'Caso Koldo'

Armengol tras pagar 3,7 millones a la trama de Koldo para comprar mascarillas: «Lo volvería hacer»

"Estoy muy contenta que el PSOE no se haya puesto de perfil", admite la presidenta del Congreso

Armengol asegura que "el Gobierno reclamó en tiempo y forma que esa empresa devolviera una parte del dinero"

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Rafael Molina

La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, ha transmitido que volvería a hacer «una y mil veces» la compra de 1,5 millones de mascarillas durante los peores meses de la pandemia, que costaron 3,7 millones de euros a Baleares, comunidad que entonces dirigía la socialista. Los cubrebocas se adquirieron a la empresa vinculada al ayudante de José Luis Ábalos, Koldo García, ahora investigado por el presunto cobro ilegal de mordidas en esas transacciones.

«Lo volvería a hacer una y mil veces para proteger a la ciudadanía», ha espetado la ex presidenta de las Islas Baleares. A pesar de esta justificación, las mascarillas eran de peor calidad que las que acordaron recibir, nunca se utilizaron y permanecieron almacenadas hasta hoy en un depósito de la comunidad.

Armengol ha afirmado en los pasillos del Congreso que está «muy indignada» y que le parece «reprochable» y que le «da asco» que en un «momento donde en España se estaban murieron muchas personas», hubiera gente que se lucrase con la adquisición de mascarillas. «Estoy muy contenta que el PSOE no se haya puesto de perfil», ha admitido la presidenta del Congreso.

La que fuera líder de la autonomía balear ha reprochado que se les ponga «al nivel de esta gente». Armengol ha defendido que su Gobierno «se dejó la piel para proteger a la ciudadanía». «Así conseguimos que Baleares fuera una de las comunidades con menos mortalidad», ha celebrado.

Además, la dirigente socialista ha recordado que se trataba de «un momento de emergencia donde no había material sanitario». Por eso, ha justificado que tuvieran que «ir a comprar a China con contratos de emergencia».

Más allá de incidir en que volvería hacerlo, ha argumentado que era su «absoluta obligación» y que se siguieron todas las vías «legales». La licitud de las compras y la calidad de las mismas, «se garantizaban a través de rigurosos controles del Sistema de Salud», como ha comentado Armengol. Además de estos exámenes, cuando tenían «alguna duda de algún material se enviaba analizar».

Fue entonces cuando, según narra la presidenta de la Cámara Baja, les dijeron «que no tenían la calidad por la que se había pagado, el Gobierno reclamó en tiempo y forma que esa empresa devolviera una parte del dinero». «Yo dejé el expediente firmado de reclamación a esa empresa», ha recordado Armengol. «Cuando hicimos el traspaso de competencias se les explicó que había este expediente y había que reclamarlo», ha mencionado, en alusión al nuevo gobierno balear encabezado por la popular Marga Prohens. «Nosotros seríamos los afectados, para nada algo relativo con corrupción», ha zanjado la política socialista.

Tres millones en mascarillas defectuosas

El contrato suscrito por la comunidad dirigida por Armengol acordaba el pago de 3,7 millones de euros a cambio de 1,5 millones de mascarillas FFP2. Sin embargo, la autonomía sólo recibió quirúrgicas. Estas son más baratas y de peor calidad que las que habían pactado.

El Gobierno balear cifró el coste de la unidad de las mascarillas FFP2 en 2,5 de euros, mientras que las quirúrgicas tienen un valor de un euro menos, 1,5 euros. Por tanto, la administración cifró en 2,6 millones de euros la diferencia entre lo que deberían haber recibido y lo que acabó llegando. Por tanto, reclamaron ese dinero a la empresa responsable, Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas SL, vinculada a la trama en la que se investiga a Koldo García, ayudante de José Luis Ábalos.

Fue en junio de 2020 cuando el Centro Nacional de Medios de Protección (CNMP) comunicó al Gobierno balear que las mascarillas compradas a la empresa investigada no cumplían los requisitos de una mascarilla FFP2. Por esa razón, el Servicio de Salud retiró las mascarillas del mercado y terminaron reservadas en un almacén, y permanecieron como stock de seguridad.

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