El cabreo de un sector de Podemos tras el fracaso de Iglesias: «La jugada ha dado el resultado contrario»

Podemos
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El fracaso de la moción de censura de Pablo Iglesias ha agrandado aún más las divisiones en Unidos Podemos.

En medios críticos a la dirección ‘pablista’ se reprocha que «la jugada ha dado el resultado contrario»: el PSOE sale reforzado y el impacto en la calle, comparten, «es mayoritariamente negativo».

El partido había llegado ya profundamente dividido al debate en el Congreso y con serias discrepancias sobre las consecuencias reales de presentar una moción fallida.

No se dudaba de la conveniencia de censurar a Rajoy, pero sí, sobre todo, del momento de presentar la iniciativa. Si ahora, sin sumar al PSOE, o más adelante, con el apoyo asegurado de los socialistas. El propio Xavier Domènech, líder de En Comú Podem, aconsejó en público esperar a que la situación de Ferraz se hubiese «esclarecido». La misma tesis se compartió desde Compromís. Mónica Oltra, su líder, dijo no entender ni el planteamiento ni el momento de la moción aunque, finalmente, esta formación ha votado a favor por lealtad a Iglesias.

Frente a las críticas, la dirección morada respondió con una tergiversada consulta a las bases y una respuesta rotunda: «Lo urgente-dijo su portavoz, Irene Montero-es asegurar el funcionamiento de las instituciones». O lo que es lo mismo para Podemos, desalojar al PP del poder.

«El PSOE se refuerza»

En medios críticos, muchos cercanos a Íñigo Errejón, se reprocha ahora que la medida ha reforzado aún más el talante «populista» del partido y le ha escorado a un perfil muy marcado: sus únicos apoyos han venido de los independentistas (ERC) y de Bildu.

Tampoco se han dado pasos para liderar la oposición parlamentaria, otro de los propósitos de Iglesias. En la intención de aniquilar al PSOE y, al mismo tiempo, tender puentes con Ferraz, los socialistas, opinan, han salido reforzados.

El debate entre Iglesias y el portavoz provisional de esta formación, José Luis Ábalos, mostró alguna intención de explorar acuerdos puntuales pero, al mismo tiempo, dejó claros los límites que separan a la oposición extrema de Podemos y la histórica del PSOE. La intervención de Ábalos reavivó la desconfianza mutua entre ambas formaciones y confirmó que los socialistas siguen recelando profundamente de un Podemos que, hace un año, truncó sus deseos de alojarse en La Moncloa.

El propio portavoz socialista le sacó los colores a Iglesias al advertirle de que, con la moción, lo único que se conseguía era «fortalecer al que quiere censurar». «No es verdad que nos estemos jugando que se vaya o no el señor Rajoy, no es verdad», le abroncó.

La tesis de que el presidente del Gobierno ha salido reforzado se comparte incluso en medios podemitas. La votación ha evidenciado que, a día de hoy, no existe una mayoría alternativa a Mariano Rajoy.  Y, más allá, la fuerte polarización del debate ha dibujado un arco parlamentario muy polarizado entre PP y Podemos.

Ya en pasillos, el propio Rajoy destacó que el rechazo de la moción es, al mismo tiempo, el «rechazo a los radicales y a los extremistas». A las personas «poco saludables»  dijo, en alusión a otros movimientos surgidos en el resto de Europa como, sin nombrarlo, el Frente Nacional de Marine Le Pen.

En su lugar, el presidente del Gobierno señaló que su propósito es perseverar en la creación de empleo y la recuperación económica. Más allá de la «parodia» y la «farsa» que, dijo este martes, representaba la moción de Iglesias.

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