Sánchez prohíbe a sus ministros hablar de “recesión”
Pedro Sánchez no quiere ni oír hablar de recesión. Tanto es así que, personalmente, ha prohibido a sus ministros pronunciar la palabra maldita. De este modo, en plena campaña electoral para el 28-A, no veremos a ningún miembro del Ejecutivo socialista hablar sobre "recesión".
Fuentes del Gobierno de Sánchez aseguran a OKDIARIO que el propio presidente se ha puesto en contacto con todos los miembros de su Ejecutivo para prohibir directamente formular la palabra recesión, pese a que hasta media docena de indicadores de la economía española advierten de ello.
Según los datos de la Secretaría General de Coyuntura y Previsiones Económicas, fechado a partir de fuentes diversas el 15 de marzo, la matriculación de vehículos, las exportaciones de bienes -en valor y en volumen-, las importaciones -en volumen-, el saldo comercial y la financiación del sector privado acumulan dos datos en negativo consecutivos, como muestra la imagen.
Junto a estos indicadores, otros dos apuntan a una posible recesión, descartada por el Gobierno: el Índice de Confianza Industrial y el Indicador de Confianza del Consumidor. Se trata de indicadores que suelen marcar el comportamiento del consumo nacional, clave hasta ahora ante la caída de las exportaciones.
Junto a estos datos, otros indicadores importantes han pasado a estar en negativo. Es el caso del consumo de energía eléctrica, que en febrero ha sido negativo, o la matriculación de vehículos de carga. Caen también, aunque están en positivo, la disponibilidad de bienes de consumo y de bienes de equipo.
Banco de España alerta
El propio Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha reconocido que en el área del euro se está produciendo una desaceleración mayor de la esperada, pero ha asegurado que ahora no ve riesgos de una recesión en esta región «ni mucho menos en España».
En una entrevista concedida a El País, Herández de Cos también ha hecho referencia a la situación política que vive España, y ha manifestado que su preocupación es que este hecho acabe ralentizando las decisiones de política económica que hay que tomar.
«Tenemos la sensación de que la fragmentación parlamentaria algún efecto ya ha tenido. No se ha reducido nada el déficit estructural en los últimos cuatro años», ha advertido el gobernador.
«Mi miedo es que la inestabilidad política impida los consensos necesarios para seguir haciendo reformas», ha añadido Fernández de Cos, que preguntado por la crisis financiera y bancaria que ha vivido España, ha asegurado que ante este hecho «es imposible que el supervisor quede inmune en su reputación».
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