Independentismo en Cataluña

Puigdemont frenó las elecciones anticipadas en Cataluña por la promesa del PSOE de dejarle volver

Con Oriol Junqueras inhabilitado por malversación de fondos públicos, con la reforma del delito de sedición, Puigdemont cogería ventaja frente a ERC

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Joan Guirado

Las elecciones catalanas ya se deberían haber celebrado. En enero, Quim Torra compareció solemnemente en el Palau de la Generalitat para anunciar que tras la aprobación de los Presupuestos disolvería el Parlament y convocaría a los catalanes a las urnas. Llegó la pandemia y retrasó sus planes. En verano, con la primera ola de la pandemia controlada y con el president convencido de convocar los comicios para octubre, una promesa del PSOE a Junts per Catalunya paralizó cualquier intento de Torra de poner fin a la legislatura. Los socialistas prometieron a Carles Puigdemont que la reforma del delito de sedición estaría listo a principios del año 2021 y que, una vez entrase en vigor, él podría volver a España.

Esta promesa, sustentada en un anuncio electoral de Pedro Sánchez y en la voluntad del Partido Socialista y Podemos de desjudicializar la política, abre un nuevo escenario en la política catalana. Tras varias promesas incumplidas de volver a Cataluña en caso de ser elegido president, ahora, Puigdemont podría hacer efectiva esa esperanza imposible hasta el momento por la orden de detención activa en territorio nacional al estar acusado de un delito de sedición. El ex presidente de la Generalitat no sólo podría hacer campaña electoral para defender el proyecto político de JXCat, su último invento electoral, sino que de ganar las elecciones podría ocupar de nuevo la presidencia catalana.

Con Oriol Junqueras condenado también por malversación de fondos públicos, además de por sedición, con la reforma legal de este último delito el líder de ERC podría salir de prisión pero continuaría inhabilitado para el ejercicio de cargo público por el uso de los caudales para la celebración del referéndum. Por eso ERC quiere una amnistía. Y es que lo contrario a eso daría una posición de ventaja a Puigdemont frente a su principal competidor. Aunque fuera detenido por malversación al llegar a España, el ex presidente, no podría ser inhabilitado hasta que fuera condenado en firme por el Tribunal Supremo. Al no poder ser acusado por el delito de sedición, además, su causa no sería juzgada por el alto tribunal, sino por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña si lograse el aforamiento o por un juzgado ordinario de no tenerlo.

Con este nuevo escenario y la disposición del Gobierno socialcomunista a facilitar una solución para el conflicto catalán alejado de la política, Puigdemont apuesta por retrasar al máximo posible los comicios y dar tiempo así al Ejecutivo y al Congreso para llevar a cabo esta reforma. Además, cuanto más se alejen en el calendario las elecciones catalanas, que con la negativa de Torra a convocarlas se celebraran de forma automática en el primer trimestre del 2021, Carles Puigdemont conseguirá articular con más músculo su nuevo proyecto político. Las diferencias, e incluso denuncias, con el PDeCAT, han debilitado la nueva formación del ex presidente. No ha logrado la implantación que pretendía y está muy lejos del número de afiliados que perseguía. Sin embargo, fuentes de JXCat apuntan que están convencidos de que una vez en las urnas volverán a quedar en primera posición. De momento todas las encuestas dan la victoria a ERC.

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