Escándalo en Sumar

El canal de Iglesias acusa a la jefa de gabinete de Errejón de presionar a una víctima para no denunciar

"Llamó a una chica agredida para pedirle que no lo denunciara", asegura un periodista de 'Canal Red'

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Loreto Arenillas, diputada de Más Madrid.
Rafael Molina

El entorno mediático del fundador de Podemos, Pablo Iglesias, ha acusado a Loreto Arenillas, diputada de Más Madrid y ex jefa de gabinete de Íñigo Errejón, de encubrir los presuntos casos de violencia machista que afectan al que fuera portavoz de Sumar en el Congreso. El que hasta hoy era líder de Más Madrid ha dimitido este jueves después de varias denuncias anónimas en redes sociales en las se le atribuían actitudes compatibles con casos de violencia machista.

«Llegó a llamar a una chica agredida para pedirle que no lo denunciara», ha asegurado en redes sociales Raúl Solís, periodista de Canal Red, medio de comunicación creado por Iglesias. También ha pedido la dimisión de Arenillas. Y ha lamentado «que está de diputada de Más Madrid en la Asamblea de Madrid marcándose unos discursos feministas que ni Simone de Beauvoir».

El nombre de Arenillas aparecía en unos mensajes publicados en la red social X, antes Twitter, en los que una chica denunciaba ser víctima de una «agresión sexista» por parte del ex portavoz de Sumar. Esta mujer firmó un hilo en el que acusaba explícitamente a Errejón de lo «que se podría clasificar como agresión sexista». «Al poco rato volví a notar una mano, pero esta vez en el otro lado y en el culo directamente», narraba, y añadió que «no fueron dos segundos». Aquellos mensajes posteriormente se borraron de la plataforma.

Y señaló a Arenillas como la persona que trató de mediar con ella para no hacer públicos los hechos, según la versión de la chica. «Yo le dije que no entendía que había que mediar o solucionar, que la situación era que un tío me había metido mano de fiesta, que era algo hecho», aseguró la mujer.

La diputada de Más Madrid apareció en primera línea mediática en 2021 cuando mostró su teléfono móvil durante una intervención en el Pleno de la Asamblea de Madrid para mostrar una fotografía de un pene y denunciar así el ciberacoso que sufren las mujeres. «Lo que nos pasa es que cuando abrimos las redes sociales muchas veces nos encontramos con esto. ¿Lo ven? He tenido que pixelarlo porque es la foto no deseada de un desconocido», espetó mientras enseñaba la imagen.

«Puede calificarse de acoso sexual»

La dimisión de Errejón se precipitó después de que la periodista Cristina Fallarás haya revelado denuncias anónimas en su perfil de Instagram contra «un político muy conocido» de Madrid y que los mensajes definían como «indignado social» que «nunca saca la cabeza los días del 8M». Las denuncias anónimas apuntan a «un trato inapropiado» que aseguran que «puede calificarse de acoso sexual». Y aseguran a la comunicadora que «había agredido sexualmente a mujeres durante años, y que esto se había denunciado a nivel interno».

Otro mensaje indicaba: «Su forma de tener sexo te marca». «Es una forma de ejercer poder, no es sexo. Como si se estuviera masturbando con tu cuerpo», afirmaba otro de los mensajes en el que se exponen las prácticas de Errejón. La chica denuncia que le pedía «hacer prácticas humillantes». «Y cuando te niegas te monta números», explicaba. «El indignado social nunca saca la cabeza los días del 8M, ni cuando hay algún caso de abuso sexual», subrayaba.

«He llegado al límite»

La presión sobre Errejón ha terminado forzando su dimisión. «Yo, tras un ciclo político intenso y acelerado, he llegado al límite de la contradicción entre el personaje y la persona. Entre una forma de vida neoliberal y ser portavoz de una formación que defiende un mundo nuevo, más justo y humano», ha declarado el ex portavoz de Sumar en su carta de renuncia, publicada en la red social X, antes Twitter.

Además, señala: «Termino la etapa más importante de mi vida. Una etapa dura y apasionante. Con aciertos de los que estoy orgulloso y errores que espero contribuir a reparar con esta decisión».

«El ritmo y el modo de vida en la primera línea política, durante una década, ha desgastado mi salud física, a mi salud mental y a mi estructura afectiva (sic) y emocional», subraya en su carta de despedida. Y expresa: «Esto genera una subjetividad tóxica que en el caso de los hombres el patriarcado multiplica, con compañeros y compañeras de trabajo, con compañeros y compañeras de organización, con relaciones afectivas e incluso con uno mismo».

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