Denuncian ante Unicef que la escuela catalana adoctrina a los niños «como en la Alemania nazi»
Niños utilizados para cortar carreteras durante la huelga general convocada por el asesino de Terra Lliure Carles Sastre, escuelas engalanadas con lazos amarillos y con pancartas a favor de los «presos políticos», niños cubiertos con la estelada, utilizados como imagen icónica de las manifestaciones independentistas, libros de texto que manipulan la historia para alimentar el mito de una Cataluña oprimida durante siglos por el resto de España.
La asociación Cataluña Pueblo de España, fundada en Lausanne (Suiza), ha denunciado en una carta dirigida a la directora general del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Henrietta H. Fore, la manipulación de los niños por parte del independentismo y el adoctrinamiento que se produce en las aulas de Cataluña.
El presidente de la entidad, François Meylan, explica en su escrito que Cataluña «sufre una profunda fractura social, causada por actos de discriminación, manipulación y violencia psicológica o incluso física por parte del aparato separatista catalán» y apela a la necesidad de garantizar en la región los principios que defiende Unicef en su carta fundacional: «La supervivencia, la protección y la satisfacción de los niños son imperativos del desarrollo universal cuyo respeto es esencial para el progreso de la humanidad».
«¿Cómo se puede lograr este desarrollo de los niños en la autonomía catalana», se pregunta François Meylan, «si están sometido desde una edad temprana a las presiones de un mecanismo de adoctrinamiento y propagandista? Les hacen creer que viven en una región ocupada, a veces por un enemigo, España, y a veces por un enemigo interno que piensa de manera diferente. En tal clima, ¿en qué adultos pueden convertirse? ¿Responde esto a la misión de Unicef?»
En su carta dirigida a la directora general de Unicef, explica que la asociación Cataluña Pueblo de España fue fundada el año pasado en Lausanne (Suisse), está integrada por voluntarios que residen en distintos países para «luchar contra el nacionalismo y el supremacismo en la autonomía catalana en España y Europa, con el fin de evitar una futura guerra en el continente».
La carta dirigida a la sede de Unicef en Nueva York incluye una galería fotográfica que muestra cómo el independentismo utiliza a los menores para ponerlos al servicio de su causa política: los pequeños aparecen como protagonistas de los actos convocados por la Asamblea Nacional Catalana (ANC), pero también en los programas infantiles de TV3 explicando por qué quieren que Cataluña se independice de España. «Una situación que recuerda a la de la máquina inteligente, fría y sin amor de la Alemania nazi», escribe François Meylan.
También dedica un apartado a denunciar el adoctrinamiento en las aulas que se produce en Cataluña, que fue acreditado en un informe de la Alta Inspección que los dos últimos ministros de Educación han preferido guardar en un cajón.
«En Cataluña se reescribe y falsifica la historia», relata, «los libros escolares se transforman en manuales de adoctrinamiento. Se reprime el uso del español en el patio de recreo, a pesar de que es la lengua materna del 55% de la población catalana». En los libros de texto, se compara a Cataluña con Francia, Italia o Inglaterra, a pesar de que jamás en su historia ha sido un Estado.
«Peor aún», añade, «se educa a los niños en una lógica de guerra de liberación contra un opresor que no existe». Algo que equivale a «inducir en el niño la negativa a explorar una realidad distinta a la suya, aquella con la que fue adoctrinado». En opinión del presidente de Cataluña Pueblo de España, todo ello se traduce en adultos que actúan con mecanismos de defensa propios del trastorno narcisista: «ven la vida de forma exclusivamente binaria: blanco y negro … presa y depredador. Se vuelven extremadamente tóxicos para los que lo rodean».
En vista de lo anterior, señala François Meylan, «es fácil comprender el daño profundo y duradero que sufre la población catalana (de 7,5 millones de habitantes, al menos dos tercios no son separatistas) por parte del aparato separatista».
Meylan explica a la directora general de Unicef que todo ello tiene un trasfondo delictivo: «La utilización de una policía política, los Mossos d’Esquadra, la existencia de los autoproclamados Comités de Defensa de la República (CDR) que se comportan como matones, la malversación de fondos públicos en la propaganda y la manipulación de las masas y en el enorme caso de corrupción del político Jordi Pujol y su clan del 3%».
Por todo ello, pide a Henrietta H. Fore que tome las medidas necesarias para garantizar la protección de la infancia, utilizada por los independentistas como un elemento más de propaganda y de manipulación para conseguir, en las generaciones futuras, la ansiada mayoría secesionista.