Economía

Wall Street: ¡El país de nunca jamás!

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“La vida está compuesta de luces y sombras. No podemos ocultar esta realidad a nuestros hijos, pero sí enseñarles que el bien puede triunfar sobre el mal” Walt Disney.

Calma tensa la que pareció apoderarse de mis queridas bolsas la pasada semana tras reaccionar de manera positiva a un escenario adverso de sentimiento contrario, pocas veces visto en los mercados. El miedo a un gran crash pronosticado por algunos agoreros que siguen soñando con el fin de cualquier mercado cotizado, parece al fin convertirse en algo meritorio tras uno de los mercados alcistas más divertidos de toda la historia.

Sin embargo, la lógica siempre alcista que está abanderando la subida en los activos más arriesgados, se oculta tras el espejo de la siempre cobarde codicia, y se encuentra muy alejada de la realidad que algunos analistas sesgados por la predicción tratan de explicar vagamente. Una vez más suena en el olimpo de los estrategas de los principales bancos de inversión el dichoso soft landing de la economía.

Pero, ¿y cuánto de cierto hay sobre ello? La realidad es que los halcones de la FED siguen creciendo alrededor de una inflación que ni es transitoria ni tampoco persistente, más bien yo diría la mayor inflación de los últimos 40 años, o dicho de otro modo, la mayor inflación que España ha vivido desde su constitución como democracia… ¡ahí es nada! Y no es de extrañar que el propio Mr. Powell se exprese en términos conocidos como la “confianza del consumidor” y el “efecto riqueza”, dos términos muy, pero que muy manoseados en la última década para justificar la impresión ilimitada de dinero para comprar activos cotizados y manipular a los consumidores haciéndoles creer poseedores de una riqueza artificialmente creada en los mercados especulativos.

Esta manipulación artificial denominada “medidas no convencionales” ha sentado cátedra haciéndole creer a la FED dueña y señora de las bolsas, desacreditando absolutamente a aquellos que como yo pensamos que las burbujas se retroalimentan de codicia y vanidad, mientras que nada puede frenar la tormenta del pánico cuando se trata de protegerse a uno mismo. No nos engañemos, en el fondo nuestro maravilloso espíritu animal siempre surge en medio de la tormenta más brava.

Dicho todo lo cual, es evidente que este escenario no es para nada propicio para seguir defendiendo el aterrizaje suave de la economía por más que los predictores del FMI no consideren que el déficit actual del crecimiento mundial empuje al mundo a una recesión absoluta. De hecho, las últimas perspectivas de la Economía Mundial explican un aterrizaje suave de la economía global tras la reciente revisión a la baja del crecimiento de hasta el 3,6% con respecto a 2022-2023.

Sin embargo, como bien sabemos, los amantes del sesgo predictivo son una especie autorregresiva, con un extrañísimo don de extrapolar la última tendencia hacia el futuro, algo que por supuesto también ocurre con algunos traders. Sólo por esa razón es importante revisar la extraordinaria volatilidad de 2020-2021 para obtener una lectura clara sobre qué tendencia extrapolar queridos míos. Durante esos dos años, el crecimiento del PIB mundial promedió escasamente el 1,5%, un dato muy alejado del 2,5% que se suele entender como el umbral de referencia que marca una recesión, algo que explica sobremanera el hecho de un optimismo absolutamente desmedido por parte de los analistas que defienden una vez más el dichoso soft landing

Pero por si este argumento no fuera suficientemente complejo, lo cierto es que la guerra de Ucrania ha marcado un hito en las relaciones geopolíticas, y no en exclusiva entre Europa y Rusia, sino en las relaciones económicas mundiales con una China que siempre ha sido referente de los apóstoles del aterrizaje suave, gracias al reequilibrio global que proponen las fuerzas de la demanda agregada.

Y es que la focalización de China bajo su política de Covid-19 0, así como los retos consistentes sobre desapalancar su abultado mercado inmobiliario, se solapan sin duda con una política exterior equivocada al mantener abierta su relación bilateral con Rusia, algo que en mi opinión afectará sobremanera en sus relaciones comerciales con el resto del mundo. Tanto es así, que el crecimiento cercano al 10% que ha marcado China durante las dos primeras décadas del siglo XXI contrasta con las previsiones del FMI que sitúan el crecimiento de China en un escaso 4,75%.

Sin duda, el mero hecho de pensar que la inflación persistente y una política monetaria agresiva por parte de la FED lograría dirigir la economía hacia un equilibrio en el que el consumidor se vea atrapado en unas condiciones financieras restrictivas, frenando así el consumo y la inflación, me parece un brutal insulto a la inteligencia, lo cual me encolera. De hecho, el no plantear la hipótesis del daño que podría causar en la economía un pánico desmedido en el mercado de mi amada Renta Variable y de criptodivisas, es vivir muy al margen de una realidad palpable.

Porque mucho más allá de los titulares, la única realidad es que la política monetaria nominal sigue muy alejada de las tasas de inflación, de hecho los tipos de interés reales siguen siendo negativos lo que me sugiere de manera clara que la política monetaria sigue siendo todavía demasiado acomodaticia si se pretende romper la inflación de manera decisiva, algo que por supuesto se aleja y mucho del discurso triunfalista de una FED que roza la psicopatía creyéndose su propia mentira.

Como ven, es cierto que un rebote técnico forma parte de un mercado bajista y que tenemos todos los ingredientes para creer en él, pero si piensan que el fin del mercado bajista se debe principalmente a un soft landing y me preguntan nuevamente si realmente dicho soft landing es una posibilidad, déjenme contarles que hoy soñar es lo único gratis, que envejecer es obligatorio y crecer es opcional.

Gisela Turazzini, Blackbird Bank Owner Founder CEO.

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