Defensa da luz verde a comprar 20 millones de balas para crear una «reserva de guerra»
El Ministerio de Defensa va a crear una reserva estratégica, lo que en el argot militar se conoce como «reserva de guerra», formada por más de 20 millones de balas de calibre 5,56×45 mm. Las que utilizan el fusil G-36, el de servicio estándar de las Fuerzas Armadas, o las ametralladoras ligeras MG-4. Con esa reserva se cubre ampliamente la munición que gastan en todo un año las Fuerzas Armadas. Otros países de la OTAN están haciendo lo mismo por indicación de la propia Alianza Atlántica.
La incertidumbre que ha generado la guerra de Ucrania ha llevado a los países de la OTAN, entre ellos España, a impulsar sus reservas de guerra. Depósitos de municiones, armas o combustible a los que no se puede recurrir en tiempos de paz, aunque sean frágiles como el que se atraviesa actualmente. Todo debe estar listo de cara a un eventual cambio de escenario.
A ese marco se circunscribe este proyecto de reserva de guerra de balas, que se encuentra en fase de evaluación. La etapa previa a la licitación de la compra, que aún no dispone de pliegos. Pero la adquisición se da por hecha en el Ministerio de Defensa. La creación de esta reserva de guerra de Defensa tendrá un coste inicial de 6,3 millones de euros.
Las balas que se van a adquirir para esta iniciativa son de tipo ordinario. No habrá balas trazadoras (con una carga pirotécnica que permite ver su trayectoria de noche), ni tampoco antirrebote, los otros tipos de munición con las que operan habitualmente las Fuerzas Armadas españolas.
Fuentes militares explican que esta reserva será independiente de las que tiene cada uno de los tres Ejércitos, aunque sí destacan que será mayor y «transversal», ya que permitirá nutrir a Tierra, Aire y Armada de munición en caso necesario. De hecho, también permitiría abastecer a otras fuerzas de tipo policial, como la Guardia Civil o la Policía Nacional, en el caso de que fuese necesario -usan los mismos fusiles G-36-.
En base al precio del contrato, 6,3 millones de euros, y a los cálculos internos que hacen las Fuerzas Armadas sobre la cantidad de munición que utilizan, la reserva de guerra de Defensa permitiría cubrir la demanda de balas para entre 13 y 16 meses -en tiempos de paz-. Unos 20,4 millones de balas del 5,56×45 mm, a treinta céntimos la unidad.
Según las estimaciones realizadas por el Estado Mayor de la Defensa, las Fuerzas Armadas han consumido unos 18 millones de unidades de balas en 2021 y en 2022. Una cantidad que como ha podido comprobar OKDIARIO se reduce de cara a años venideros, rebajándola a 15 millones.
Precios al alza
España no es el único país que en este 2022, con vientos de guerra en Europa, ha decidido reforzar sus reservas y crear depósitos estratégicos de munición. Eso, explican fuentes militares, ha tensionado el mercado de la munición. De hecho, se prevé que el precio unitario pueda subir, por lo que o bien se reduce la cantidad de balas adquiridas o se aumenta el coste del proyecto.
En la actualidad hay problemas para encontrar suministradores capaces de satisfacer la demanda de decenas de ejércitos adquiriendo balas a la vez, y eso también se está dejando notar en los precios. Es, en esencia, una situación similar a la que se encontraron los países cuando comenzó la pandemia y se disparó la demanda de artículos de protección sanitaria como las mascarillas.