Transporte

Uber se juega la vida en su OPV amenazado por la imposibilidad de ser rentable

La empresa norteamericana, conocida en todo el mundo por sus polémicas con el sector del taxi, tiene previsto salir a cotizar este mismo mes de mayo.

Uber se juega la vida en su OPV amenazado por la imposibilidad de ser rentable
Sede de Uber en San Francisco

«Modelo de negocio peligroso», «imposibilidad de ser rentable», «evitar entrar en el valor hasta que las caídas de precios lo dejen en un nivel más aceptable», «asediada por sus competidores», «la conflictividad con los conductores crecerá», «la ratio de viajes está decayendo en algunas ciudades», «se frena el crecimiento de la facturación», «no se parece a Amazon ni remotamente», «una empresa que pierde la fascinante cifra de 3.000 millones al año»… los analistas bursátiles norteamericanos parecen tenerlo claro: meter dinero en la salida a bolsa de Uber es una jugada de alto riesgo con grandes posibilidades de pérdida, al menos en momentos iniciales.

La empresa californiana, conocida en todo el mundo por sus polémicas con el sector del taxi, que no son exclusivas de España, tiene previsto salir a cotizar este mismo mes de mayo en una OPV de alto riesgo. Desde Bloomberg se apunta a que podría captar 10.000 millones de dólares y ser valorada en 100.000 millones, quedando muy cerca de la salida a bolsa que protagonizó Facebook en 2014. Con una diferencia no irrelevante: la empresa de Mark Zuckerberg ya tenía cuando salió a bolsa un modelo de negocio publicitario rentable, mientras que la empresa fundada por Travis Kalanick, que tuvo que abandonar la dirección envuelto en un sinfín de polémicas,  batalla por el momento en varios frentes sin conseguir ganar dinero con ninguno.

Parón en el crecimiento

El consenso de los analistas norteamericanos respecto a la posibilidad de rentabilizar la inversión en Uber es abrumador: la compañía depende de un crecimiento exponencial de sus ingresos y precisamente en los últimos trimestres este crecimiento se ha frenado: de enero a marzo facturó en su negocio principal (la competencia al taxi) entre 11.300 millones y 11.450 millones de dólares, lo que supondría un 1% menos que el último trimestre de 2018.

Aunque en Navidades siempre hay más demanda de casi todo que el resto del año, también de viajes bajo demanda, hay quienes piensan que un servicio emergente que depende de un alto crecimiento y en los meses previos a su salida a bolsa debería de crecer con gran fortaleza. Sin embargo Uber no lo está consiguiendo.

Y es que la competencia es feroz en sus distintos segmentos, como Uber Eats. Guste más o menos su marca, lo cierto es que el transporte a través de apps se está convirtiendo prácticamente en una commodity que todas las empresas pueden realizar sin una especial inversión tecnológica. Esto hace que la posibilidad de Uber de generar valor es escas.

Recorte de costes

Otros expertos consideran que Uber está atrapado en un problema de costes que le deja por el momento muy lejos del break even. La compañía necesitaría recortar notablemente la retribución de cada uno de sus ‘partners’ conductores para obtener más beneficio por cada carrera. Pero esto, en un entorno de cada vez mayor conflictividad con sus conductores que reconoce la propia multinacional, no es tan fácil.

La empresa parece empeñada en buscar la rentabilidad eliminando uno de los actores de su negocio: el conductor, que pese a cobrar en ocasiones salarios bajos es un intermediario que impide el beneficio. Por ello, Uber necesita desesperadamente, apuntan los analistas, que llegue el coche autónomo, una tecnología donde compite con gigantes como Google. Sin embargo, ¿será implementada regulatoriamente esta tecnología a tiempo para salvar las peligrosas cuentas de la multinacional?

Problemas regulatorios

Mención aparte merecen los problemas regulatorios a los que se enfrenta la compañía por todo el mundo. Si alguna ventaja tiene Lyft respecto a Uber es que la compañía opera exclusivamente en Estados Unidos y Canadá y está especializada en estos dos mercados. Ello supone que el coste regulatorio está bastante descontado.

Sin embargo, Uber ha dado el salto a geografías muy diferentes y complejas como son las propias europeas (donde está teniendo sus principales problemas), India o Hispanoamérica, por poner ejemplos. En cada una de ellas, su esfuerzo para adaptarse a la regulación está costando muchos dolores de cabeza.

La empresa intenta a largo plazo laminar al conductor, un intermediario que impide el beneficio

En definitiva, la llegada de Uber al parqué está cosechando más críticas que elogios. Sin ir más lejos hasta columnistas del New York Times han criticado que la empresa «sea lo mejor que pueda ofrecer Silicon Valley, porque si esto es así, Estados Unidos necesita un camino para encontrar nuevas ideas que realmente merezcan la pena».

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