La consulta que ERC arrancó al PSOE irrita a Puigdemont, que urde cómo acusar a Junqueras de ‘botifler’
Si hace unos meses Quim Torra y Pere Aragonès escenificaron en el Palau de la Generalitat una tregua en las tensiones entre los dos socios del Govern, JxCAT y ERC, la negociación y acuerdo de los republicanos con el PSOE ha puesto fin a la distensión. Este miércoles habrá una nueva reunión de urgencia entre ambos, pero fuentes de presidencia admiten que las posiciones son irreconciliables. A JxCAT, sobretodo al sector de Carles Puigdemont, Laura Borràs y Torra, los logros que ERC ha arrancado al PSOE ha irritado hasta tal punto que el enemigo ya no es Pedro Sánchez y España: ahora es ERC.
Ya hace semanas que los junteros pusieron la lupa sobre las reuniones que mantenían los de Oriol Junqueras con los socialistas. No querían quedar al margen de cualquier beneficio que pudieran arrancar para Cataluña. Lo conseguido (asunción del relato catalán como «conflicto político», la mesa de Gobiernos y el referéndum encubierto para validar sus acuerdos) es suficiente para empujar a ERC hacia adelante. Y eso ni pueden ni lo van a permitir. El último día del año empezó la operación acoso y derribo contra ERC asegurando en una rueda de prensa con todos los pesos pesados de JxCAT asegurando que “ese acuerdo no nos afecta”. Primer revés para el PSOE que sabe que sin JxCAT, a corto plazo, el problema catalán no tiene solución.
Los de Puigdemont analizan qué pasos deben seguir para desestabilizar a sus socios de gobierno. Una posible inhabilitación inminente de Quim Torra por parte de la Junta Electoral Central, algo que podría ocurrir este viernes, provocaría un movimiento de ficha instantáneo. Destituido Torra y sin tiempo a hacer una remodelación del Govern para situar a un miembro de su partido en las funciones de vicepresidente, que recogería la mayoría de sus atribuciones, JxCAT opta por proponer la investidura de Carles Puigdemont -si previamente no ha dejado su acta de diputado para recoger la de euro diputado-. Eso implicaría una reacción muy rápida, de menos de quince días.
En Junts también analizan los beneficios de una convocatoria electoral anticipada. Ahí unirían sus esfuerzos a la CUP y la ANC para hacer campaña contra sus actuales socios de gobierno. ERC sería el rival a abatir y también el culpable de las siete plagas -y quien sabe si también hasta les acusan de la inhabilitación temprana de Torra-.
Con una campaña mediática orquestada desde los medios públicos que controla JxCAT y algunos de los principales medios privados, y con ayuda de los CDR y el Tsunami Democràtic, Puigdemont, Borràs y Torra trabajarán intensamente para reducir a la marginalidad parlamentaria a ERC con el discurso de traicionar al independentismo y lograr así la hegemonía del separatismo. Una operación similar a la que ya hicieron en la Cambra de Barcelona contra la candidatura constitucionalista pero con un candidato a presidir de nuevo la Generalitat, Carles Puigdemont, que pese a sus plantes y desplantes aún tiene mucho tirón popular.