La Seguridad Social está aprobando pensiones del 100% por ésta enfermedad: estos son los casos que lo permiten
Una enfermedad degenerativa que hace que se pague una pensión con el 100% de la base reguladora
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De entre todas las enfermedades que pueden provocar el que tengamos la opción de solicitar una pensión por incapacidad permanente, hay una en concreto en la que la Seguridad Social no duda o de hecho, si se diagnostica y se supera el correspondiente tribunal médico, se aprueba el 100% de la pensión sin que tengamos mucha problemática. Una enfermedad grave que, al menos, garantiza que la persona que la sufre pueda contar con una pensión.
La enfermedad en cuestión no es otra que el Parkinson, enfermedad que muchos conocerán o habrán oído hablar de ella porque provoca temblores a quien la padece, pero lo cierto es que desgraciadamente es mucho más. A medida que se va desarrollando, esta enfermedad puede arrebatar cosas tan simples como mantener el equilibrio, tragar sin dificultad o incluso dormir bien. Por ello no es extraño que, en sus fases más duras, las personas afectadas acaben dependiendo de alguien para casi todo. Imaginemos no poder dar un paso sin ayuda o que las manos no respondan cuando intentas vestirte. Esta realidad hace que trabajar, en muchos casos, sea imposible.
Frente a situaciones así, la Seguridad Social contempla la posibilidad de reconocer una pensión por incapacidad permanente. No es una ayuda menor, sino una prestación que puede llegar al 100% de la base reguladora, una cifra que puede ser muy importante cuando el afectado no puede generar ingresos por sí mismo. Ahora bien, esto no se concede porque sí: hay que demostrar, con informes médicos y evaluaciones, que el Parkinson ha llegado a un punto en el que limita por completo la vida laboral.
La Seguridad Social está aprobando pensiones del 100% por ésta enfermedad
Lo importante es saber bien cuáles son los casos en los que la Seguridad Social garantiza el 100% de la pensión. Y cuando hablamos en concreto del Parkinson, lo primero de todo es que se trata de una enfermedad que tiene diferentes fases, y cada una refleja un grado de deterioro distinto. La clave está en la escala Hoehn-Yahr, una herramienta médica que mide la progresión de la enfermedad y que sirve de guía para que la Seguridad Social determine si procede o no conceder ese 100% de la pensión.
Y para que la Seguridad Social apruebe una Incapacidad Permanente Absoluta (que es la que da derecho al 100%), el Parkinson debe estar bastante avanzado. Generalmente, hablamos del estadio 3 de la escala Hoehn-Yahr, cuando ya se nota una disfunción moderada y el reflejo postural está alterado. En algunos casos excepcionales, incluso el estadio 2.5 puede ser suficiente, siempre que se acrediten otros problemas añadidos que agraven la situación.
Si la enfermedad avanza hasta el estadio 4, el panorama es mucho más serio. La persona puede necesitar ayuda para caminar o incluso para mantenerse en pie. En estos casos, se puede reconocer la Gran Invalidez, que añade un complemento económico porque la persona requiere de asistencia para las tareas más básicas: vestirse, comer o desplazarse.
Cómo se valora el grado de discapacidad
No basta con tener el diagnóstico. La valoración del Parkinson también se hace en función de cómo afecta a la movilidad, al equilibrio o al uso de las extremidades. Esto se traduce en un porcentaje de discapacidad que influye directamente en la resolución.
- Bipedestación y marcha: el grado de discapacidad oscila entre el 1% y el 65%, dependiendo de si la persona puede mantenerse en pie o caminar por sí sola.
- Una extremidad superior: se valora del 1% al 49%, según la capacidad para tareas básicas como agarrar objetos o asearse.
- Dos extremidades superiores: el rango llega al 75%, ya que la pérdida de funcionalidad de ambos brazos supone una dependencia mayor.
Estos datos, junto con los informes médicos, son la base para solicitar la pensión.
El tribunal médico que se debe pasar
Aunque el Parkinson esté claramente diagnosticado, hemos de ser conscientes siempre de que la última palabra la tiene el tribunal médico de la Seguridad Social. Son ellos quienes revisan la historia clínica, los informes y, en muchos casos, citan al paciente para una valoración en persona. Este paso es crucial porque la concesión de la pensión depende de su dictamen.
El tribunal no sólo mira el estadio de la enfermedad, sino también cómo afecta a la vida diaria y si el afectado puede desempeñar alguna profesión. Cuanta más documentación médica se aporte y más claro sea el deterioro funcional, mayores son las posibilidades de obtener una incapacidad absoluta con el 100% de la pensión.
En conclusión, cuando aparece una enfermedad tan grave como el Parkinson, el día a día se complica hasta límites que pocas veces se ven desde fuera. Dejar de trabajar no es una elección, sino una consecuencia directa de la enfermedad. Por este motivo, la pensión de incapacidad permanente no es sólo una ayuda, sino un derecho económico que casi siempre va a servir para cubrir tratamientos, adaptaciones en el hogar y otros gastos.