El entorno de Ayuso tiende puentes: ofrece a Génova un «proyecto de consenso» con Almeida

Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida.
José Luis Martínez-Almeida e Isabel Díaz Ayuso. (Foto: Comunidad)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Las posiciones para resolver la crisis por el PP de Madrid siguen enquistadas entre Génova y la Puerta del Sol. El inevitable desgaste que se asume ya por las dos partes ha generado un clima de seria preocupación entre los cuadros del partido, aún sin vistas de solución. Y se ha recrudecido en los últimos días. Aunque el origen de la crisis es difuso, las diferencias se resumen básicamente en dos: la fecha por la celebración del congreso y la candidatura. Ayuso se siente avalada para presidir el PP madrileño. Y Génova, que hasta ahora se mostraba más partidaria de la tercera vía -un candidato pactado- no cierra la puerta al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. Hasta ahí las posiciones conocidas. En este trance, y en pleno terremoto, el entorno de Ayuso insiste en la necesidad de caminar hacia un proyecto de unidad para la Comunidad de Madrid, que aglutine a los distintos sectores, destacando que «ella busca un proyecto integrador» y que la sintonía entre la presidenta y el regidor es «absoluta». Recuerdan, de hecho, cómo la presidenta madrileña ya aseguró en la última reunión de la Junta Directiva del PP de Madrid su renuncia a las «concentraciones de poder» y los «hiperliderazgos».

No obstante, eso no significa que Ayuso renuncie a presidir la futura dirección madrileña. También se recela de las tutelas. Por ahora, el nombre que se destaca es el de Almeida -ya especialmente simbólico porque Génova no lo ha descartado en la carrera de las primarias- pero sin avanzar más en el alcance real de esa «integración». Y ahí está la clave.

«Ella siempre ha dicho que en este proyecto quería ir de la mano con el alcalde de Madrid», manifestó esta misma semana el portavoz  en la Asamblea de Madrid, Alfonso Serrano, cuyo nombre es la apuesta firme de Ayuso para ocupar la secretaría general del futuro organigrama. En su opinión, lo suyo sería ir «a una candidatura que busque unir y cohesionar, que es lo que quiere» la presidenta.

En Génova, no obstante, no lo interpretan así. Sostienen que nunca se les ha planteado un proyecto tal y reprochan además que se haya filtrado ya quién sería el secretario general, lo que no indica que se busque el consenso.

La presidenta y el alcalde -que públicamente no se ha descartado para las primarias: «Ahora no toca», insiste- han tratado de preservar su buena relación personal de la convulsión de los últimos días. Como informó OKDIARIO, ambos se intercambian mensajes prácticamente a diario y su sintonía es «excelente». De hecho, desde sus equipos se insiste en que la comentada comida del pasado jueves, en la que compartieron sus discrepancias sobre el próximo congreso y el modelo de partido, no se sale de la tónica habitual entre dos dirigentes que se califican mutuamente de «partners», conscientes como son de que forman un tique ganador.

La mediación de Casado

El desenlace de toda esta crisis es aún incierto. No obstante, todo el partido es conocedor de que una «guerra abierta» entre Génova y Sol no beneficia a nadie. En la dirección nacional insisten en que el objetivo común es desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Y el riesgo de desviar la atención de este asunto genera ya un visible malestar entre los territorios y las baronías. Como publica este periódico, dirigentes regionales de toda España e históricos del partido coinciden en que la disputa puede acarrear importantes consecuencias para las expectativas electorales. Defienden, además, que Pablo Casado debe intervenir ya para zanjar la guerra en el PP de Madrid y firmar la paz con Ayuso. Hasta ahora es Teodoro García Egea, secretario general del partido, quien se ocupa de gestionar la crisis.

Los mismos cuadros alertan del riesgo de esta división para las siglas y el mensaje de unidad que se apuntaló en la convención de Valencia. Un éxito del que sacó pecho todo el partido y que consideran necesario preservar en la carrera hacia las urnas, con el Gobierno de coalición cada vez más desgastado por sus disputas. Creen un error distraerse en las rencillas internas y desaprovechar el viento a favor de las encuestas, que disparan la mayoría de la derecha. Si el congreso se celebra finalmente en mayo o junio, como es la intención de Génova, y el choque se alarga, será un suicidio para todos, concluyen.

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