Uno de cada cuatro etarras beneficiados por Sánchez tiene delitos de sangre
Treinta etarras que han obtenido ventajas penitenciarias con Pedro Sánchez, bien en forma de acercamientos o terceros grados, han cometido asesinatos. En concreto, 25 de los presos que han sido trasladados de centro a otros más próximos a su lugar de origen desde que Sánchez llegó a La Moncloa tiene delitos de sangre, según el registro de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Además, cinco de los encarcelados que se han beneficiado del tercer grado también fueron condenados directamente por sus crímenes. Bildu, formación que nunca ha condenado la violencia etarra, apoyará los Presupuestos de Pedro Sánchez.
En total, desde que el presidente socialista llegó al poder se han efectuado 103 traslados. Los últimos se conocieron este miércoles, día en que Arnaldo Otegi anunció que los cinco diputados de Bildu apoyarían los Presupuestos Generales del Estado.
Entre los nuevos acercados se encuentran dos condenados por el asesinato en Sevilla del concejal del PP Alberto Jiménez Becerril y de su mujer Ascensión García. Se trata de Mikel Azurmendi Peñagaricano y Maite Pedrosa Barrenechea, que pasan de Valencia a la cárcel de Zaragoza. El primero fue condenado a 30 años como responsable del asesinato del matrimonio y la segunda también por su participación en el crimen del concejal sevillano. El historial criminal de Azurmendi incluye otros asesinatos, que elevaron sus penas a 351 años de cárcel.
Entre los últimos etarras trasladados esta semana, mientras Sánchez logra el apoyo de Bildu a sus cuentas, se encuentra además el responsable de colocar, en 2005, una mochila-bomba en el hotel Port Denia (Alicante) cuya explosión provocó cinco heridos y otro condenado, entre otros, por atentar contra el periodista Gorka Landaburu, que perdió cuatro dedos de una mano tras abrir un paquete bomba remitido a su despacho y por complicidad en el crimen del mando de la Ertzaintza Mikel Uribe, en 2001.
Sánchez legitima a Bildu
La cifra de ventajas penitenciarias concedidas por el Gobierno no ha dejado de crecer desde que, en junio de 2018, Sánchez llegó a la presidencia gracias a la moción de censura contra Mariano Rajoy. Entonces, ya contó con los votos a favor de los dos diputados de Bildu. En enero de este año, Sánchez pudo ser investido gracias a la abstención de ERC y de la formación proetarra.
El socialista ha confirmado ya al partido de Arnaldo Otegi como un interlocutor legitimado para sostener su legislatura, negociando abiertamente cuestiones de relevancia, como el decreto del estado de alarma o los mismos Presupuestos Generales.
El anuncio de que esta formación apoyará las cuentas lo realizó el mismo Otegi, en una entrevista en Radio Euskadi, después de que el PSOE se reuniese en el Congreso con dos de sus diputados. El dirigente celebró las relaciones con los socialistas: «Tengo la sensación de que llevo hablando con ellos toda la vida», afirmó.
En el apoyo de los proetarras ha sido clave la mediación de Pablo Iglesias. El vicepresidente segundo celebró eufórico el respaldo en un mensaje en Twitter, en el que legitimó al partido para liderar «la dirección del Estado».
La oposición reaccionó con fuertes críticas. El líder del PP, Pablo Casado, rechazó los Presupuestos que llevan «el sello de Bildu y ERC» e instó a Sánchez a explicar a qué acuerdos ha llegado con esta formación para que den su apoyo a las cuentas del Estado. Desde Vox, Santiago Abascal, difundió un tuit con el anagrama de ETA y el mensaje: «El sello de los Presupuestos de Sánchez e Iglesias».
En Bildu, el acuerdo con Sánchez se entiende como una legitimación a sus ambiciones.
El diputado Oskar Matute ha avisado este jueves, durante el debate de los Presupuesto en el Congreso, que el partido tiene intención de dar más pasos. «Hoy recién empieza todo», ha subrayado en su discurso, en el que ha dejado claro que la formación proetarra no piensa «jamás renunciar a sus objetivos».
11 socialistas asesinados
El historial criminal de ETA incluye a numerosos miembros del PSOE que ahora pacta con Bildu.
En concreto, once militantes socialistas fueron asesinados desde el inicio de su actividad terrorista hasta que anunció el cese definitivo de la violencia en 2011.
Germán González López, fotógrafo de profesión, fue la primera víctima mortal socialista de ETA. El 27 de octubre de 1979, González López fue asesinado a tiros en Villarreal de Urrechua (Guipúzcoa) por los Comandos Autónomos Anticapitalistas (CAA), una escisión de los comandos armados de ETA.
La segunda víctima mortal socialista fue el senador Enrique Casas Vila, que fue asesinado a tiros también por los CAA el 23 de febrero de 1984 cuando se encontraba en su domicilio de San Sebastián. Ese mismo año, el 17 de octubre, la banda terrorista ETA abatió tras varios disparos a Vicente Gajate Martín, agente de la policía municipal y militante del PSE-EE, en Rentería (Guipúzcoa).
El 6 de febrero de 1996, los comandos de ETA asesinaron a tiros a Fernando Múgica Herzog, uno de los históricos militantes del PSOE vasco, en San Sebastián. Cuatro años después, el 22 de febrero de 2000, el parlamentario y secretario general del PSE-EE Fernando Buesa Blanco perdió la vida junto a su escolta por la explosión de un coche bomba en Vitoria.
Juan María Jáuregui Apalategui, el último gobernador civil socialista de Guipúzcoa, fue la siguiente víctima mortal de ETA después de que recibiese dos disparos en la cabeza el 29 de julio de 2000 cuando se encontraba en un bar de Tolosa (Guipúzcoa). También ese mismo año, el 21 de noviembre, el ex ministro socialista de Sanidad Ernest Lluch Martín perdió la vida tras recibir dos tiros en la cabeza cuando se encontraba en el garaje de su domicilio de Barcelona.
Froilán Elespe Inciarte, teniente alcalde y concejal del PSE-EE en Lasarte (Guipúzcoa), fue asesinado por un disparo en la cabeza de un miembro de la banda terrorista ETA cuando se encontraba en el interior de un establecimiento el 20 de marzo de 2001.
El 21 de marzo de 2002, Juan Priede Pérez, concejal socialista en Orio (Guipúzcoa), recibió un tiro en la nuca cuando se encontraba en un bar de la localidad guipuzcoana y recibió otros dos más cuando cayó al suelo.
Joseba Pagazaurtundúa Ruiz, el que fuera jefe de la Policía Municipal de Andoáin (Guipúzcoa) y militante del PSE-EE, fue asesinado por ETA el 8 de febrero de 2003 tras recibir cuatro cuatro tiros a bocajarro en la cabeza, el hombro y el estómago cuando se encontraba un bar de la localidad guipuzcoana.
El último militante socialista asesinado por ETA fue Isaías Carrasco Miguel el 7 de marzo de 2008. El concejal del PSOE vasco en Mondragón (Guipúzcoa) perdió la vida tras recibir varios disparos cuando se metió en su coche aparcado al lado del portal de su casa para ir a trabajar. Carrasco optó por no llevar escolta por decisión personal.