El PIB caerá más tras las elecciones

El ritmo de la desaceleración económica es mayor del que pronostica Sánchez

Sánchez ha convocado elecciones generales ante la falta de apoyos para sacar adelante los Presupuestos y también porque la desaceleración económica es mayor que la de los informes del Ministerio de Economía.

El ritmo de la desaceleración económica es mayor del que pronostica Sánchez

El Gobierno es consciente de que prolongar la legislatura y gobernar por decreto supondría un grave riesgo político, ya que el próximo encuentro electoral se celebraría con la economía en serias dificultades. Para esta convocatoria, el Ejecutivo ha tenido en cuenta el calendario de las principales estadísticas económicas.

Curiosamente, el INE publicará el avance del PIB del primer trimestre de 2019 dos días después de la celebración de las elecciones. Y los indicadores avanzados que se conocen no son buenos, o mejor dicho, no son mejores que los datos anteriores. Así, en el cuarto trimestre de 2018, aunque la tasa intertrimestral del PIB se situó en el 0,7% y la anual en el 2,4%, se encendieron todas las alertas ante la caída del sector exterior y la ralentización de los principales componentes de la demanda interna: consumo e inversión. En todo caso, la demanda interna está aguantando artificialmente gracias “al bombeo del gasto público” ante las elecciones generales, autonómicas y locales, como señala Alicia Coronil, Directora del Departamento de Economía del Círculo de Empresarios.

Curiosamente, el INE publicará el avance del PIB del primer trimestre de 2019 dos días después de la celebración de las elecciones. Y la EPA irá a peor.

El equipo de Sánchez ha valorado también que los datos de la EPA, que se publicarán precisamente tres días antes del 28-A, no serán alarmantes porque la actual reforma laboral, que no se va a poder modificar ante la premura electoral, permite un cierto colchón estadístico del empleo anual (566.000, de ellos una cuarta parte son públicos). En todo caso, los datos no serán buenos  ya que la Semana Santa cae en abril. En el primer trimestre de 2018, con un crecimiento del PIB trimestral del 0,6% y anual del 2,8%, se destruyeron 124.000 empleos y el paro aumentó en 30.000 personas. Además, según datos del Ministerio de Trabajo, en los dos primeros meses de 2019 se han perdido 136.000 afiliados medios y el paro ha aumentado en 87.000 personas. Y, la contratación indefinida se ha estrellado.

Aunque algunas entidades financieras, que dependen del consumo, se han lanzado al optimismo prediciendo que la economía mantiene el ritmo de crecimiento trimestral y que en los primeros meses del año se podrían corregir los desequilibrios que se detectaron a finales de 2018, las alertas se mantienen ante el descenso del consumo, que representa más del 75% del PIB, y de la inversión en bienes de reposición.

El primer trimestre de cada ejercicio suele ser el más flojo de año, lo que evidencia que difícilmente vaya a mejorar la actividad sobre todo cuando la convocatoria electoral siempre retrasa decisiones de inversión y también de consumo. En cuanto a las exportaciones, ‘Brexit’ aparte, se mantienen los riesgos de la guerra comercial para las exportaciones. Ya han motivado, por ejemplo, que Alemania, primera economía europea y primer mercado exportador español, se haya salvado por una décima de caer en la recesión, mientras que Italia, cuarta economía y uno de los principales lugares de destino de nuestras exportaciones, ya la registra.

La letra pequeña del PIB del cuarto trimestre señala que la demanda nacional, el motor del crecimiento, creció sólo 0,4 puntos en ese periodo en tasa trimestral y 2,8 en tasa anual. Pero, hace un año, esos aumentos eran del 0,5 y del 4,4. Lo que evidencia que se está produciendo una desaceleración sostenida. Lo más llamativo es, sin embargo, la ralentización del consumo privado mientras que el público crece de forma espectacular (1,2% trimestral y 3% anual frente a la modesta subida del 0,3% y 2,6% respectivamente hace un año).

La mayor preocupación, como señala Coronil, es que el sector público está enmascarando la desacelaración real de la economía, y después de las elecciones habrá que hacer el ajuste preceptivo. Siguen creciendo las plantillas públicas, así como sus remuneraciones y los gastos corrientes, que dificultarán el cumplimiento del objetivo del déficit. En todo caso, el consumo final total de todos los agentes (privados y públicos) creció un 0,6% en este trimestre frente al 0,8% de hace un año y en tasa anual el ritmo es del 2,8% frente al 3,4% en el último trimestre del año anterior.

Lo último en Economía

Últimas noticias