INDEPENDENTISMO

Las 5 independentistas rabian contra el policía mallorquín infiltrado: «Si lo sabemos, no nos acostamos con él»

Las 5 independentistas rabian contra el policía mallorquín infiltrado: «Si lo sabemos, no nos acostamos con él»

La querella de cinco mujeres vinculadas al movimiento independentista contra un policía nacional, al que acusan de haberlas utilizado para «infiltrarse» en los ambientes antisistema de Barcelona, está haciendo correr ríos de tinta por la surrealista argumentación con la que intentan sostener sus acusaciones. Las querellantes parten de la siguiente premisa: «Si hubiera sabido que era policía, no me habría acostado con él», sostiene una de ellas.

Esa sería, según la querella, la motivación principal para acusar de agresión sexual al agente: «No puede haber consentimiento (en las relaciones sexuales) si el consentimiento no es libre e informado» y recuerdan que en este caso las mujeres no habrían consentido si hubieran sabido que se trataba de un agente de policía.

La denuncia de las cinco activistas parte de un señalamiento público del diario independentista La Directa que revela cómo un policía que ocultaba su profesión y se hacía llamar Daniel Hernández Pons consiguió introducirse en los ambientes anti sistema del centro social ocupado La Cinetika, en Sant Andreu (Barcelona).

Rápidamente, se implicó en el movimiento libertario y en la vida del barrio, hasta el punto de que se tatuó y cambio su manera de vestir. Y todo lo habría hecho supuestamente, gracias a las relaciones sentimentales que mantuvo con ocho mujeres activistas, en algún caso durante más de año. En concreto, la querella acusa al policía de haber mantenido «relaciones sexoafectivas» con las cinco mujeres adultas para introducirse en los ambientes anticapitalistas de la Ciudad Condal entre los años 2020 y 2022.

Las abogadas del centro Iridia, que representan a las cinco activistas, insisten en que han sido víctimas de una supuesta «violencia sexual institucionalizada», porque el policía infiltrado habría utilizado las relaciones con las activistas «para acceder a sus informaciones íntimas, personales y políticas» con el objetivo de entrar en espacios políticos de la sociedad civil.

Por ese motivo, han denunciado a los agentes por los delitos de abusos sexuales continuados, tortura o contra la integridad moral, descubrimiento de secretos e impedimento del ejercicio de los derechos civiles. En total sumarían una veintena de supuestos delitos, ya que cada una de las afectadas se ha querellado por los cuatro mencionados previamente, y desde Iridia no descartan «que en un futuro inmediato se pueda ampliar el número de mujeres afectadas».

Consideran también las letradas que el agente habría incurrido en un delito de tortura porque se ha atentado «de manera directa contra la integridad moral de las personas afectadas» con la finalidad de conseguir información y «castigar a estas mujeres por tener una implicación política».

Además, mantienen, que con la supuesta infiltración el policía habría «podido compartir toda esta información con sus jefes», y por eso le acusan de un delito de revelación de secretos. Sin embargo, la querella todavía no ha sido admitida y fuentes judiciales señalan la dificultad para demostrar el rosario de delitos por las que las cinco activistas pretenden que se condene al policía, ya que se trata de relaciones sexuales consentidas entre adultos. El delito contra la integridad moral «con ánimo de castigar» dista mucho de probarse, insisten las mismas fuentes.

Fuentes policiales remarcan, además, que la querella quizá arranca de un error muy común, como es el de confundir la figura del «agente encubierto» con un simple agente que se dedica a captar información. Lo cierto es que, tras señalar al policía como si se tratara de un «depredador», los círculos antisistema e independentistas se han lanzado a la «caza» del presunto agente publicando en redes sociales cientos de datos e imágenes del que podría ser, o no, el querellado.

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