Rebelión en Repsol: directivos critican a Brufau por no tener un plan B ante el desplome del petróleo

Imaz Brufau
El CEO de Repsol, Josu Jon Ímaz y el presidente, Antonio Brufau. (Foto: EFE)

Directivos y técnicos de la petrolera española Repsol están preocupados por la pasividad de la cúpula de la compañía a la hora de preparar un plan B que permita a la compañía afrontar el actual escenario bajista de los precios del crudo. Aunque el importe del barril de crudo Brent, la referencia en Europa, ha registrado un rebote en la sesión de este miércoles hasta volver a los 47 dólares por barril la agencia Reuters anticipaba hace unos días lo que es ya vox populi en el sector: que el oro negro “va camino de registrar la mayor depreciación semestral de los últimos 20 años”.

Ante este hecho el presidente de Repsol, Antonio Brufau, y su consejero delegado, Josu Jon Imaz, se ponen una venda en los ojos y avanzan que en 2018 la compañía modificará su plan estratégico para reducir las desinversiones adoptadas con motivo del crash registrado a finales de 2015 y principios de 2016, cuando se produjo un derrumbe de precios que estuvo a punto de llevarse a Repsol al abismo financiero.

Fuentes internas no oficiales de Repsol confirman que existe “sorpresa” y “preocupación” por la ausencia de una estrategia que evite a la compañía repetir los errores del pasado. De hecho, el propio Brufau dijo en la junta general de accionistas de la petrolera, celebrada el pasado mayo, que el importe del barril medio previsto para este año es de 57 dólares, cuando el mercado espera nuevas bajadas desde el actual nivel.

Es cierto que Repsol ha comunicado públicamente que su break even (punto a partir del cual genera beneficios) se logra con un precio superior a los 40 dólares por barril, pero en el seno de la compañía se cuestiona esta cifra, ya que no todas las líneas de negocio de la petrolera registran números positivos en este umbral de precios.

La causa fundamental de esta tendencia bajista es que la oferta de petróleo supera con creces la demanda. A pesar de las medidas de restricción pactadas por los países productores la realidad es que cada día aumenta el volumen de bombeo (incluso en el seno de la propia OPEP), impulsado también por las mejoras tecnológicas de las compañías norteamericanas que extraen el crudo mediante la fracturación hidráulica (fracking).

Repsol descarta un «escenario apocalíptico»

Los portavoces oficiales de Repsol descartan que sea necesario disponer de un plan B para asumir este reto e insisten en negar lo que consideran un “escenario apocalíptico”, basando su confianza en la evolución de la compañía en los organismos y analistas que descartan que el entorno bajista de precios se mantenga durante mucho tiempo, así como en la reciente revisión de la calificación crediticia de la compañía que ha realizado la agencia Moody´s. Para la cúpula de Repsol y su departamento de comunicación estimaciones como las de Fereidun Fesharaki, que auguran una caída de los precios hasta los 30 dólares por barril, son “economía ficción”.

Ejecutivos de Repsol se sorprenden también al ver cómo, los principales fondos de inversión en infraestructuras de todo el mundo afirman que lo que quieren es destinar capital en todo lo relacionado con el sector  energético verde, que es donde de verdad está el futuro, mientras que escuchan a su CEO, un político reconvertido y criticado dentro de la empresa, que toda la estrategia pase por hacer lobby a favor del mundo del petróleo y los combustibles fósiles.

¿Por qué no dedicamos más recursos a investigar en tecnología derivada de las nuevas fuentes energéticas? Es la pregunta mas repetida cuando presidencia maneja informes en los que se ve que los coches eléctricos son casi ya el presente, que el gran reto es conseguir baterías que duren más y que tener un vehículo en propiedad es cosa del pasado.

«No podemos esperar a 2020 hay que tomar decisiones ya»

Repsol carece de una opinión formada sobre lo que pasará en el futuro. Dicen los mandos intermedios que toda la obsesión de la cúpula es centrarse en el downstream y en el mercado del refino español que está cautivo, “pero esto puede ser un grave error que nos puede poner en serios aprietos antes de lo que cree el señor Brufau. No podemos esperar hasta el 2020 a que el panorama cambie, hay que tomar decisiones ya”, dicen las fuentes consultadas por OKDIARIO.

Por lo tanto el descontento es manifiesto entre directivos y altos cargos que, sin pertenecer al consejo de administración de Repsol, tienen responsabilidades en la compañía y así lo manifiestan a este diario: “parece que el presidente y el consejero delegado dan por concluidos los problemas financieros y pasan página confiando ciegamente en una recuperación de los precios que es muy posible que no se produzca, al menos en esta ocasión no podremos decir que no había señales que indicaban la existencia de un peligro”.

En la tarde del miércoles los futuros del petróleo Brent, la referencia en Europa, cotizaban al alza en un importe cercano a los 47 dólares por barril. Si se analiza su evolución semanal se comprueba que en los últimos días se ha producido un notable repunte, pero si compara con los datos de hace un mes se observa una gran caída desde los 52 dólares por barril de finales de mayo:

Petróleo
Cotización de los futuros de crudo Brent. Fuente: Bloomberg. (Pinchar para ampliar)

Es cierto que en el contexto actual el exceso de oferta no es la única variable a tener en cuenta para analizar la evolución de los precios. La decisión de los inversores de aumentar sus posiciones cortas (ganando dinero cuando se produce una caída del importe del barril) a niveles nunca vistos en 2011 también presionan a la baja sobre el mercado. En este caso es la profecía autocumplida: como los especuladores esperan que los precios se reduzcan destinan dinero a este objetivo y finalmente se produce.

Cuando estos inversores deshagan sus posiciones se producirá un rebote alcista en el mercado, como ha ocurrido en otras ocasiones, aunque el consenso de analistas considera que se tratará de un efecto a corto plazo que no variará el aspecto fundamental: que se produce más petróleo del que se consume. La OPEP ha anunciado que volverá a plantear recortes de producción, pero habrá que ver si se cumplen tras el pacto. Hasta ahora no ha sido así.

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