El buque oceanográfico ‘Ángeles Alvariño’, propiedad del Instituto Español de Oceanografía (IEO), ya ha comenzado a buscar en el fondo de las aguas de Tenerife pistas sobre el paradero de las niñas Anna y Olivia, desaparecidas junto a su padre hace ya más de un mes. Su principal herramienta es el robot sumergible no tripulado Liropus 2000, capaz de rastrear el fondo marino hasta a 2.000 metros de profundidad.
El ‘Ángeles Alvariño’ llegó a Tenerife procedente de Galicia este sábado y en la tarde del domingo hará su primera salida al mar para comenzar las tareas de búsqueda de Anna y Olivia. De momento la investigación no ha revelado ninguna pista de su paradero, ni siquiera si continúan con vida.
El buque lleva a bordo un sonar de barrido lateral que permite analizar el suelo marino en busca de cuerpos u objetos extraños. Pero además va equipado con el robot Liropus, un sumergible tripulado a distancia que permite descender hasta 2.000 metros de profundidad para analizar cualquier hallazgo sospechoso. Con algunas adaptaciones puede descender hasta los 3.000 metros.
Con un coste de más de millón y medio de euros, el Liropus español es una de las 22 unidades fabricadas que operan actualmente en todo el mundo. Cuenta con 6 motores, un brazo robótico y va equipado con seis tipos de cámaras, incluida una que le permite ver en condiciones de escasa luminosidad. Su uso puede ser definitivo para encontrar a Anna y Olivia.