El secreto mejor guardado de Galicia
Galicia, ese enclave verde que nos viene a todos a la cabeza cuando pensamos en ese territorio, no fue siempre Galicia. Durante muchos años (concretamente durante la época griega), uno de los principales destinos turísticos de España fue conocido como kalekói, un nombre con el que se denominaba a la zona noroccidental de la península ibérica (una zona más amplia que la actual Galicia). Este topónimo, que tiene como origen los pobladores celtas, evolucionó a Gallaecia durante la época romana. Siglos más adelante, concretamente entre los siglos V y XV, el territorio se constituyó como reino independiente, con el nombre de Reyno de Galicia.
La actual Galicia, con más de dos mil años de historia, alberga más allá de una riqueza cultural y gastronómica digna de admirar, también paisajes envidiables. Secretos ocultos que a veces se esconden entre sus montañas. Y es que la tierra de las meigas es un territorio especial. Destaca el contraste entre el relieve costero y el del interior y la morfología entre las llanuras elevadas septentrionales y las sierras y depresiones meridionales.
Es relevante también su costa, que alcanza los 1.500 kilómetros y se caracteriza por la presencia de las rías. Un conjunto de enclaves que sitúan a este territorio como uno de los espacios ambientales más importantes de España.
La creación del Lago Meirama en el valle de As Encobras, Cerceda (A Coruña), una de las mayores actuaciones de rehabilitación ambiental realizadas en España, es el último secreto de Galicia, quizás el mejor guardado. El proyecto consistente en la transformación de la antigua mina de lignito a cielo abierto en un lago artificial ha generado un gran espacio protegido de biodiversidad que supondrá un impulso al desarrollo económico y turístico de la zona.
La explotación de la mina de Meirama se inició en 1980 y concluyó en enero de 2008, tras un ininterrumpido periodo de explotación de 27 años suministrando lignito a la central térmica de Meirama, ubicada en un área anexa a la mina. Tras el cese de la actividad, Gas Natural Fenosa impulsó un proyecto de restauración de este enclave en el cual ha invertido 60 millones de euros. El proyecto ha supuesto la rehabilitación ambiental de una superficie de 1.000 hectáreas (ha), la creación de un lago artificial de 2,2 kilómetros de longitud y un kilómetro de anchura (171 ha) en el antiguo hueco de la mina, que se ha llenado con 150 hectómetros cúbicos de agua de gran calidad.
El Lago Meirama es además el primer lago artificial del mundo que podrá ser usado como reservorio de agua para una gran población sin tratamiento intensivo previo, en particular para el municipio de A Coruña y su área de influencia, gracias a la alta buena calidad de sus aguas.
“El lago se ha llenado básicamente con el agua procedente de riachuelos que se encuentra en la cabecera de la cuenca, por eso, aunque el llenado ha sido lento, la calidad del agua del lago es la misma que la de los ríos. Es una calidad excepcional”, apunta Jordi Delgado, profesor de la Universidad de A Coruña, que ha colaborado con la compañía energética en el estudio y control de la calidad del agua del lago.
Gracias a esa calidad excepcional —continúa Delgado—“Aguas de Galicia, entidad dependiente de la Xunta de Galicia, autorizó que el lago pudiera utilizarse como reserva para abastecer de agua potable la ciudad de A Coruña. Es un uso singular, único en el mundo y muy importante en la zona dado que la ciudad solo cuenta con un pequeño embalse, que no puede crecer, y que produce carencia de agua cuando hay situaciones de escasez de lluvia. Por lo tanto, tener esta reserva de agua tan cerca de la ciudad es una garantía de suministro y de calidad para el futuro”.
El proyecto de Meirama, más allá de la creación del lago, ha generado un espacio propicio para el desarrollo de la biodiversidad, en el que Gas Natural Fenosa ha plantado más de 450.000 árboles y donde 839 especies vegetales y animales han sido identificadas, algunas de ellas de especial valor de conservación.
Todas las especies animales, y buena parte de las vegetales, han repoblado la zona de forma natural, sin que haya mediado la acción humana. Han encontrado en el Lago de Meirama un hábitat tranquilo y protegido. La conservación de este espacio natural que se está regenerando, propiciará la presencia de especies de mayor valor de conservación, que harán de este hábitat un lugar propicio para el estudio y la divulgación de los valores naturales, contribuyendo al mismo tiempo a un desarrollo cultural y patrimonial de la zona en que se asienta.