OKUPACIÓN

El edificio okupa de izquierdas que desalojarán PP y Vox en Zaragoza alienta la violencia contra Israel

El Centro Social Kike Mur lleva ocupando el edificio público desde 2010

En una moción, el PSOE y Zaragoza en Común expresan su solidaridad a los palestinos, y obvian a los israelitas

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Paula Ciordia

Este jueves, el pleno del Ayuntamiento de Zaragoza ha acordado desalojar la antigua cárcel de Torrero ocupada ilegalmente por el autodenominado Centro Social Okupado (CSO) Kike Mur. Este centro alienta la violencia palestina tras los atentados de Hamás a Israel, como muestra OKDIARIO.
La iniciativa presentada por Vox, ha recibido el apoyo del PP, cuyo portavoz, Ángel Loren, consejero municipal de Presidencia del Ayuntamiento, ha resaltado que cuando el «centroderecha» se «une» consigue logros «importantísimos».

Alentar la violencia

La semana pasada, el CSO del Kike Mur, celebraron el XIII aniversario de su ocupación, con un programa de actividades, entre las que se incluía una «bicimanifestación» para secundar la manifestación en apoyo a Palestina convocada por Casa Palestina, en coordinación con otras organizaciones como CNT, CGT, CCOO, Red Chilena Zaragoza, Asociación Nicaragua Libre, La Olla Comunitaria Luis Buñuel o la Comunidad Islámica Aljafería. Así como los partidos políticos de izquierdas: El Partido Comunista de España (PCE), CHA, Izquierda Unida, Podemos y Zaragoza en Común.

Pancarta bilingüe.
Pancarta bilingüe.

En el patio ocupado de la antigua cárcel, a la que ha tenido acceso este diario, está colgada una pancarta de gran tamaño, en apoyo a la resistencia palestina, con el lema, en español y en árabe: «Levantarse, luchar, resistir». Además hay pintados varios graffiti con imágenes de árabes sosteniendo metralletas.

Graffiti de árabes con metralletas.
Graffiti de árabes con metralletas.

La participación de la organización La Olla Comunitaria Luis Buñuel en dicha manifestación pro Palestina es clave, porque revela cómo la estructura de la extrema izquierda se alimenta a través de este tipo de centros sociales, aparentemente independientes, pero coordinados por medio de multitud de asociaciones de este tipo. El CSO Luis Buñuel, por ejemplo, sigue estando operativo tras su desalojo, gracias a las instalaciones que le brinda la Asociación Vecinal Lanuza, en el Casco Viejo, que recibe financiación pública.

La izquierda se niega

La moción para desalojar a los ocupas ha salido adelante, pese al rechazo en bloque de Zaragoza en Común y PSOE. Además se ha votado coincidiendo con el aniversario de su ocupación. Cuando en octubre de 2010, siendo alcalde el socialista Juan Alberto Belloch, tras ordenar el desalojo del anterior centro social ocupado, conocido como La Vieja, fue nuevamente ocupado a los dos meses, por esta nueva asociación.

En la misma época, y siguiendo el mismo operativo, también fue ocupado el antiguo Ayuntamiento, por otro CSO, el citado Luis Buñuel, convirtiéndose ambos en emblemáticos espacios de extrema izquierda en la ciudad.

Ante la posición de la izquierda, la concejal de Vox, Eva Torres, ha expresado que le «parece inconcebible que un representante público pueda justificar la ocupación ilegal de un inmueble», dado que la ocupación «vulnera la propiedad ya sea pública o privada», defendiendo que la «la ley debe actuar en esos casos».

Precisamente, Pedro Santisteve, de Zaragoza en Común, fue quien cedió el edificio a los okupas del CSO Luis Buñuel, defendiendo una «democracia participativa». Esta asociación nació de otra anterior, Dale vida al Luis Buñuel, de la que Santisteve era vicepresidente.

Estado Palestina

En contraste, este mismo jueves, Zaragoza en Común ha defendido una moción que ha contado con el apoyo del PSOE, que no ha salido adelante, en la cual se instaba a que el Ayuntamiento defendiera «el reconocimiento del Estado de Palestina, con todas las consecuencias». Así mismo, que se pedía  «solidaridad y apoyo a los palestinos y palestinas», mientras se obvia en dicha texto la solidaridad para con los israelitas.

Desalojo ya

Torres ha exigido que «se lleven a cabo cuantas acciones sean necesarias para recuperar el espacio y soliciten, si es necesario, la colaboración de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de Estado». Así mismo ha alertado que estas asociaciones «alientan a que haya más iniciativas ciudadanas de este tipo», que además «pagamos todos los ciudadanos», refiriéndose a las reformas que recientemente se llevaron en este centro, además de la luz y el agua.

El popular Ángel Loren, ha señalado que «hemos padecido una lacra durante 19 años de la izquierda en Zaragoza». «Y una herencia de esta lacra es la ocupación», ha lamentado. Además ha recordado que la ocupación ilegal afecta a 250 familias de forma directa y a más de 2.000 indirectamente, en respuesta a la Zaragoza en Común, que en el pleno, ha defendido que ese problema «no existe».

La realidad de la ocupación se evidencia en la Asistencia Jurídica a Afectados por la Ocupación Ilegal de Inmuebles, cuyo servicio facilita el Ayuntamiento, desde el área de Urbanismo, en convenio con el Colegio de Abogados, tras una iniciativa promovida también por Vox en 2020. Esta asesoría ha atendido a más de 300 casos en dos años y medio, donde el 30% de estos se concentran en el Casco Histórico.

El desalojo de Kike Mur en Torrero se espera que se produzca un año después del Centro Luis Buñuel, «tras un gran calvario judicial·, ha recalcado Loren, que ocasionó unos gastos de limpieza de 160.000 euros, sobre los cuales el concejal ha indicado que todavía no se ha determinado quién correrá con los gastos. «Veremos quién paga», ha señalado dirigiéndose a los concejales de Zaragoza en Común.

Kike Mur

El edificio ocupado fue inaugurado por Miguel Primo de Rivera en 1928, como cárcel de Torrero hasta 2001. Desde el inicio, la izquierda lo ha considerado como un «centro de reclusión de centenares de anarquistas, comunistas, sindicalistas, antifranquistas e insumisos», tal y como se puede leer en multitud de artículos de izquierda.

El centro de Kike Mur se define como «espacio okupado, autogestionado y autoritario», bautizado así en homenaje a un joven llamado Enrique Mur, conocido como Kike, considerado como un «insumiso», al que se cuenta que encarcelaron por negarse a hacer el servicio militar y que murió en la cárcel por una represión policial. Entorno a Kike Mur se ha generado toda una narrativa de mártir donde el movimiento anarquista y antipolicial se ha refugiado. Una de sus salas está convertida en un gimnasio donde se enseña y se practica, desde hace más de una década, boxeo, kick boxing y muay thai.

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