negarse a hacerse fotos cuando no le apetece o si hubo algo más que un desplante. También será interrogado sobre otro pasaje del mismo vídeo grabado unos segundos más tarde. Cuando él fue preguntado por este asunto poco menos que lo describió como algo desagradable de lo que pudo escapar sin que la cosa fuera a mayores como buen pacifista que es. Si fue así estará bien escuchar cómo explica que sus dos amigos se lo tuvieron que llevar a rastras del lugar mientras hasta en tres veces se dio la vuelta pidiendo a los “desagradables” que vinieran donde estaba él si tenían algo que añadir al encontronazo.
Por cierto, de esas dos personas, vinculadas a los partidos políticos cercanos a Errejón, Más País y Más Madrid, nunca más se supo. La acusación no los ha citado como testigos y se desconoce si Errejón lo ha hecho, pero si no lo ha hecho será muy difícil de entender por qué no aporta a las personas que, de ser cierta, mejor pueden corroborar su versión de los hechos.
Todo esto se resolverá esta mañana en los juzgados madrileños de Plaza de Castilla, donde dentro de pocos días se dictará sentencia, que será lo más cerca que estaremos de saber qué pasó aquella noche del 2 de mayo en Lavapiés cuando presuntamente Errejón pateó a un jubilado en la barriga por querer hacerse una foto.