Otro año negro para el automóvil: falta de suministro, más impuestos y retrasos en las ayudas
Desde que la crisis del coronavirus comenzó a dar sus primeros coletazos, el sector de la automoción no ha levantado cabeza. Lo que iba a ser el año de la recuperación de la confianza de los consumidores y de los niveles de matriculaciones previos a la pandemia se ha convertido en un autentica pesadilla para fabricantes y concesionarios. La falta de abastecimiento de piezas, el alza del impuesto de matriculación por la entrada en vigor de la normativa europea WLTP -durante los seis primeros meses del año- y los retrasos en las puesta en marcha de las ayudas del Gobierno de Pedro Sánchez han marcado un 2021 negro para la automoción, que va a cerrar el año con 960.000 ventas de coches.
Los primeros fabricantes en sufrir los efectos derivados de la falta de abastecimiento de piezas derivada de la crisis de los semiconductores fueron Volkswagen y Seat. Tanto la planta de Landaben como la de Matorell se vieron obligadas a parar sus líneas de producción por la escasez de piezas a principios de 2021 y lo que apuntaba a un pequeño problema de logística se convirtió en un colapso total de la cadena mundial de suministro. Renault Valladolid, Ford Almusafes, Stellantis Zaragoza, Mercedes Vitoria o Iveco Madrid se sumaron en el segundo semestre del año.
En la actualidad, prácticamente el 100% de la factorías españolas tiene abierto un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) por causas productivas y organizativas para hacer frente a los ‘cuellos de botella’ derivados de la falta de suministro de piezas. Un problema que ya afecta a los proveedores del sector que se han lanzado a hacer reestructuraciones en las plantillas por falta de pedidos. Una situación que se podría alargarse más allá de la segunda mitad de 2022 y para lo que los fabricantes se preparan con reducciones de producción en comparación con las previsiones de los años anteriores -este es el caso de Volkswagen Navarra-.
Retraso de las ayudas
En un gran acto en Moncloa con la presencia de sindicatos y patronales en julio, así anuncio el presidente del Gobierno Pedro Sánchez la puesta en marcha del Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) del vehículo eléctrico y conectado. Unas ayudas de 3.000 millones de euros de maná europeo que aún no se pueden solicitar y que sólo están aprobadas con las bases encima de la mesa.
Unos retrasos que parecen no tener fin. Rodrigo Sanz de Euro-Funding ha explicado en conversaciones con este diario que «la creación de una ventanilla única de solicitud para del PERTE del vehículo eléctrico y conectado se va a retrasar hasta bien entrado el mes de abril, lo que provocará que las empresas no puedan presentar los proyectos hasta el cuarto trimestre del año».
«Unas ayudas que van a impulsar al sector de la automoción para hacer realidad la transición del vehículo de combustión al eléctrico, aunque desde la administración tendrán que hacer un esfuerzo extra para bajar la edad del parque móvil que ha cerrado 2021 por encima de los 13 años», avisa Sanz.
Sablazo fiscal al automóvil
El año 2021 empezó con un aumento de los impuesto para la automoción por la entrada en vigor de la normativa europea WLTP -tras dos años de moratoria- en uno de los peores momentos para el sector con una caída de las unidades matriculadas de más del 32%. Un sablazo fiscal, orquestado desde el Ministerio de Transición Ecológica por su obsesión por eliminar de un plumazo los coches de combustión, que encareció el precio de los coches entre 800 y 1.000 euros.
No obstante, en junio de 2021 varios partidos consiguieron en el Senado neutralizar el alza del impuesto de matriculación hasta 2022 para impulsar la demanda gravemente afectada por los efectos derivados de la crisis del coronavirus y la falta de confianza de los consumidores -pero sólo durante seis meses-. Un aumento de las cargas fiscales que robarán la matriculación de hasta 100.000 coches.
No obstante, los retrasos en las entregas de los coches de hasta 9 meses por los parones en las líneas de producción de las factorías y la escasez de stock en los concesionarios por falta de abastecimiento de piezas provocará que 250.000 compradores sufran los efectos del alza del impuesto de matriculación pese a comprar el vehículo en el segundo semestre del año.
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