Análisis

El proteccionismo de Trump da alas a una recesión en EEUU que podría contagiar al mundo

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El presidente de EEUU, Donald Trump.

Inmersos en plena desaceleración económica, la economía de los Estados Unidos comienza a mostrar su lado más vulnerable. Tras una histórica, a la vez de épica, cosecha de años creciendo a tasas de crecimiento real muy elevadas, las últimas revisiones del PIB, recogidas tras la lectura del segundo trimestre del año, nos muestra un crecimiento a priori más apagado de los previsto. El dinamismo del que gozaba la economía norteamericana ha comenzado a moderarse, a la vez que, por otro lado, el balance de riesgos a nivel global sigue deteriorándose.

La guerra comercial, donde Estados Unidos representa el más puro epicentro de la misma, sigue sacudiendo con fuerza a la economía de los Estados Unidos, autolesionándose por las propias gestiones de su presidente.

Las tensiones comerciales, que no han dejado de sucederse entre Washington y Pekín, han acabado deteriorando uno de los principales motores de crecimiento de la economía mundial, provocando una lectura más que pesimista de la Organización Mundial del Comercio (OMC), así como de la OCDE.

Las transacciones comerciales entre los países, provocadas por un escenario globalizado, suponen uno de los principales agregados al PIB Mundial. Con una representación del 57% sobre el PIB mundial, el comercio internacional provocaba, con un crecimiento continuado e interanual, que la economía global, en su conjunto, prosperase al ritmo que lo hacían las exportaciones e importaciones. Unas exportaciones que, ante las tensiones comercial, han lastrado por completo el sector exterior, llevando hasta niveles recesivos a aquellas economías más expuestas por su grado de dependencia.

Casos como Alemania, donde el sector exterior posee un peso en su economía cercano al 80% del PIB, son ejemplo de cuan peligroso puede ser una política proteccionista en un país, así como los efectos adversos que puede generar en algunos países. En este caso, al sufrir una fuerte caída la demanda externa, paralizando por completo el volumen del comercio global, aquellas economías que poseen una mayor supeditación al mismo se han visto gravemente afectadas, lastrando el crecimiento de su economía y su desarrollo futuro si no se encuentra una solución factible.

Sin embargo, para Trump, en su ansiada manía de acabar con la supremacía de China y corregir los defaults de la balanza comercial, comenzó una política proteccionista contra China, con oleadas arancelarias en forma de impuestos, para frenar la presencia del producto chino en el país. Una oleada arancelaria que, derivando en una guerra comercial, ha acabado salpicando a los Estados Unidos y, por si fuera poco, deteriorando con mayor incisión la balanza comercial en el país. Una balanza que hace unos meses alcanzaba un récord histórico en materia de déficit.

Ahora bien, como indicábamos, aunque Estados Unidos tenía la confianza de que esto no iba a acabar salpicando a su economía, lo cierto es que, observando las lecturas de los PMIs, las revisiones del PIB, así como otros indicadores de salud económica, podemos observar como la desaceleración, sumada a la incertidumbre progresiva, ha dañado como era de esperar a la economía norteamericana. Una economía que comenzaba el año creciendo a ritmos del 3,1%, mientras que espera acabarlo dejándose prácticamente un punto porcentual entero.

A su vez, tampoco se esperan grandes cosas para 2020, donde las previsiones que publicaba esta semana la agencia de rating Fitch ponían de manifiesto una desaceleración que reducirá la tasa de crecimiento a un posible 1,7% para el próximo año.

En resumen, la reducción en las exportaciones, así como la reducción que ha sufrido la inversión privada, está provocando que el crecimiento en el país esté sufriendo esa pérdida de dinamismo. Los crecimientos, desacelerados por completo, están acabando con la producción industrial, así como otros sectores que están viendo una gran pérdida en lo que va de año. También los minoristas, que atraviesan una de las peores crisis de su historia. Situación que podría llevar al país a un comienzo de destrucción de empleo; justo en un momento donde la tasa marcaba máximos dentro de su tasa de pleno empleo.

Hace unas semanas, la Reserva Federal (Fed) ponía de manifiesto sus preocupaciones respecto a la economía e iniciaba otra rebaja de tipos de interés, dejando en el limbo la posibilidad de una tercera, si así lo precisaba la economía. Una rebaja de tipos con el fin de estimular una economía asfixiada y debilitada, impulsada levemente por el consumo en el país. Estímulo que para Trump tampoco ha sentado bien, pues esperaba que la rebaja fuera mayor. No obstante, con las gestiones cosechadas, la gente ha comenzado a dudar de un Presidente que prometía tasas de crecimiento al 3% y que, en lo paralelo, no se están cumpliendo.

Aunque la desaceleración económica no es culpa expresa de ningún mandatario, en el caso de Trump la cosa cambia. Ya notificó el FMI la situación del comercio global y el impacto de este en la economía mundial. Un comercio que, en parte -al margen de las razones que tenga el Presidente de los Estados unidos-, está siendo duramente castigado por Donald Trump, haciendo uso de una estrategia fallida de negociación; pues se está enmascarando un bloqueo comercial en palabras como negociación.

Por esta razón, Trump no es el más indicado para pronunciarse respecto a esto pues parte de lo que sufre Estados Unidos, así como el tortuoso escenario para la inversión, es consecuencia de políticas proteccionistas que el mismo impulsó.

En conclusión, la economía estadounidense, particularmente, no creo que vaya a llegar a entrar en una espiral que la lleve al debacle, aunque mientras la incertidumbre generada por la escalada proteccionista siga sacudiendo el comercio global y la economía mundial, estaremos ante una economía que no crecerá a los ritmos que su potencial le permite crecer.

Estamos ante un final de ciclo expansivo, tras atravesar largos periodos de bonanza y crecimiento. Sin embargo, aunque la desaceleración se justifique, la acentuación de la desaceleración viene precedida de unas políticas proteccionistas completamente fallidas; alentando, por otro lado, una recesión futura en el país.

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