El contacto ruso del equipo de Puigdemont lanzó el lobby financiero Catrus Capital justo antes del 1-O

Carles Puigdemont y Vladimir Putin.
Carles Puigdemont y Vladimir Putin.
Carlos Cuesta

Dos emprendedores, Andreu Garrigó y Alexander Dmitrenko, lanzaron una plataforma con el nacimiento de 2017 -meses después, el 1-O de ese mismo año, lanzaban los separatistas su referéndum ilegal-. Su nombre era Catrus Capital. El nombre evocaba, como es obvio, a Cataluña, Rusia y el flujo de capital. Uno de los dos impulsores, Dmitrenko, aparece retratado en las conversaciones que mantuvo con el jefe de oficina de Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay. Ahora, desde JxCAT niegan las conexiones de su partido con Rusia.

Gabriel Rufián abría esta semana la caja de los truenos. El portavoz de ERC vinculaba en una rueda de prensa en el Congreso de los Diputados al ex presidente catalán Puigdemont con Putin. Y la respuesta de JxCAT no se hacía esperar. La frase de Rufián era desafiante para sus socios de Gobierno en la Generalitat catalana: “Son señoritos que paseaban por Europa con la gente equivocada porque así durante un rato se creían James Bond”. Y añadía el de ERC: “Era para hacerse una selfie en según qué despachos” y “nunca ha representado nuestra línea de política internacional reunirnos con sátrapas”.

La frase aludía a los encuentros del jefe de oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay, quien apareció retratado en conversaciones investigadas por la Guardia Civil -publicadas por OKDIARIO- y en un informe de la inteligencia europea -publicado por The New York Times- como el enlace de diversos contactos rusos. Uno de ellos era el empresario Alexander Dmitrenko, el mismo que impulsó Catrus Capital, un lobby ruso catalán.

Lobby nacido en Londres

La entidad comunicó su nacimiento en febrero de 2017. Supuestamente, con el fin de fomentar las relaciones políticas, económicas y empresariales entre Cataluña y Rusia. El lobby nació domiciliado en Londres y mantuvo, efectivamente, como uno de sus ejes de trabajo, el incremento de las relaciones empresariales y societarias entre compañías rusas y catalanas. Todo ello, con una clara simpatía por el desafío separatista catalán.

La Guardia Civil de Cataluña entregó hace meses su informe en el Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona donde se recogía toda la información del teléfono móvil de Josep Lluís Alay Rodríguez, profesor de Historia de la Universidad de Barcelona, independentista catalán y mano derecha del ex presidente de la Generalitat catalana Carles Puigdemont. Ese documento arrojaba datos importantes como la relación del ex president fugado y los independentistas catalanes con políticos rusos.

El citado informe reproducía conversaciones de Alay Rodríguez y el abogado de Puigdemont Gonzalo Boye, y según el documento «se evidencia la implicación del letrado en asuntos que no están amparados en la relación abogado-cliente». Los investigadores de la Guardia Civil relataban que ambos «comentan el apoyo de Puigdemont pidiendo el indulto para Edward Snowden, que se encontraba exiliado en Rusia (Boye en el año 2014 se incorporó a su defensa) antiguo empleado de la CIA y de la NSA, acusado por el Gobierno de Estados Unidos de revelación de secretos (…)».

Pero la postura pública de Puigdemont sobre Snowden o la relativa también al opositor ruso Alekséi Navalny, detenido por el régimen de Putin, o el conflicto de Rusia con Bielorrusia podía «perjudicar el apoyo ruso». El 23 de junio de 2020 Josep Alay escribe a Boye: «La carta Snowden del president ha sido una apuesta muy arriesgada en mi opinión». El abogado le responde «pero es a USA no ha [sic] Rusia». El intercambio de whatsapps continúa. «Sabes que soy proSnowden pero como tema Navalny hay que ir con cuidado con los tiempos», dice Alay.

La conversación continúa con Boye y Alay reflejando preocupación porque eso «sería un tema a hablar en la próxima reunión, creo yo». Porque los independentistas catalanes no querían importunar de ninguna manera al Gobierno de Putin, y Josep Alay explica a Boye lo que en su opinión son los temas claves que no habría que «tocar»: «Mira hay un triángulo ahora clave. Belarus (Bielorrusia)-Snowden-Navalny» y añade que «en cualquier momento puede aparecer un tuit del president a favor de Navalny», ya que en aquel momento la actividad de Puigdemont en las redes era casi frenética. Boye no lo veía así y pensaba que «el problema mayor es Belarus… para nuestra postura» y «eso nos mata. Nada de Navalny», sentencia Alay.

Reuniones y jornadas

En esos mismos mensajes Josep Alay aprovecha para comentar una reunión con Alexander Dmitrenko, empresario ruso que, además, llegó a ser nombrado embajador de la Cámara de Comercio de Barcelona y personaje clave en toda la trama de los independentistas con Rusia. El informe de los investigadores desvela que Alay afirmó: «Hoy la reunión con Alex ha sido muy provechosa. Convenía hacerla y da perspectiva de lo que estamos haciendo”.

En 2018 Catrus Capital celebró unas jornadas con un total de 20 empresas. Las actividades se organizaron entre Barcelona y Andorra del 17 al 24 de septiembre de ese año. Y Catrus Capital se presentó reconociendo que pretendía fomentar las relaciones y cooperación entre empresas y Gobiernos de Cataluña, Andorra y Rusia. Se trató de la primera edición de la Catrus Conference. El evento pretendía ser un referente y puente entre dichas comunidades, que buscaban internacionalizar sus empresas, conocer el entorno social, económico, político y cultural de Cataluña y Andorra.

“La primera edición de la Catrus Conference 2018, ha servido para forjar colaboraciones y el entendimiento entre las comunidades de habla rusa y catalana. Tanto en Cataluña como en Andorra, recibimos un apoyo excelente por parte de los gobiernos y empresas. Estoy seguro, que de esta primera edición, saldrán muchas oportunidades de negocios. Ya hemos puesto las bases para las próximas conferencias que se celebrarán en San Petersburgo y Moscú en 2019”, afirmó el propio Alexander Dmitrenko, cofundador de Catrus Capital.

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