Los Oscar tienen un impacto en Los Ángeles de 70 millones de dólares
En Hollywood siempre hay poderío, mucho poderío. Esta noche se celebra la gala de los Premios Oscar 2017 en el Dolby Theatre de Hollywood, en Los Ángeles (California, EE UU) y tendrá un impacto sobre la economía local de 70 millones de dólares. Si algo caracteriza a esta celebración es el poderío, solamente en alquiler de limusinas se gastan 2 millones de dólares y las productoras de cine se gastan hasta 6 millones de euros en fiestas.
Mientras nosotros en casa comentamos la alfombra roja en casa o hacemos nuestras apuestas sobre si La La Land logrará ganar todas las estatuillas, los dólares campan a sus anchas en Los Ángeles y tendrán un impacto en el estado norteamericano de, nada más y nada menos, que 70 millones de dólares. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que es la encargada de organizar estos premios anuales de cine conocidos mundialmente como “los Oscar”, tiene un presupuesto de 30 millones de dólares para poner en pie la gala más comentada y patrocinada del planeta. Solo para la cena de todos los nominados en esta 89ª edición de los Oscar hay un presupuesto de 150.000 dólares y solamente el show que se verá en sus pantallas tendrá un coste de 17 millones de dólares, “se lleva la mitad del presupuesto”, explica Javier Flores, analista de Asinver.
Según datos de la propia Academia, en 2015 se destinaron casi 39 millones de dólares para la gala de ese año, tanto los eventos pre-Oscar como la celebración en sí donde habrá un total de 683 personas. La alfombra roja por la que Angelina Jolie sacar la pierna por sus vestidos, así como su instalación, tiene un coste de alrededor de 27.000 euros.
2 millones de dólares en limusinas
Cabe destacar también que cada una de las estatuillas doradas que se llevan a casa los ganadores cuestan alrededor de 400 dólares, hay previstas 50 unidades para esta noche por las que se han pagado 20.000 dólares. La producción de estos premios se hace en una fábrica de Chicago llamada R.S Owens, allí se fabrican desde el año 1982 y se necesitan 40 horas de trabajo preciso para que estén listas para ser entregadas. R.S Owens es la única firma en EEUU que se dedica a la producción de trofeos y luchan por mantener a flote su negocio que en 2008 tuvo que despedir a un tercio de su plantilla. Pero, sin duda, la historia de la factoría de Chicago merece un capítulo aparte.
Eso sí, si algún día alguno de los afortunados anda corto de ‘cash’ y tiene tentaciones de venderla en Wallapop que sepa que no podrá vender su Oscar. Un contrato les prohíbe hacerlo sin antes ofrecérsela a la Academia por 1 dólar, ¿teniendo 30 millones de presupuesto para una fiesta de una noche no va a tener 1 dólar? Por cierto, que los ganadores, además del reconocimiento por su trabajo, se llevan una bolsa de regalos valorada en más de 200.000 dólares, un dispendio que no sale de las arcas de la Academia, sino de la de las empresas privadas.
Sería un error pensar que solamente la producción de la celebración del cine será la que genere ingresos para California. En limusinas hay un gasto de 2 millones de dólares, la misma cifra que gastarán las invitadas en vestuario, maquillaje y peluquería. Los actores y actrices gastan una media de 68.000 dólares para llegar como pinceles a la alfombra roja. Los grandes nombres del celuloide llevan vestidos de las marcas de moda más prestigiosas del mundo como Dior, Chanel, Prada o Valentino y llevan joyas de las principales firmas de lujo, aunque eso sí, todo prestado. Bien saben en la industria textil lo que vende que Emma Stone, una de las favoritas de este año, lleve una de las creaciones de una casa de moda. La publicidad es incalculable.
Cada estatuilla cuesta 400 dólares
Y no hay que desmerecer a los actores y actrices que no están en el ‘top’ sino que son intérpretes que, por ejemplo, pueden llevar algún tiempo fuera de la circulación de la industria. Ellos, que también quieren llegar fantásticos a los Oscar, recurren a empresas que les ponen todo el look por aproximadamente unos 600 dólares. Económico, económico… no sale, ciertamente, pero nunca se sabe quién puede verte, pensarán.
Además, comenta Flores hay que contar con “el impacto local no inmediato”, es decir, hay que tener en cuenta que muchos de los visitantes que van a los Oscar se quedan más días después de la gala para visitar la ciudad. “Una presencia de turistas que se convierte en generación de riqueza para Los Ángeles”, aclara el analista. Razón no le falta a Flores, todos los invitados que llegan proceden de 60 países diferentes.
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