Rosell (CEOE) alerta: eliminar la base máxima de cotización afectará a 1,4 millones de trabajadores
Los planes de Pedro Sánchez en materia laboral no se ven con buenos ojos desde la patronal de empresarios. El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, alerta de que la eliminación de la base máxima de cotización a la Seguridad Social afectará a 1,4 millones de trabajadores, a los que cree que habría que preguntar qué les parece una medida que repercutirá directamente en sus salarios.
El líder de los empresarios considera que todas las medidas propuestas por el Gobierno se pueden analizar, pero que el llamado destope de las cotizaciones supone un coste para las empresas y para los trabajadores que puede repercutir en el empleo, En una entrevista con Efe.
Actualmente, el tipo de cotización por contingencias comunes asciende al 28,3% (el 23,6% a cargo de la empresa y el 4,7% a cargo del trabajador) y la base máxima por la que se cotiza es de 3.803,7 euros.
De esta forma, eliminar la base máxima para que los trabajadores que ganan más de esa cantidad coticen por el 100% de su salario implicaría un incremento de su cotización que se les detraería de su salario bruto, calcula la CEOE.
Incremento de la pensión máxima
Rosell recuerda además que esa medida debería ir acompañada de un incremento de la pensión máxima y considera que lo más «sensato» es que Gobierno, agentes sociales y grupos parlamentarios se sienten para pactar medidas en el horizonte de diez años y no «parches» para los próximos dos años.
Respecto a la reforma del impuesto de sociedades avanzada por Hacienda y a la posible implantación de nuevas figuras tributarias, Rosell se muestra cauto y asegura que en materia impositiva España está en línea con la media europea, al tiempo que recuerda que los cambios podrían repercutir en los costes totales de las empresas, que cree que ya afrontan unos costes laborales elevados.
«Todos queremos pensiones, que sean buenas», dice Rosell, que se muestra convencido de que en el futuro se volverá a aplazar la edad de jubilación y habrá una mayor aportación del salario a la pensión.
Pacto salarial
Aumentar los ingresos de la Seguridad Social depende también de que mejoren los salarios, algo para lo que será fundamental el acuerdo salarial que la patronal firmó la semana pasada con los sindicatos y para el que las empresas han realizado «un esfuerzo importante».
El IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) 2018-2020 contempla un incremento salarial que podría alcanzar el 3% (un alza histórica en este acuerdo) y un salario mínimo en convenio de 14.000 euros anuales.
Para Rosell la subida pactada está en un «punto intermedio» respecto a la que pedían ambas partes y, aunque ha generado críticas internas dentro de la patronal, resalta que finalmente se ha aprobado por unanimidad.
Tras más de nueve meses de negociaciones, asegura que el acuerdo estuvo a punto de firmarse «varias veces» y niega que el cambio de Gobierno haya influido en los empresarios para agilizar la firma.
Economía sumergida
El AENC contiene una serie de puntos de consenso que ambas partes proponen al Ejecutivo para su regulación, como es el caso del «absentismo profesional», que la patronal considera parte de la economía sumergida y ve necesario combatir.
Rosell propone una «prueba piloto» en una provincia o sector, dando más armas a las mutuas a la hora de dar altas médicas, para ver si hay una reducción de costes y una mayor eficiencia, al tiempo que se «aprietan las clavijas (a los absentistas profesionales) para que no sigan riéndose del sistema».
«Con la economía sumergida estamos más que radicalmente en contra todos», dice Rosell, incluyendo dentro de ella «las malas artes, malos usos o el aprovechamiento» que han hecho de la ley algunas empresas multiservicios.
Reducción de jornada y salario
Otro de los puntos del AENC que la patronal quiere que salga adelante es la posibilidad de que en momentos de crisis las empresas apliquen reducciones de jornada y de salario, compensadas con un subsidio pagado por los servicios públicos de empleo, que no supondría el consumo del paro y a cambio del cual el trabajador se formaría.
Rosell se despedirá en diciembre de la Ejecutiva de la CEOE a la que llegó hace ocho años en medio de una crisis que destruyó 150.000 compañías derribando a otros tantos empresarios «que ya nunca lo volverán a ser» y que «cayeron con la hipoteca de su casa, avales y sin seguro por desempleo», para los que pide mecanismos de segundas o terceras oportunidades.
De su paso por la patronal, le gustaría ser recordado como «una persona honesta», que hizo una reestructuración necesaria, «huyendo de los eslóganes, apoyándose en trabajos fundamentados y tratando de poner en valor la figura del empresario».
Retos para su sucesor
Entre los asuntos que heredará el próximo presidente, subraya la necesidad de mejorar la imagen del empresario, que en los libros de texto aparece «como un señor gordo y con sombrero de copa» que es un explotador, pero que en realidad es «el del bar, la mercería, la gasolinera o la tienda de ultramarinos».
Ante el próximo proceso electoral, Rosell asegura que no hay bandos sino tranquilidad y considera «muy buena» la relación con el actual presidente de Cepyme, Antonio Garamendi, al que las quinielas sitúan como su sucesor.