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Una corredora trasplantada de pulmón preparará su tercera media maratón: «La fibrosis quística no me detiene»

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Teresa Fernández sufre fibrosis quística desde que nació y en 2009 tuvo la suerte de encontrar un receptor que encajaba con su enfermedad. Pequeñas complicaciones en la recuperación de la joven hicieron que tuviese que estar en la UCI durante tres meses. «Lo pasé tan mal que al salir pedí a un amigo que me ayudase y el año que viene correré mi tercera maratón», dice con una gran sonrisa Teresa. La fibrosis quística es una enfermedad genética de herencia autosómica recesiva que afecta principalmente a los pulmones, y en menor medida al páncreas, hígado e intestino. A ella le tocó lo peor de la enfermedad entre los 20 y 25 años, cuando ya no le quedó otra que recurrir a un trasplante.

«Tuve que dejar de ir a la universidad y hacer ejercicios diarios porque empecé a necesitar más cantidad de antibióticos intravenosos», explica Teresa. Recuerda el día de la operación como un gran día: «Me llamaron del hospital y me dijeron que había un posible donante, pero no tenía mucha esperanza porque siempre te dicen que el primer donante no suele ser compatible», a lo que añade que «llegó mi doctora de entonces y me dijo que efectivamente había unos pulmones que estaban muy bien y que tendrían que encajarlos porque eran grandes pero que estaba de suerte y que era mi día», sentencia.

Para la joven aquellos días fueron especialmente duros por su familia. «Los tres meses que estuve en la UCI fueron complicados», dice. «También tienes que hacer una reflexión porque para que alguien con esta enfermedad pueda vivir, otra persona tiene que morir, porque estos trasplantes sólo se pueden hacer de personas que han fallecido y que los familiares han dado su autorización», esto fue una de las partes más difíciles de entender para ella.

Ahora, feliz, cuenta que desde entonces sigue haciéndose revisiones en el Hospital Puerta de Hierro, donde siempre le han tratado con especial cariño y atención. «Estoy feliz porque somos ya casi como familia», dice la joven.

Al poco de la operación, Teresa enseguida quiso hacer deporte y seguir con su entreno. «Tuve que aceptar que mi situación física no era la esperada y me puse en manos de un gran amigo que me ayudó a seguir con mis rutinas en cuanto al deporte», asegura. «Lo pasaba muy mal cuando venía al hospital a hacerme las revisiones y fue entonces cuando me animé a correr la San Silvestre Vallecana y desde entonces he empezado a mejorar y el año que viene ya voy a participar en mi tercera maratón». Finaliza la entrevista con una gran reflexión: «Siempre que corro o que hago cualquier actividad pienso en él (refiriéndose a su donante) y siempre le digo que espero que esté orgulloso de todo lo que he conseguido gracias a él», termina con los ojos brillantes.

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