Operación corporativa

La OPA sobre Grifols se tambalea: la banca sólo presta a Brookfield el 50% del valor de las acciones

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Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La gran banca española no sólo se muestra reacia a financiar la OPA anunciada por el fondo Brookfield sobre Grifols, como adelantó OKDIARIO, sino que las entidades que lo hagan sólo están dispuestas a prestarle el 50% del valor de las acciones de la compañía que adquiera en la operación, según fuentes del sector.

Este medio informó el viernes de que CaixaBank y Banco Sabadell no quieren entrar en la financiación de la OPA y que Banco Santander lo hará con el menor importe posible y que intentará repartir el crédito entre otras entidades.

Pero además, los bancos que finalmente entren impondrán un fuerte descuento (haircut) que están negociando con Brookfield. Inicialmente, la banca lo ha situado en el 50% del valor de Grifols y, aunque podría ceder un poco, no está dispuesta a pasar del 40% (es decir, no le prestarían más del 60% del valor de las acciones).

Esto significa que Brookfield tendría que poner garantías adicionales -otras compañías o activos que tenga en cartera- para conseguir elevar ese porcentaje de financiación. O bien tendría que buscar otras vías para conseguir el dinero necesario, como recurrir a grandes bancos de inversión estadounidenses o a hedge funds.

Según las fuentes, la banca «no se fía de la situación de Grifols y creen que es muy arriesgado financiar la OPA con la única garantía de sus acciones, que pueden sufrir nuevos desplomes en el futuro» como el sufrido tras los diferentes informes de Gotham City.

Tras la subida del viernes en respuesta a sus resultados trimestrales (+4,36% hasta 11,13 euros), Grifols vale 7.560 millones de euros en Bolsa. A esa cifra habría que restarle el 30% aproximadamente que posee la familia fundadora, lo que la dejaría en unos 5.300 millones, pero se supone que Brookfield tendría que pagar una prima sobre ese precio para asegurarse el éxito de la OPA de exclusión.

Además, la operación exige una refinanciación de parte de la fuerte deuda de la compañía, que también debe obtener Brookfield de la banca. En total, se estima que el crédito total requerido para ambas operaciones rondaría los 9.500 millones.

Más obstáculos

La financiación es un obstáculo más -y de los más importantes- dentro de los múltiples contratiempos que afronta la OPA. Por un lado, sigue sin concluir la due diligence (revisión en profundidad de las cuentas) que inició Brookfield en julio y en el curso de la cual ha encontrado «cosas raras» en la contabilidad de su filial en China.

Es más, la semana pasada pidió a la empresa información sobre las relaciones entre Grifols y Scranton, precisamente el centro de las críticas de Gotham y que Brookfield tendrá que deshacer si finalmente se hace con el control de la compañía catalana, con el coste correspondiente.

Además, el fondo canadiense también está teniendo grandes dificultades para encontrar otros inversores dispuestos a acompañarle en la aventura, como adelantó también OKDIARIO, a pesar de haber contactado con múltiples fondos soberanos (como el de Qatar, que rechazó la invitación), de pensiones o de infraestructuras.

En vista de estas dificultades, Brookfield está intentando otra vía para rebajar el coste de la operación: pagar menos por las acciones de tipo B (que no tienen derechos políticos y cobran más dividendo) que por las de clase A (las acciones normales).

Brookfield puede condicionar la oferta a que los accionistas aprueben una modificación de los estatutos sociales que es necesaria para poder aplicar esa rebaja. Eso supondría poner a los accionistas en la disyuntiva entre aceptar el descuento o quedarse directamente sin OPA y, en consecuencia, sin posibilidad de vender sus acciones, que han sufrido un durísimo castigo en Bolsa este año, como es bien sabido.

Pero tampoco es fácil que salga adelante esa jugada, según las fuentes: «Podrían plantearlo, pero tienen que ser justos con los accionistas; de lo contrario, la operación fracasará y habrá repercusiones. Como mucho, pueden plantear un descuento justo, digamos del 5% respecto a las acciones A. Si plantean un 15% o un 20%, no hay nada que hablar».

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